La Habana, Cuba, sede de los Diálogos de paz, junio 27 de 2016
Compañeros y compañeras
CONPA
Marino Córdoba
Richard Moreno
Diana Martínez
CONPAZ
Rodrigo Castillo
PODER CIUDADANO
Johanna Caicedo
ASOMICHOCO
Ariel Quinto
CONAFRO
Héctor Carabalí
CHAO RACISMO
Ray Charrupí
ACADEMIA
Aiden Salgado
Mi pensamiento vuela
sobre el ala más fuerte
de esos vientos ruidosos del puerto,
y miro las naves dolorosas
donde acaso vinieron
los que pudieron ser nuestros abuelos.
—¡Padres de la raza morena!—
Contemplo en sus pupilas caminos de nostalgias,
rutas de dulzura,
temblores de cadena y rebelión.
¡Almas anchurosas y libres
vigorizaban los pechos y las manos cautivas!
Una doliente humanidad se refugiaba
en su música oscura de vibrátiles fibras...
—Anclados a su dolor anciano
iban cantando por la herida...—
¡Oigo galopar los vientos,
temblores de cadena y rebelión,
mientras yo —Jorge Artel—
galeote de un ansia suprema,
hundo remos de angustias en la noche!
Rememorando a Jorge Artel, las FARC-EP saludan la resistencia de siglos de las comunidades afro, raizales y palenqueras de Colombia, que hoy vienen a radicar en la Mesa de Conversaciones de La Habana su inconformidad por la opresión, la discriminación, el menosprecio y la incursión saqueadora y depredadora de multinacionales a sus territorios, con la esperanza de que sus reclamos sean escuchados.
Los cimarrones, los descendientes de Benkos Biohó, precursor de la libertad de los africanos esclavizados, los continuadores del insumiso rebelde de los palenques, están aquí; bienvenidos hermanos, reciban nuestro abrazo y nuestra cálida solidaridad con su anhelo de justicia.
Las comunidades afrodescendientes, victimizadas e ignoradas por el poder, que han soportado en su humanidad la furia de la violencia y el fuego de las causas que originaron el conflicto, tienen que tener voz y voto en la construcción de la paz y de los cambios.
Esperamos que por fin termine el racismo estructural del Estado
Cualquier cifra aproximada de las penurias sociales padecidas por esta población, resulta alarmante. Dice el PNUD en su informe de 2010 sobre el cumplimiento de los objetivos del Milenio, que solo el 30% de los afrocolombianos tienen acceso a agua potable, que sus ingresos son en promedio un 20% inferiores al de la media nacional. En el Chocó la pobreza es 6 veces más grande que en Bogotá y 2 de cada 3 habitantes está bajo esta línea, que les impide adquirir la canasta básica de bienes.
Los territorios afrodescendientes, raizales y palenqueros están en la mirada avariciosa de corporaciones transnacionales que solo buscan saquear los tesoros minerales y especies madereras que albergan sus espacios vitales, donde han vivido durante siglos.
La Anglo Gold Ashanti y Votorantil están al asecho mientras la Unidad Especial contra la Minería Ilegal se dedica a destruir las bateas e instrumentos de trabajo de los mineros artesanales afros en el Chocó. Siempre protestaremos por esta injusticia. En Nechí y Zaragoza (Antioquia), Mineros SA escarba con grandes dragas la tierra buscando el brillo del oro sin que a nadie de los de arriba importe el devastador impacto socio-ambiental que su ambición provoca. Son las grandes madereras las que devastan los bosques en el Pacífico colombiano, desequilibrando la armonía que por siglos han tenido las negritudes y pueblos indígenas con el medio ambiente. Son los megaproyectos hoteleros los que desplazan, hacinan y pretenden esconder al pueblo negro de Cartagena o desterrar a los habitantes históricos de la isla de Barú. Todo por negocio y por ganancias. No importan los seres humanos, los “Sucios negros” del poema del Haitiano Jacques Roumain:
Y bien aquí estamos:
nosotros
los negros
los niggers
los sucios negros
no aceptamos más
está claro
se acabó
ser en África
en América
sus negros
sus niggers
sus sucios negros
no aceptamos más
les extraña
decir: sí señó
lustrando sus botas
sípae
a los misioneros blancos
sí mi amo cosechando para ustedes
la caña de azúcar
el café
el algodón
el maní
en África
en América
como buenos negros
como pobres negros
como sucios negros
que éramos
que no seremos más
se acabó ya verán
nuestro yes Sir
sí blanco
sí Señor…
Buscando que los derechos de las comunidades afrodescendientes, sean reconocidos hemos presentado en la Mesa, iniciativas que buscan recoger las principales reivindicaciones del pueblo negro. En las 100 Propuestas Mínimas para la Reforma Rural Integral, exigimos el reconocimiento del derecho a la tierra y al territorio, su titulación colectiva, la validación y apoyo extraordinario a los planes de vida y a los planes de etnodesarrollo, y la constitucionalización de los territorios interétnicos e interculturales.
