Octavo comunicado conjunto: Justicia popular al genocidio oligarca

Octavo comunicado conjunto MIR y FPMR

JUSTICIA POPULAR AL GENOCIDIO OLIGARCA

1. Un año más desde aquel terrorista ataque aéreo con bombas fascistas para hacer frente a un pequeño contingente de combatientes que acompañaban al presidente Allende en su última batalla defendiendo el proceso democrático-popular conquistado por las urnas apenas tres años antes.

Este ataque organizado y dirigido por el Estado imperial gringo y ejecutado por la oligarquía civil-militar chilena, incluidos los mismos patrones camioneros que hoy piden guillotina para el pueblo mapuche en lucha, fue el inicio de una contraofensiva general en el continente para frenar los avances de las luchas sociales y revolucionarias del pueblo y los trabajadores del campo y la ciudad.

En Chile la resistencia popular pos golpe militar no tuvo la fuerza y organización requeridas para las necesidades combativas milicianas y militares que el momento histórico exigía, que sumado a la bestial maquinaria represiva y asesina de las fuerzas armadas, resultó en miles de bajas de luchadores populares en el primer año del genocidio dictatorial.

Pasaría casi una década para que el pueblo reorganizara sus diezmadas fuerzas insurgentes e intentara ofensivas al calor de las luchas populares de comienzos de los 80.

Pero los esfuerzos combativos de la resistencia chocarían con la maquinaria estructural de guerra que el Estado chileno con su ejército prusiano había desarrollado por décadas y que ahora desplegaba en toda su magnitud.

A comienzos de los 80, el MIR sufriría golpes estratégicos y mortales en sus estructuras operativas de combate tanto en las ciudades como en el campo: la Fuerza Central (estructura nacional militar urbana), el Destacamento Toqui Lautaro en Neltume (estructura de guerrilla rural) y la masacre oligarca con la Operación Colombo que se tradujo en la ejecución terrorista y cobarde de 119 militantes de esta organización.

En medio de esta derrota militar mirista y con el auge de las protestas populares en los 80, surgiría una nueva organización armada en Chile: el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, FPMR, logrando con su accionar insurgente revertir en parte los golpes represivos del Estado terrorista chileno y retomando la iniciativa del combate popular .

Se construye rápidamente una capacidad operativa a nivel nacional que logró asestar múltiples golpes a las fuerzas dictatoriales. En conjunto con el Partido Comunista se articulan también importantes contingentes milicianos para las jornadas de protesta nacional, logrando golpear de buena manera los cimientos de la oligarquía chilena.

Las acciones insurgentes más representativas de esta etapa fueron la emboscada ejecutada contra Pinochet, el ingreso de armas por Carrizal y el secuestro político del coronel del ejército, Carlos Carreño, en septiembre del año 87.

Sin embargo, la pronta claudicación en la lucha armada por parte del PC chileno y sus acuerdos con las fuerzas políticas de la pequeña y gran burguesía nacional, permitieron que las fuerzas dictatoriales retomaran su ofensiva y aprovecharan la crisis política interna en el FPMR -que terminaría con la separación del PC-, para asestar también estratégicos y mortales golpes al rodriguismo: el asesinato de 12 destacados militantes en junio del 87, conocida como la matanza de Corpus Cristi y la caída (por traición) y vil asesinato de los comandantes José Miguel y Tamara en Los Queñes un año después, sería el inicio de una seguidilla de golpes que diezmaron a la organización a su más mínima expresión en el periodo de la transición de la dictadura militar a la democracia policial. En medio de esta frágil situación orgánica el Frente Autónomo realiza a comienzos de los 90 sus últimas acciones de justicia popular contra los esbirros y responsables de los crímenes de lesa humanidad, incluido el ajusticiamiento del coronel genocida Fontaine y el del senador nazi Jaime Guzmán.

2. El pacto oligarca-concertacionista marcó a comienzos de los 90 el inicio de la democracia policial, vendría una nueva ofensiva del Estado chileno en contra de las fuerzas populares y revolucionarias. Para este objetivo el gobierno de la Concertación invertiría millones de dólares y un nuevo pie de fuerza de todo tipo para fortalecer su institucionalidad represiva y contrainsurgente (leyes cumplido, acuerdo marco, entre otros) y su capacidad de inteligencia tanto analítica como operativa. De igual manera invierte otros muchos millones de dólares para rearmar -y mucho- a los pacos y a los ratis, mientras el gobierno concertacionista crea un nuevo y propio aparato de seguridad: la Oficina de Seguridad Pública.

La Oficina se fundó principalmente con la participación de militantes demócrata-cristianos, socialistas y comunistas, incorporando al poco andar a traidores miristas y rodriguistas, los que aceptaron ser parte de una estructura de este tipo, donde el "trabajo" consiste fundamentalmente en sapear a tus compañeros de lucha a cambio de protección y dinero; sin duda que no son más que miserables y traidores.

Algunos de ellos fueron ajusticiados como se lo merecían, como es el caso de Adgalín Valenzuela, quien fue parte del plan desde la oficina de seguridad para la detención de Mauricio Hérnandez (Ramiro) el año 92 en Curanilahue, luego de una reunión en donde otros miembros de la DN de ese entonces salieron ilesos, pues el objetivo de captura era Ramiro.

Luis Eduardo Arriagada, conocido como Bigote, quien estaba vinculado directamente en la muerte de los comandantes Raúl Pelegrin y Cecilia Magni, también fue ajusticiado, al igual que otro traidor más, el ex-mirista Domingo Sarmiento.

En nuestro país la Dina, CNI, Dipolcar, Bipe, Jipol, la ex Oficina y actual ANI funcionan bajo la moral de la misma canallada, comprando conciencias podridas y claudicantes entre las filas de las organizaciones revolucionarias para así concretar planes de exterminio y represión.

Hermanos(as) lautaristas -quienes durante una década intensa de audaces y valientes combates subversivos golpearon duro la que ellos llamaron la democracia cartucha-, miristas, rodriguistas, anarquistas, weichafes y dirigentes mapuche que hasta el día de hoy son y somos objetivo y presa de caza de esa estructura criminal de inteligencia estatal.

Ellos saben que a pesar de la crisis generada por la derrota política del socialismo y las organizaciones marxistas insurgentes, aún quedan contingentes clandestinos y en resistencia armada que no han podido aniquilar ni doblegar, por lo que los intentos de infiltración y cooptación, tanto para estos como para el movimiento popular antisistémico, son permanentes.

En estos días algunos de esos agentes-sapos andan haciendo campañas, apoyados por las fuerzas de la claudicación, para mostrarse como grandes revolucionarios y combatientes históricos mientras negocian bajo cuerda un arreglo que los deje inmunes, mintiendo descaradamente respecto a la historia de las organizaciones en que militaron.

3. Es innegable la profundidad estratégica de la derrota de las fuerzas revolucionarias en el marco de la derrota social y política del socialismo científico emanado de la teoría marxista.

Sobre esto podemos tener diferentes visiones y enfoques, pero más importante es comprender que nos enfrentamos a un reto histórico y generacional sin precedentes. La construcción o más bien el parto de un nuevo mundo igualitario y de absoluto respeto por la naturaleza es la tarea permanente de los destacamentos más concientes y consecuentes con la lucha libertaria. Bajo esta premisa debemos enfrentar el reto de refundar entre todos(as) una nueva cosmovisión del proyecto revolucionario y comunitario, así como de las estrategias de lucha y formas insurgentes organizativas para la misma.

Reorganizar las fuerzas de la resistencia indígena y popular en todas sus formas seguramente llevará más de una década en medio del accionar directo que la construcción de estas fuerzas insurgentes requieren como proceso y necesidad de los oprimidos en la lucha de clases.

El respeto absoluto por la madre tierra no es un eslogan o un mero decir neoecologista, sino esencia de una nueva cosmovisión que debemos asumir los luchadores sociales revolucionarios.

La resistencia tampoco es un eslogan o un "mero resistir", es en lo esencial la forma de vida más digna y consecuente que un ser humano puede escoger desde la trinchera de la lucha de los oprimidos y explotados.

Los imperios actuales y su maquinaria transnacional del saqueo y la guerra nos han llevado al extremo de la lucha por la sobrevivencia humana.

El drama social de la migración y el desplazamiento forzado que vemos a diario en estos días por los medios de comunicación es la muestra viva del sistema capitalista y sus miserias. Tragedia humana que es histórica en un mundo tan desigual y dominado por los imperios y sus oligarcas lacayos que hacen de la guerra y la pobreza el mejor negocio.

Arriesgar la vida de ancianos y niños para mendigar a los países ricos la posibilidad de mejores condiciones de vida no puede ser nunca una alternativa. La dignidad pisoteada y transformada en humillante esclavitud por la necesidad de sobrevivencia es un cáncer que mata en vida.

En nuestro continente este drama social lo vivimos desde hace mucho, partiendo por el desplazamiento forzado por la probreza y la guerra desde Centroamérica a EEUU. Esta tragedia de los pobres se hace más cruda con el narcotráfico y el paramilitarismo que obliga a pagar un alto costo monetario y la propia vida para cruzar desde México el muro de la vergüenza norteamericana.

Colombia es otro gran ejemplo del desplazamiento forzado por el capitalismo salvaje y su guerra genocida. 6 millones han tenido que emigrar durante estas últimas decadas, la gran mayoría a V enezuela, generando conflictos fronterizos como el actual, donde el gran perjudicado sigue siendo el pueblo pobre. El paramilitarismo fascista auspiciado por el clan Uribe y las mafias criminales de ambos países que usufructan del proceso bolivariano y sus beneficios sociales, como el alimento subsidiado y el combustible más barato del mundo (con 100 pesos chilenos se llena un estanque), transformando para las mafias el tráfico de gasolina y de alimentos más rentable que el tráfico de drogas.

Todo esto en medio de la profundización de la política neocolonial de los imperios (gringo y chino principalmente) por el saqueo de los recursos naturales y el despojo territorial en nuestro continente.

