Saludo a la II Escuela Nacional Juventud Rebelde

La Habana, Cuba, enero 22 de 2016, año de la paz

Las FARC-EP saludan con esperanza de paz a la Juventud Rebelde, que en medio de alegría y combatividad realiza su II Escuela Nacional de dirigentes

Con los vientos libérrimos que acarician la isla de Martí, el verde caimán con ojos de piedra y agua, las FARC-EP, saludan con esperanza de paz a la Juventud Rebelde que en medio de alegría y combatividad realiza su II Escuela Nacional de Dirigentes, aprestándose a enfrentar decisivas jornadas de lucha, convertida en la audaz y renovadora Generación de la Reconciliación de la Patria. Miles de jóvenes rebeldes también combaten con sus pechos desnudos en nuestras filas guerrilleras, por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo, compartiendo riesgos y sueños anhelando formar parte junto con ustedes, de la gesta de la Segunda y Definitiva Independencia.

Reconocemos en la resistencia juvenil de toda Nuestra América, la semilla de la lucha por la paz y el socialismo. En el barrio, el colegio, el cabildo, la vereda, el deporte, la universidad, los campos, la cultura y las calles, la juventud está llamada a ser fuerza determinante para la paz y para construir auténticamente una nueva forma de hacer política, una nueva cultura, un nuevo orden civilizatorio, distinto al del hambre, la opresión y la exclusión impuesto por el decadente sistema capitalista.

Sus reivindicaciones por la desmilitarización de la vida juvenil, la gratuidad y la calidad de la educación, el trabajo digno, el derecho al deporte y la recreación, la tierra y el territorio, el acceso a la cultura y a la tecnología, la equidad de género y la libertad sexual, son importantes tareas para la democratización efectiva del país y para construir la paz estable y duradera, anhelada por todo nuestro pueblo. En las FARC-EP no dudamos en elevar estas banderas que forman parte de nuestro proyecto político, 2hasta el mismísimo invisible pecho del cielo”, como diría el poeta de Temuco.

Colombia y su juventud se encuentran hoy en un proceso de transformación histórica signado por la posibilidad cierta de poner fin al componente armado del conflicto, para poder seguir con plenas garantías, la lucha por un nuevo gobierno democrático popular y por el socialismo. Las FARC-EP, no hemos venido a La Habana a arriar las banderas de lucha que con sangre y sacrificio nuestro pueblo ha hecho tremolar valerosamente. Estamos aquí en pos de una alternativa de convergencia ciudadana, que haga realidad la expansión de la democracia, la superación de la desigualdad y la miseria que azotan a las mayorías, construyendo las condiciones mínimas que permitan el ejercicio abierto de la política y los cambios sociales fundamentales.

En La Habana contando con el respaldo de los mejores hijos de la nación, dentro de los que sin duda Uds están a la vanguardia, se labra un nuevo país para la juventud. Hemos avanzado en 4 importantes acuerdos parciales que ya Uds conocen, pero quedan aún en discusión 2 puntos más de la Agenda, que requieren del más amplio debate y acompañamiento popular. Necesitamos para ello una juventud comprometida haciendo pedagogía de paz en sus comunidades y territorios, juntando pueblo, intentando romper el cerco mediático de desinformación, explicando los logros alcanzados en los acuerdos parciales y los aspectos todavía en debate, ya que son múltiples y complejos los asuntos por concertar para llegar al Acuerdo Final. Por ello saludamos su carta pública del 8 de abril, dirigida a los jefes negociadores de cada delegación, en que proponen establecer un espacio de diálogo con la Mesa de Conversaciones en aras de concretar su aporte en la construcción de la paz, solicitud a la que sin duda buscaremos dar curso.

Para acelerar la firma del Tratado de Paz y su implemetación, hemos construido una propuesta de Hoja de Ruta con pasos y periodos claros para avanzar hacia la terminación de la guerra, y hemos presentado una propuesta que reconozca sobre la base del Derecho Internacional Humanitario, todo lo pactado como Acuerdo Especial que tenga por sí mismo fuerza vinculante y forme parte de la Constitución Nacional.

