Las conversaciones de paz de La Habana han concluido con un Acuerdo Final que establece las bases de un futuro de Paz y reconciliación para Colombia.
Sesenta años de conflicto armado y de victimizaciones acumuladas, nos exigen pensar en la necesidad de acabar la vorágine de violencia que ha atrapado a los colombianos durante tanto tiempo. Es clamor nacional frenar el desangre entre hijos de una misma patria, detener las victimizaciones producidas por la negación de derechos políticos, económicos y sociales, acabar con la exclusión, y con todo aquello que no ha hecho posible vivir con dignidad y justicia social.
Ha llegado la hora en la que todos los involucrados en el conflicto, reconozcamos responsabilidades y nos comprometamos resueltamente a garantizar el nunca más, pensando en el presente y en las generaciones futuras, para que dentro de unos años vean en este Acuerdo de Paz, el punto de partida de una nueva Colombia con felicidad y prosperidad.
En esta perspectiva queremos reconocer, con sentimiento de humanidad y reconciliación que, en desenvolvimiento de conflicto, las FARC-EP también causamos un gran dolor con la retención de personas por razones económicas. Tal conducta, aunque siempre tuvo el propósito de sustentar las necesidades de la rebelión, terminó lacerando entornos familiares.
Transcurridos más de cuatro años de haber suspendido este tipo de procedimientos, reiteramos hoy ante el país nuestro compromiso de no repetición, y nuestro deseo de que dichas prácticas queden sepultadas para siempre, con la guerra que culmina.
Esperamos que esta sincera determinación de reconciliación, que no espera nada a cambio, motive en otros intervinientes en el conflicto, su disposición y compromiso con las víctimas y con la reconciliación nacional.
Siendo el perdón un asunto de la conciencia íntima, nos sumamos al sentimiento colectivo de contrición por el daño que pudiéramos haber causado, pensando siempre que la paz solo será posible si nos juntamos en un mismo sentimiento de patria.
Invitamos a todos los colombianos y colombianas a construir la paz cada día, en cada ciudad y en cada territorio del país, a trabajar mancomunadamente, para que el principio de la no violencia florezca en el comportamiento cotidiano.