1) La globalización no es sino la mayor socialización de la producción que el mundo vive. Implica más profunda y expansiva explotación y opresión de las naciones y pueblos por el imperialismo, principalmente en beneficio del imperialismo norteamericano.
2) La mayor socialización de la producción que somete cada vez más, a más de cientos de millones de personas al mismo proceso explotador, sigue madurando la realidad objetiva que incrementará su clamor por la transformación del orden imperante.
3) El imperialismo norteamericano no es sólo el gendarme sino principalmente y de nuevo ... el enemigo de los pueblos del mundo".
"Vislumbro la preocupación y hasta desconcierto derivados de la situación del mundo actual sobre todo de su perspectiva. Muy comprensible en un siglo tan trascendente, turbulento como complejo, de cambios extraordinarios, sorprendentes e incluso tan inesperados que a veces no atinamos a ver sus causas. Situación agravada por la inseguridad creciente del mundo, la novedad de procesos en ciernes, cuestionamiento a rajatabla de todo lo anterior en nombre de lo reciente, negación de las ideologías principalmente del marxismo, desenfreno de la agresión imperialista ... que se acentúan en estos años finiseculares obnubilando la mente y hasta haciendo perder la perspectiva. Pienso, sin embargo, que el optimismo es indispensable para poder ver con claridad el mundo real, conocer sus leyes y servir a transformarlo, y el optimismo se atienda por ende a nuestro alcance en la firme toma de posición por los intereses de la mayoría del pueblo."
"... ¿Cómo ver la Nueva Ola y sus perspectivas? Parto de, sólo conforme se desarrolle podrá conocerse y la conoceremos en cuanto participemos en ella y haciéndolo, sabremos cómo actuar y qué hacer. Sin embargo, considero ya muchas cuestiones pueden verse y dentro de mis limitaciones, algo podría decir acerca de tres puntos:
1) El imperialismo desenvuelve la globalización que ensancha su dominio explotador y opresivo en beneficio de Estados Unidos principalmente, agudizando en consecuencia contradicciones interimperialistas y más aún frente a la superpotencia hegemónica única. Pero, y es fundamental, la globalización implica en esencia la mayor socialización de la producción, madurando así la necesidad de transformar la sociedad. Y la globalización ha generado su primera gran crisis económica mundial desde 1997 que aún no cesa, golpeando principalmente al Sud-Este Asiático, Rusia y América Latina. Esta crisis es ejemplo de otras más graves que el fututo vivirá.
2) El mundo registra una desocupación creciente como nunca antes, obvio producto de la globalización y del neoliberalismo que asuela el orden. Estas cifras son sumamente expresivas, en 15 años, de 1979 a 1994, la desocupación en el Grupo de los 7 pasó de 13 a 24 millones de desocupados. En 1995 la desocupación en el mundo alcanzó a 120 millones de personas, de ellos 35 en los grandes países industrializados y de éstos, 18 millones en Europa. Mas, destaquemos el 71% del total de desocupados se da en las naciones oprimidas. Y resaltemos, la situación de dos potencias económicas europeas, Francia en enero de 1998 registró 3 millones 800 mil desocupados, esto es el 13% de su PEA, mas en junio del mismo año alcanzó 4 millones en desocupación. Alemania tampoco se rezaga: febrero de 1998 la cifra sin precedentes desde la II guerra mundial de 4 millones 800 mil desocupados, un 12,6% de su PEA, pero con tendencia a los 5 millones. Mas resáltese la desocupación y las siete plagas que la globalización desata sobre la clase y el pueblo engendra respuesta. La lucha de Paris en diciembre de 1995 es la más profunda de los últimos 30 años, a decir de Le Monde, y Francia ha demostrado el 98 grandes luchas de obreros y trabajadores contra la desocupación por salarios, reducción de jornadas, derechos sociales, servicios de salud, así como luchas estudiantiles por la educación y a mi entender verdaderos combates de jóvenes contra la represión policial que ante el asesinato de sus compañeros de lucha, con apoyo de sus padres, incendiaron decenas de automóviles en diversas ciudades, principalmente en Estrasburgo al finalizar los años 1997 y 1998. En Alemania, de lo poco que sabemos, grandes luchas obreras se libraron, así mismo el 98 como no se vieran en años. Y subrayamos, con ollas comunes de sopa de col, es decir, es la comida de quienes trabajan ya que para más no alcanzan los salarios miserables. Merecería considerar si estas luchas son económicas o políticas, más parecen lo segundo, al enarbolar reivindicaciones generales, necesidades comunes no de un grupo. En fin, estas luchas y deben haber similares en otras partes, tal por ejemplo la de los mineros y ferroviarios en Rusia y nuevamente la de los mineros en Rumania, demandan esmerada atención y vale señalar, la huelga, sigue siendo escuela forjadora de la clase. Similarmente importantes son los cambios de opinión; según Le Monde Diplomatique, encuesta sobre "Hoy la lucha de clases es cuestión del pasado. Empleadores y asalariados deben arreglárselas como socios" y "Es justo hablar de lucha de clases. Empleados y empleadores tienen en el fondo intereses totalmente incompatibles", arrojó los siguientes resultados entre ciudadanos de Alemania Federal en 1986: 58% optó por la primera y 25% por la segunda, pero en 1997 los resultados se invirtieron: 41% y 44% respectivamente. Mas en la ex-República Democrática Alemana también el 97 los resultados fueron: 58% partidarios de la lucha de clases y sólo 20% opuestos a ella. Estos cambios de opinión pública bien merecen reflexionarse.