4. El neoextractivismo de las trasnacionales y el saqueo de todos los recursos naturales a gran escala -aliadas por el poder del dinero con todo tipo de gobiernos-, es nuestro principal enemigo mundial.

En nuestro continente las transnacionales mineras, forestales, energéticas, pesqueras y más, están haciendo lo mismo que los invasores españoles en su tiempo hicieron con su guerra genocida por el oro y la plata.

Millones de niños(as) de nuestros pueblos originarios murieron de sobreexplotación y esclavismo en las minas andinas del continente.

Hoy esa mano de obra masiva ha sido reemplazada por la tecnología de la gran maquinaria, dejando a su paso depredador ahora la muerte de millones de especies de nuestra naturaleza, siendo la principal víctima el agua. La gran minería se ha tragado ríos y lagos enteros. En nuestro país, el norte es la muestra viva de esa maquinaria mineral depredadora y salvaje. El sur Wallmapu el de la vorágine del despojo territorial y racista de las forestales.

Mientras el mar y sus especies depredados por la pesca de arrastre y la basura. Y la cordillera andina saqueada por las hidroeléctricas y mineras.

El poder del dinero del gran capital con sus megaempresas ha podido más que la voluntad moral y política de los gobiernos del continente para enfrentar soberanamente este flagelo de la humanidad y el planeta. La capacidad de maniobra, lobby y corrupción de las transnacionales hacia los Estados nacionales y sus gobiernos van ganando la batalla.

En Bolivia el capitalismo extractivo, con la presencia actual de una veintena de transnacionales en el territorio, hace que las contradicciones de clase vuelvan a su curso histórico y las protestas sociales comiencen su nuevo ciclo. En V enezuela el modelo extractivo de los hidrocarburos se ha profundizado y la riqueza material de su producto se ha transformado no sólo en el botín de las trasnacionales que hacen negocio con el Estado venezolano, sino también de sectores dentro del poder gobernante, siendo la corrupción el caballo de batalla más perverso de la influencia del capital en el proceso bolivariano.

Brasil, Ecuador, Uruguay y Argentina, que vienen un paso más atrás que los anteriores, ya se ven enfrentados a grandes movilizaciones cuyos orígenes son diversos, pero que en lo fundamental atacan el incumplimiento de los programas electorales, la corrupción institucional y descarada de los negocios del gran capital con las empresas privadas y el Estado. De los gobiernos de Chile, Perú, Colombia, Paraguay y México ni hablar: aliados serviles del imperio yanqui. En estos países los niveles de represión a las luchas sociales, indígenas y campesinas, con masacres incluidas, son elocuentes del verdadero carácter de sus regímenes "democráticos".

Los pueblos, sus organizaciones de clase y populares no pueden seguir esperando que desde el Estado y sus gobiernos se enfrente y se dé solución a la depredación de los recursos naturales y la vida toda. La lucha es y será por autonomía, territorio, libertad, paz, respeto y justicia fundidas en una sociedad humana y materialmente igualitaria: la que para nosotros es la Revolución Libertaria.

5. Con motivo de esta simbólica fecha del 11 de septiembre, queremos rendir una vez más el homenaje que se merecen todos los hombres y mujeres que dieron su vida defendiendo el proceso popular encabezado por Salvador Allende y a todos(as) quienes en la valiente lucha de la resistencia popular contra el genocidio de la dictadura oligarca-militar entregaron sus valiosísimas vidas por sus pares, su pueblo y sus sueños libertarios. A todos aquellos(as) cientos de miles que sufrieron la tortura, la cárcel y el exilio.

Los criminales de la guerra contra nuestro pueblo seguirán en la mira de quienes entendemos como acto de justicia el responder con todas las formas de lucha ante la barbarie criminal y fascista de los ricos.

Saludamos y hacemos nuevamente público el compromiso de nuestras organizaciones con la lucha por la libertad de todos(as) los prisioneros políticos del pueblo pobre chileno y del pueblo mapuche. Así también de los miles –sólo en Colombia son cerca de 20 mil de las FARC y el ELN– que en todo nuestro continente sufren la barbarie del terrorismo de Estado de la globalización.

Especial mención y homenaje a los detenidos desaparecidos, la muestra más brutal y miserable del espíritu del poder de los ricos.

Las matanzas de Lonquén, Paine, Mulchén, Liquiñe, Caravana de la muerte, Pisagua, Operación Colombo, Cóndor, Corpus Cristi y muchos más estarán siempre acompañando nuestra memoria viva y la lucha resistente que por más de 500 años los pueblos continentales venimos ejerciendo contra la dominación y explotación de los ricos.

¡¡Justicia popular a los genocidas y ricos del mundo!!
¡¡Construyendo fuerza y unidad continental, hasta vencer o morir!!
¡¡Sólo la lucha nos hace libres!!

Frente Patriótico Manuel Rodríguez
MIR-Ejército Guerrillero de los Pobres

Chile, 11 de septiembre de 2015