En el punto de Participación Política planteamos medidas extraordinarias para la superación de las desigualdades, la pobreza y la miseria en las regiones Caribe y Pacífica, las dos zonas de mayor población afrodescendiente en el país.
Los acuerdos de La Habana consagran dos principios que generan justicia: El de la universalidad de la aplicación, que hace que las comunidades y pobladores rurales, sean beneficiarios del conjunto de los puntos acordados. Y en segunda instancia, que como se menciona expresamente en lo firmado, ninguno de los aspectos definidos pueden ir en detrimento de los derechos adquiridos de los pueblos indígenas o comunidades negras.
Que sean los Consejos Comunitarios afros y las comunidades negras y palenqueras las que construyan las propuestas y dirijan la implementación de todo lo acordado en sus territorios: los conflictos de uso, la titulación de tierras, los planes de infraestructura y obras públicas, los planes especiales de salud y educación, la promoción a las formas de producción comunitaria, entre tantos otros temas. Para ello, la implementación de los acuerdos de paz definirá zonas priorizadas, en las que se concentrará inicialmente los programas y planes para la reforma rural integral, la sustitución integral de cultivos de uso ilícito, la ampliación de la participación política, las sanciones reparadoras de la Justicia Especial para la Paz, y la reparación de las víctimas. Estos territorios y sus habitantes se beneficiarán preferentemente de la inversión social que requiere la paz y del clima de reconciliación nacional.
Estas zonas no pueden ser otras que las que han padecido la guerra, los conflictos sociales y ambientales, y el abandono estatal. Dentro de ellas, sin duda estarán territorios donde hemos convivido los insurgentes y las comunidades afrodescendientes, que esperamos sean auténticos territorios de paz y de convivencia, con la participación de todos sus pobladores, donde se articulen los planes de etnodesarrollo con los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial definidos por los acuerdos.
Fueron los palenques, rochelas, cumbes y quilombos los primeros territorios liberados en el continente. Con el grito negro de Benkos Biohó y Bayano empezó la rebelión, y con el poder y la unidad de las comunidades afrodescendientes lograremos la paz que añora Colombia: la paz incluyente, de cambios sociales y reconciliación nacional.
El líder negro, fragmento del poema de Jorge Artel
El pueblo te quiere a ti,
Diego Luí,
el pueblo te quiere a ti!
Con too y que ere bien negro
ya lo blanco te respetan
porque dices la verdá,
y se quitan el sombrero
cuando te miran pasá…
Sabemos en esta tierra
cómo vales de verdá.
Tú eres ya nuestra bandera,
despué de ti, naidemá.
Tú ere el grito y la sangre
de lo que estamo abajo,
de lo que tenemo hambre
y no tenemo trabajo,
de lo que en la huelga sufren
la bayoneta calá,
de lo que en la eleccione
son lo que luchan má,
pa que despué lo jolviden,
y ni trabajo ni ná!
El pueblo te quiere a ti,
Diego Luí,
el pueblo te quiere a ti!