Señores y señoras miembros de base de las FF.AA de Colombia, de nuevo mi saludo respetuoso con vocación de Paz.
Quiero continuar mis reflexiones, consciente que es difícil que mis mensajes lleguen a la mayoría de ustedes; teniendo en cuenta la visión que desde las jerarquías pretenden inculcarles, ocultando gran parte de la información relacionada con ustedes, por lo menos queda el testimonio de la intención de diálogo. Digo pretenden, porque ustedes los agentes de policía y soldados rasos, son de extracción popular y antes de irse a los cuarteles tienen la posibilidad de observar el mundo, el país y la realidad del conflicto con una mirada crítica.
Una de las razones por las que la confrontación armada en Colombia se ha alargado por más de medio siglo, desde el surgimiento de las guerrillas colombianas en la década de los años 60 se debe a que los sacrificios de esa confrontación, los han vivido los humildes y si bien también ha tocado a los ricos, a ellos no los afecta de manera tan intensa; para varios de ellos tan solo sus ganancias y un poco su tranquilidad.
Lo que sí le preocupa bastante a la clase en el poder, es la imposibilidad de hacer de Colombia un país “competitivo” nombre con el que se denominan los países que aceptan las recetas del capital foráneo, mediante las cuales se entregan las riquezas nacionales a cambio de productos elaborados, en un negocio, donde los países pobres se especializan en perder y los ricos en ganar. Como lo planteó Eduardo Galeano.
Hay que agregar que en ese negocio quienes pierden son las gentes humildes de los países pobres, porque los ricos aumentan sus ganancias al convertir dichos negocios en beneficios personales.
Mientras esa es la situación de los ricos, la de los pobres es al contrario. En el caso de ustedes los soldados y policías los convierten en los guardianes de ese estado de cosas y a eso le llaman GUARDAR EL ORDEN.
De esa manera, los ricos se benefician y a ustedes los llevan al sacrificio de la guerra. Es por ello que si examinamos quienes han puesto los muertos, los heridos, los lisiados y desaparecidos en la confrontación, comprobaremos que todos son pobres, sean de las FF.AA, insurgencia o población.
Mientras tanto los ricos que ingresan a las FF.AA, lo hacen para conducir la guerra por la vía de cargos burocráticos, de esa manera no van a los Puestos de Mando en las llamadas Zonas de Orden Público y conducen la guerra desde confortables oficinas a través de pantallas, desde las grandes ciudades a donde no ha llegado aún el conflicto.
En esos cargos burocráticos administrativos es donde amasan jugosos capitales por compra y recepción de altos volúmenes de armamento y tecnología militar importada desde las potencias militares del mundo. En Colombina hay familias ricas que han escogido la carrera militar, no con sentido patriótico sino como lucrativo negocio.
Por todo lo anterior, a quienes más nos urge la paz, es a los pobres, incluidos todos los miembros de las FF.AA que son parte de la clase popular.
La actual estrategia del presidente Santos de “dialogar en medio de la confrontación”, es contraria a la paz, es fruto de un cálculo con beneficio político y como un negocio fabuloso para la clase en el poder porque los recursos económicos para la guerra en vez de disminuir han aumentado y buena parte va a los bolsillos de la pesada burocracia de las FF.AA.
Aún le falta mucho trecho a la clase en el poder para asumir una paz de sentido humanista, altruista y pensando en el bien de las mayorías; ese es uno de los principales escollos para la paz de Colombia y por ello es indispensable que la asuman las mayorías, incluidos los cientos de miles de mujeres y hombres miembros de las FF.AA. De esa forma será irreversible.