1.- Saludamos una vez más las luchas resistentes de nuestros pueblos del continente y el mundo, las que desde diversos territorios y realidades asumen múltiples formas para enfrentar al capitalismo con sus imperios y gobiernos de turno.
Millones de migrantes que huyen de las guerras genocidas del despojo -disfrazadas nuevamente de cruzada religiosa- son la expresión más nítida de la globalización de la maquinaria de guerra del gran capital, en uno de los negocios más lucrativos del "aparato de producción capitalista".
Luchas sociales y antisistémicas que se desarrollan en medio también de la crisis más profunda que nos ha tocado vivir a los revolucionarios todos(as) y que revienta con el desplome y derrota de la propuesta que hace ya más de un siglo atrás formulara la corriente revolucionaria marxista y sus diferentes expresiones hasta nuestros días. El socialismo como fase de transición al comunismo sin duda ha fracasado, o a lo menos hasta el día de hoy no ha resultado.
Se podría decir que el modelo ha sido mal implementado o cualquier argumento similar, pero en nuestra modesta opinión el modelo socialista en sí no es la fórmula, concretamente en su concepción "transitoria" hacia el comunismo y la de su coexistencia con el aparato de Estado como tal, expresión material de las concentraciones de poder en todas sus formas, represión y control social, burocracia, corrupción y parasitismo productivo.
Por ello afirmamos y reivindicamos la idea ácrata de que la lucha debe ser a la vez contra el Capital y el Estado, de manera que el camino a una sociedad igualitaria o comunista sea directa y sin transición alguna, no como las que el "socialismo real" nos ha mostrado desde la revolución bolchevique hasta la Cuba de hoy.
2.- Nosotros creemos que esta crisis terminal de la propuesta programática y sistémica de la izquierda como tal es irreversible y pone al centro de la lucha popular y revolucionaria la tarea vital de refundar nuestra cosmovisión y estrategia de lucha.
Lo que ha venido ocurriendo con los gobiernos progre-socialistas del continente son los coletazos de esta misma crisis en su versión de la era chavista. Podríamos decir que los que conquistaron el poder desde el discurso de la izquierda marxista tradicional y sus variantes más conservadoras y populistas, terminaron rápidamente absorbidos por el poder del Poder, siendo el económico el determinante y finalmente más codiciado por la nueva clase social gobernante.
La descomposición valórica que trae consigo toda derrota se ha hecho sentir fuerte en toda la izquierda en estas décadas, no sólo en la del poder del socialismo del siglo XXI. La descarada corrupción desde el Estado y el poder gobernante, no sólo terminan por deslegitimar aún más la propuesta socialista, sino que desde el punto de vista histórico de las luchas populares, generan un retroceso en la voluntad y conciencia de los pueblos, partiendo por la credibilidad y legitimidad respecto de la viabilidad de un proyecto libertario.
La historia nos muestra y enseña que son necesarios varias décadas para la reorganización de fuerzas y estrategias tras cada derrota, dependiendo de la intensidad del conflicto. Habrá que ver cuánto nos costará volver a ponernos en verdadero pie de lucha con las capacidades, legitimidad y propuestas que nos lleven a concretar la construcción de un nuevo mundo o, como decimos en el caso de nuestro sur profundo, de nuevos territorios autónomos y libertarios construidos en la alianza del pueblo pobre chileno-argentino y pueblos originarios.
El proceso refundacional cosmogónico y estratégico de la lucha y marcha resistente lo debemos hacer casi contra el tiempo, ya que la otra crisis, la del desarrollo y la modernidad capitalista -con su racionalidad depredadora y salvaje-, nos tiene sumergidos a la vez en la mayor crisis estructural del planeta en toda su historia cuyo natural desenlace será, si no hacemos algo antes, el colapso global y terminal del ecosistema y todas las especies de la tierra.
3.- Tenemos el desafío moral y material de luchar y resistir con todas las formas a nuestro alcance, reorganizando las fuerzas y proyectos libertarios que nos permitan buscar una salida a favor de los pueblos para terminar con la hegemonía absoluta y tiránica del poder de esta minoría oligarca-imperial que hoy domina y conquista todo lo que nuestro planeta agónico aún mantiene con vida.
La nuestra es la lucha contra el capital y el despojo; contra la minería, en todas sus formas, depredora y contaminante de las aguas; contra la pesca de arrastre, los buques factorías y las masacres de las especies del mar; contra la ocupación y depredación de las empresas forestales y sus fuerzas paramilitares; contra las empresas del negocio del agua, sus hidroeléctricas y derivados depredadores de la biodiversidad; contra el latifundio y sus cultivos transgénicos, asesinos de la semilla y lo que ello significa para la sobrevivencia alimenticia; contra las trasnacionales de la esclavitud moderna y sus mega-fábricas de producción industrial y manufacturera que someten a millones de trabajadores, ancianos y menores del "tercer mundo" a draconianas condiciones de trabajo y miserables sueldos.
Es la lucha contra el poder militar y policiaco en todas sus formas; contra los imperios que monopolizan el poder de las armas a gran escala y en todas sus variantes destructivas, incluida la nuclear; contra el poder militar que garantiza el neocolonialismo y neoextractivismo de los territorios y las riquezas naturales del planeta; contra las fuerzas militares y policiacas que reprimen a diario a nuestros pueblos y sus luchas sociales; contra los poderes que desde el Estado organizan sus redes de control, corrupción, burocracia y abusos sobre el conjunto de la sociedad; contra los mercaderes de la política y la voluntad popular, organizados en partidos políticos que responden a los intereses de los grandes grupos económicos tanto privados como del Estado: todo es una mercancía, un negocio.
4.- Más allá de la objetiva crisis del marxismo y el socialismo, nuestro llamado y convocatoria es a seguir resistiendo desde la profundidad de lo que significa esta derrota y el desarme político ideológico en que se encuentra la izquierda actualmente, pero a la vez y fundamentalmente desde la inmensa fuerza valórica y la experiencia colectiva que la lucha de nuestros pueblos, sus contingentes e individuos, ejercen desde siglos en la construcción de un mundo igualitario y en plena libertad.
Especial mención hacemos de la lucha revolucionaria y las negociaciones de paz en Colombia, donde el gobierno oligarca-financiero de Santos busca desesperadamente someter al pueblo insurgente a condiciones de paz que beneficiarían más los negocios que los problemas del propio pueblo. En los territorios insurgentes controlados por la guerrilla se encuentran inmensas riquezas naturales no explotadas y que el capital transnacional exige para la realización de sus ganancias en el país.
Al gobierno y las clases dominantes de Colombia no les interesa otra paz que no sea funcional a sus propios intereses económicos. La inversión extranjera, la política extractivista, la doctrina de seguridad del Estado y sus políticas militares y represivas derivadas no son, por ejemplo, tema de las negociaciones.
El chantaje del gobierno y la política de guerra total en contra del Ejército de Liberación Nacional (ELN) para que se sume incondicionalmente a los acuerdos alcanzados con las FARC, muestran las verdaderas intenciones que la oligarquía tiene en las negociaciones.
Nuestra opción seguirá siendo la solidaridad activa con la lucha insurgente del pueblo colombiano y sus organizaciones revolucionarias. Llamamos a todos los luchadores(as) del continente a solidarizar y apoyar la lucha que por más de medio siglo y de manera ininterrumpida y altamente consecuente ha venido dando el ELN, siendo éste el momento más duro para ellos en la guerra popular, cuyo parto quedara inmortalizado en la gesta guerrillera y libertaria del cura de los pobres, Camilo Torres Restrepo, caído en combate un febrero hace 50 años atrás.
Creemos absolutamente que se puede construir la paz y vivir en esa condición sublime de justicia social, sin embargo ello no ocurrirá con la mera firma de los actuales acuerdos puesto que ellos, en el fondo, no cuestionan en nada el perverso sistema de dominación capitalista. Basta ver en nuestro continente lo que ocurrió, por ejemplo, con los procesos de paz de El Salvador y Guatemala, países hoy con altísimos grados de violencia y pobreza social, mayores incluso que los existentes durante el conflicto armado.
5.- Saludamos en este mes a las trabajadoras y mujeres movilizadas por sus derechos, a la marcha de los insurgentes que siguen en pie de combate en nuestro continente y a esta nueva jornada popular en Chile en el Día del Joven Combatiente.
Llamamos a nuestros pares de sueños y luchas a asumir el reto del nuevo parto cosmogónico y de las estrategias de lucha. La derrota es la derrota y hay que saber asumirla como tal para seguir en el camino de la lucha, organizando y readecuando las fuerzas y proyectos que nos lleven a una victoria estratégica contra los poderes del capital, su poder represivo y su poder cultural enajenante.
Reconstruirnos y rearmarnos en todos los planos pasará por el esfuerzo colectivo más grande conocido y por entender que la victoria sólo será posible en la medida que las grandes mayorías populares asuman consciente y espiritualmente la radicalidad de la lucha contra el capital y el Estado.
La revolución libertaria será radical o no será nada. El modelo capitalista es inviable como solución de vida para las grandes mayorías del planeta. Un nuevo modelo de sociedad igualitaria deberá nacer de las cenizas del capitalismo. Las grandes urbes ya colapsaron y sin duda no son el camino; reconstruir los territorios será la gran primera tarea de la era pos capitalista y desde ahí la organización de las comunidades.
¡¡Revolucionarios libertarios en pie de lucha, desde la derrota a construir poder popular para la victoria!!
Frente Patriótico Manuel Rodríguez- Autónomo
MIR-Ejército Guerrillero de los Pobres