Cuando los periodistas me preguntan, ¿por qué el ELN se dispuso a entrar a un proceso de paz? Les respondo, que haciendo honor a nuestro lema de estar “siempre junto al pueblo”, estamos escuchando las voces que desde la sociedad claman por la paz.
Es por eso que la Agenda de negociaciones anunciada el 30 de marzo, está dirigida a recoger tal clamor. Los tres primeros puntos van articulados. Del diseño e inicio de la participación, se pasa a la reflexión sobre la democracia colombiana y de ésta se concluye en cuáles serían los cambios básicos, que requiere este país para disfrutar de dignidad como pueblo y como nación; porque necesitamos de ambas, no de una sola.
Hecho el acuerdo de Agenda, la tarea ahora es desatar una amplia participación de las colombianas y colombianos en esta dinámica política, que es nueva, en la medida que logre llegar a la mayoría no organizada, que no se moviliza, que no es oída ni tenida en cuenta en las decisiones sobre el rumbo de este país. Y que se encuentra en este estado no por obra del azar, sino como resultado de las políticas del régimen dominante.
Este propósito movilizador es viable, en la medida que cuente con el compromiso consecuente de los sectores populares y democráticos organizados, de todos aquellos a quienes les duele la situación actual de Colombia y sean conscientes del histórico llamado, de que “sólo el pueblo salva al pueblo”. Son estos sectores los llamados a motivar y promover la participación, en contracorriente con la indiferencia y la incredulidad ante la posibilidad de que logremos hacer cambiar a este país.
La minoría que por décadas ha mandado en Colombia es reacia al cambio y solamente con la presión desde la sociedad la haremos mover, para que deje de considerar la voz de la sociedad, apenas como una “recomendación”, que no la obliga.
Es una verdad universal, que “valen más las expresiones de la democracia en la calle, que en el Parlamento”, porque es la fuerza del pueblo movilizado, la que vuelve vinculantes sus propuestas de cambio y la que hace que las clase dominantes lo tengan en cuenta, como sujeto indispensable, a la hora de tomar las decisiones que marcan el destino de Colombia.
Dentro de esta visión es que buscamos que la participación de la sociedad -en el desarrollo de la solución política del conflicto-, sea el corazón de este esfuerzo de diálogo y negociación. Para materializarlo vamos a requerir construir una amplísima red de organizaciones, que se constituya en una poderosa corriente de opinión democrática por el cambio, sustentada desde un referente amplio, donde confluyan y se sinteticen los intereses de las mayorías nacionales.
El punto Cuatro de la Agenda está destinado a garantizar los derechos de las víctimas del conflicto y para lograrlo, hay que empezar porque no haya más víctimas; propósito que se conecta con el punto Cinco, donde se plantea el objetivo de “erradicar la violencia de la política”, para que nunca más el régimen persiga a quienes piensan distinto y luchan por los cambios en Colombia.
En pocas palabras, estamos convocando a una gran batalla política por el cambio, la verdad y la justicia.
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* Mensaje de Pablo Beltrán, del Comando Central del Ejército de Liberación Nacional e integrante de la Delegación de Diálogo, para el libro “Metiéndole pueblo a la paz” - Para la participación de la sociedad en el proceso Gobierno-ELN; lanzado el Primero de junio en Bogotá.