Mientras tanto, desde la terquedad neoliberal se preparan más medidas de ajuste como las propuestas de reforma tributaria que cargan con más impuestos al pueblo llano, la expansión de programas excluyentes del derecho a la educación como “Ser Pilo Paga” o proyectos para la atracción de la inversión extranjera como la recientemente aprobada ley de ZIDRES. Esta ley en particular representa una afrenta contra los acuerdos de La Habana y contra lo pactado con las organizaciones campesinas.

Inevitablemente la agudización de la situación económica para las mayorías pone la calle y la protesta como escenario privilegiado para las masas populares. Allí es donde la rebeldía de la joven generación debe irrumpir con su alegría, irreverencia y combatividad para luchar por una Nueva Colombia, con toda la fuerza de la juventud, al lado de las amplias masas populares en las calles y carreteras, reclamando tierra, inversión social, más y mejor educación, trabajo digno para todos, servicios públicos, exigiendo la democratización de la tecnología, la cultura y la recreación, equidad de género, libertades plenas, entre tantas otras banderas más.

Es esta misma movilización social y participación ciudadana, la llamada a encontrarse con los desarrollos de la Mesa de Diálogo en un gran proceso constituyente que permita el tránsito hacia una verdadera paz estable y duradera. Es en la respuesta de movilización, en la que la juventud se destaca, donde debe tejerse un amplio e ingente movimiento por la ANC y un gran consenso nacional por los cambios que requiere el país para la paz. Es éste el camino inexorable para la democratización de la sociedad y ponerle fin al conflicto armado.

Frente a la culminación del proceso de paz, no cabe seguir recurriendo a medidas unilaterales, que luego se pretenden presentar como hechos cumplidos. Flaco servicio le presta a la celeridad y consolidación de los diálogos, la persistencia en iniciativas gubernamentales que como han demostrado el “plebiscito” y el caótico trámite del “Acto Legislativo”, no solo son unilaterales, sino que su solidez jurídica y política es tan precaria que terminan variándose en cada instante. Sobra decir que las infinitas modificaciones al proyecto del acto legislativo, versa sobre propuestas no acordadas en la mesa, y por ello no nos compromete para nada.

No estamos en conversaciones con el Estado, para que el destino de la paz sea decidido en las instancias del actual poder constituido. Difícilmente una lucha de décadas puede terminar siendo definida en un parlamento de espaldas al país. La Mesa de Diálogos existe para construir conjuntamente un acuerdo con el concurso efectivo del pueblo soberano. No puede haber equívocos: solo en el poder constituyente, en el poder creado del pueblo colombiano -del que es parte integral su juventud rebelde- que clama la paz, está la posibilidad de acabar con esta guerra. Esperamos que la juventud del campo y la ciudad, sea una fuerza entusiasta y decidida para confluir en esta gesta.

Las FARC-EP es enfática en plantear que únicamente a través de una Asamblea Nacional Constituyente, se podrá acrisolar un auténtico pacto de paz, con la participación de todo el pueblo colombiano y de sus movimientos sociales. Una Constituyente para la paz y los cambios sociales, no para refrendar los acuerdos que ya poseerían carácter de obligatorio cumplimiento al ser desarrollados como Acuerdo Especial.

Soñamos una Constituyente con la voz directa de la juventud y los estudiantes, de las mujeres, de los trabajadores, de los campesinos, indígenas y afrodescendientes. Una ANC que otorgue la garantía jurídica y política definitiva para los acuerdos, tan esforzadamente logrados con la lucha mancomunada de todos. Donde se puedan acordar los temas no resueltos en la Mesa de La Habana y definir los ajustes y reformas institucionales necesarias para la paz. Una Constituyente donde se reoriente todo el Estado en función de los derechos de los ciudadanos: la salud, la educación, la vivienda, la tierra, el agua potable, como requisitos para ejercer el derecho síntesis de la paz. Una Constituyente que permita la transformación integral del sistema electoral, sin clientelismo ni corruptelas, permitiendo así que las nuevas formas de hacer política y las nuevas generaciones tengan cabida en un país auténticamente democrático.

Con la alegría y la fuerza de la juventud, hagamos de 2016 el año de la paz, despertando el sueño de Bolívar para poder ser la generación de la segunda y definitiva independencia.

DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC-EP