3) La agresión imperialista, sobre todo norteamericana, se descarga desenfrenada sobre las naciones oprimidas. Y si bien la rebatiña por el dominio mundial sigue librándose principalmente a través de la economía imponiendo a rajatabla globalización y neoliberalismo mediante el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, más aún, al reventar la crisis como la crisis de la deuda del 82, la de México del 94, y la actual iniciada en 97 en el Sud-Este Asiático lo demuestran y nuestra América Latina es evidente prueba de los siniestros resultados que sobre el pueblo recaen con tal política. No es menos cierto que el imperialismo ahoga el espíritu nacional, trafica con el nacionalismo, atiza, promueve o deforma contiendas bélicas y obviamente apunta siempre contra la liberación nacional. Las complejas situaciones del Cabo Verde, Africa del Sur y Central, y los Balcanes ejemplifican lo dicho. Más aún y es central, el imperialismo bajo bastión de mando norteamericano desata agresiones o viejas contiendas entre potencias arrasando naciones enteras y perpetuando el genocidio en sus pueblos; mientras que pregonan con dichos y hechos la caducidad de la soberanía nacional, la integridad territorial y el derecho a la autodeterminación y más que nada, claro está, el derecho de los pueblos a transformar el mundo haciendo la revolución. En la década del 90, la guerra del Golfo que pretendió sojuzgar a Irak sin lograrlo, la desmembración de Yugoslavia sin doblegar a Serbia ni desaparecer totalmente la Federación Yugoslava, el genocidio en Ruanda y Burundi dentro de la contienda franco-norteamericana por el dominio de Africa y cuya continuación es la lucha en Zaire y hoy la brutal y genocida agresión contra Yugoslavia y medularmente contra Serbia, para citar algunos, demuestran palmariamente lo aquí dicho. Y destaquemos simplemente el ataque aéreo de la OTAN conducida por Estados Unidos es un estruendoso fracaso pues no consiguió arrodillar a Yugoslavia-Serbia en pocos días como planeó; el escalonamiento de la agresión imperialista maquina la extensión de la guerra a los Balcanes arriesgando una larga guerra regional en la propia Europa y un ámbito tradicionalmente tan conflictivo como riesgoso; las contradicciones de la OTAN se acrecentarán, especialmente las divergencias de Francia y endurecerán las posiciones de China y Rusia demandando terminar la agresión, complicando más a Rusia de pasar a ataque terrestre y más aún al ampliarse la guerra a diversos países Balcánicos, entre los cuales además Serbia es serio opositor al neoliberalismo. Sin embargo, las posiciones políticas de Yugoslavia y Serbia se fortalecen incluida la de Milosevich y si la base es su exitosa resistencia, clave es el apoyo que está logrando y se acrecentaría con la agresión terrestre, es sumamente expresivo ver cómo vuelven a desplegarse banderolas enarbolando de nuevo "¡Yanquis Go Home!" es que la agresión imperialista engendra la reacción nacional, y tantas y reiteradas agresiones recientes sumadas a su negro historial que pronto serán recordados, comienzan a desplegar una vez más el: El imperialismo norteamericano es el enemigo de todos los pueblos del mundo.
En síntesis, estos tres puntos generan en mí un pensamiento, y el viejo topo sigue hozando."