En los primeros 6 meses de este año, las entidades financieras ganaron 7,8 billones de pesos, un 34,5 por ciento más que en el primer semestre de 2015.
En cambio, para la inmensa mayoría de los colombianos crece el desempleo y el costo de la vida; mientras el gobierno de Santos anuncia un nuevo aumento a los impuestos -el tercero durante su gobierno-, para cubrir el déficit fiscal que sufren las finanzas públicas.
Al gobierno no le alcanzan los dineros, no sólo por la baja recolección de impuestos, sino ante todo por los excesivos gastos de guerra, el pago de la deuda externa, la enorme burocracia y por la corrupción generalizada que corroe la estructura del Estado.
En junio de este año había 1.661.442 empleados públicos, de los cuales 480.864 son uniformados, 324.054 son docentes, 311.124 son burócratas del poder ejecutivo y 56.317 pertenecen a la rama judicial.
Por medio de la devaluación masiva del peso frente al dólar y de las altas tasas de interés, los mega bancos acreedores del gobierno duplicaron el valor de la deuda, con lo que se apropian de la mayor tajada de la riqueza, que produce Colombia. Es la ley de hierro del capitalismo neoliberal: apropiarse de la riqueza, no producirla.
Al tiempo se les desinfló la locomotora petrolera y minera, que le generó a los gobiernos de Uribe y Santos, una quinta parte de los ingresos para el presupuesto nacional; lo que produjo el “hueco fiscal”, que pretenden tapar con nuevos impuestos.
En las dos primeras reformas tributarias, Santos favoreció a los potentados económicos, con generosas rebajas de impuestos y gabelas tributarias, que generan gran parte de las crecientes utilidades del sector financiero.
Para rebajarle impuestos a los más ricos, los gobiernos de Uribe (2002-2010) y Santos (2010-2018) pidieron nuevos préstamos a los bancos. Así, la deuda externa del gobierno entre 2012 y 2016, saltó de representar el 20 al 42 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); y el endeudamiento total en el mismo periodo, pasó del 43 al 70 del PIB.
Una vez pase la coyuntura del plebiscito, que refrendará los acuerdos de La Habana, Santos impondrá su tercera alza de impuestos, con la que subirá el IVA del 16 al 19 por ciento, impactando la calidad de vida de la mayoría de los colombianos; a la vez que nivelará por lo bajo los impuestos a los más ricos, con la excusa de “atraer la inversión“.
Además de mayores impuestos, para tapar el “hueco fiscal”, Santos aspira a cubrirlo con mayores recortes al gasto social y más endeudamiento público, que deberá pagar tasas de interés más altas que las normales, porque es la forma como los banqueros se aseguran, ante economías con perspectivas negativas, como la colombiana.
Esta reforma tributaria la califican como estructural, porque persigue aumentar la cantidad de impuestados, cobrando por primera vez tributos a 2 millones de colombianos, que tienen ingresos superiores a tres salarios mínimos. De esta forma el régimen despoja riqueza a contribuyentes de ingresos bajos y medios, para pagar intereses a los banqueros súper ricos, que le prestan dinero al gobierno.
Está demostrado que burlando a quienes les rebajan impuestos, los más ricos no invierten sus ganancias en la economía real y en cambio la dedican a la especulación financiera legal e ilícita, como la que mantienen en los denominados Paraísos Fiscales.
La peor parte la carga la sociedad colombiana, quien sufre por el aumento de la desigualdad y la concentración de la riqueza; junto al desborde de los capitales especulativos, que hunden a la industria y la agricultura.
Hundida la economía, con bajas tasas de crecimiento, alta inflación y desempleo, déficit creciente en la balanza comercial y de pagos, abultado déficit fiscal, aumento de la deuda externa y de las tasas de interés; situación que llevó a la calificadora de riesgo Fitch, a rebajar el pronóstico de la economía colombiana, de estable a negativa.
Este es el modelo capitalista neoliberal que no brinda alternativas a los trabajadores ni a la sociedad, por lo que llamamos a desarrollar una sumatoria de fuerzas desde abajo, para que cambie este modelo fatal, y coloque la economía al servicio de la gente y en armonía con el Planeta.
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