En mis tiempos libres veo películas, leo, y si la inspiración me asalta, escribo, aventuro versos que solo yo conozco. Ese combate con las palabras sin duda ensancha mi espíritu, pero sobre todo genera en mí una gran admiración por las personas capaces de crear, ya sea en el arte, las letras, las ciencias o la política. Creo que la creación es el mayor de los atributos humanos, gracias al cual dejamos huella perdurable en el mundo.
La historia nunca es lineal, no sólo sucede a saltos de gigante, sino que avanza dando giros realmente sorprendentes. Nuestro país se apresta a dejar atrás muchas décadas de guerra para consolidar la paz y nosotros sentimos la enorme responsabilidad de ser protagonistas de ello, un viraje que no sólo nos compromete a todas y todos, sino que despertará profundos cambios en las distorsionadas miradas elaboradas sobre nuestra lucha.
Vamos a requerir una gran creatividad, un agudo humanismo que al tiempo que nos acerque definitivamente a la no repetición de causas y efectos del conflicto, haga de Colombia una nación más equitativa. Dicha creatividad debe conmover e incluso devolver a los escépticos la credibilidad en la paz y justicia. Necesitamos del afecto para volver a tejer los lazos sociales rotos, para hacer esfumar odios y rencores, para dibujar sonrisas en todos los rostros.
Para ello debemos volver los ojos a la patria, reconocerla no sólo en su belleza y esplendor, sino también en la riqueza de su diversidad cultural. Ustedes, amigas y amigos artistas, doctores de la ciencia, académicos y maestros, son como la piel de la nación, resultan indispensables para la construcción de la paz. Ustedes recrean los hechos desde el arte, y Colombia hoy más que nunca, en muchas voces y en muchos lenguajes, necesita un nuevo relato de lo acontecido.
En esta hora, por fin, pese a las dificultades, brilla una luz en el túnel. La luz del Acuerdo Final de Paz, tras un largo trasegar en la Mesa de Conversaciones por nuestros conflictos sociales y políticos. Ese acuerdo sólo tendrá sentido si el país se lo apropia, si reconoce en él el producto de sus viejas demandas. Concretará reivindicaciones sociales y políticas que permitirán abrir las puertas a la verdadera democracia y a la aplazada justicia social.
Creemos que en el post acuerdo, al tiempo de la construcción de la paz en el territorio, el arte, la ciencia y la cultura jugarán un papel determinante. No serán días fáciles, pues los enemigos de la paz persisten en su obsesión violenta, nos lo advierten las cifras más recientes sobre muertes y amenazas. Además de la movilización social, requeriremos la movilización mental en el terreno de las ideas y las imágenes útiles, como decía Bertolt Brecht.
Corresponde a ustedes ayudar en la recuperación de la sensibilidad para la reconciliación y la paz, con verdad y justicia en el territorio. Su relato hará de la memoria un hecho vivo y con seguridad acortará el camino. La guerra y la violencia han despedazado lazos sociales, rehacerlos será mucho más que un trabajo social y político, abarca la cultura y el arte, debe posicionarse en el imaginario la idea de que otro país es posible.
Un país donde las divergencias políticas no se cobren con la vida, donde la oposición tenga un lugar y donde el derecho a la tierra sea una aspiración legítima compartida. Nuestro país tiene suficiente territorio, suficientes cultura y arte para sembrar alimentos y repartir el pan y la solidaridad, dos cosas que escasean. Educación y la cultura son cada día más difusas para los pobres y las familias de clase media. Es lo que tiene que cambiar con este proceso.
Cultura y el arte son identidad, pero también libertad. No puede imaginarse un país que desee salir de la guerra, penetrar en la verdad y crear justicia, sin contar con la ciencia, sin valorar la palabra de los poetas y escritores, sin las imágenes del cine y del teatro, sin la magia de las artes plásticas. Saludamos a los realizadores de la película EL ABRAZO DE LA SERPIENTE, sentimos orgullo de patria al ver a sus creadores llegar tan lejos.
Sabemos que muchos de ustedes han realizado acciones, eventos y encuentros innumerables por la paz. Hasta aquí llegan los ecos de sus pensamientos y de sus obras. Sepan que las valoramos altamente, que sabemos de qué modo sus esfuerzos han contribuido a agigantar la marea contra la guerra. Ustedes, cuando venga el post acuerdo, tendrán en sus mentes y en sus manos el poder para reproducir y diseminar más y más sujetos de paz.
Para terminar, quisiera destacar que en todos estos años de lucha, nuestra gente ha sobrellevado las largas y duras jornadas escuchando sus canciones, leyendo sus escritos, admirando su genio. Sus artes mueven a soñar un país mejor. Más temprano que tarde estaremos en los Territorios de Paz, y aspiramos a que esos lugares de nuestra geografía se conviertan en espacios para el conocimiento y la creación. Allí los esperaremos para fundirnos en un fuerte abrazo.
TIMOLEÓN JIMÉNEZ
Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP