Compañeras y compañeros Presos políticos, Fraterno y solidario abrazo.
En este venidero 15 de octubre, día de las y los Presos Políticos, nada mas necesario y fraterno que compartir con ustedes las reflexiones que pueden caber en una carta en las particulares circunstancias.
En estos momentos de alta relevancia en la vida del país, la lealtad de hombres y mujeres con la causa de los humildes, aún en las pruebas más difíciles y en circunstancias adversas, como la que viven ustedes, reafirman la justeza del camino elegido.
Les escribo estas líneas, no como un compromiso ocasional con la fecha del calendario que asociamos a su condición de detenidos y detenidas políticas, sino como la manifestación de un sincero reconocimiento a ustedes, que han asumido con dignidad la vida entre los barrotes de la indiferencia y el silencio que encierran las ideas, pero que jamás mella la voluntad de luchar para alcanzar una nueva Colombia, cimentada en la justicia y en el valor de una democracia auténtica, de mayorías. Esa voluntad se ha convertido en nuestra razón a lo largo de los años y hoy, más que ayer, debe guiarnos en las dificultades e incertidumbres; es nuestra moral y firmeza.
Con todas y todos ustedes seguiremos firmes en medio de la lucha revolucionaria y popular, buscando lograr la paz de Colombia, ella, como lo hemos dicho desde hace más de veinte años, resultará de la inclusión de las mayorías que anhelan cambios y transformaciones en su calidad de vida. Una vida digna para el buen vivir, es lo que nos proponemos alcanzar con la fuerza primordial del pueblo y la nación, con las comunidades y sus organizaciones. Sin la participación de toda la sociedad, la paz de Colombia es un imposible.
Desde las prisiones, los detenidos y detenidas políticas, quienes soportan los vejamenes de un sistema que castiga los fines altruistas y premia la corrupción y el robo a señores de corbata, requieren inclusión visible y decidida en el proceso de paz; 7.000 prisioneros políticos junto a otros internos, sindicados y condenados suman una población de mas de 121.600 colombianos recluidos en las cárceles que no puede ser desconocida ni privada de su derecho a participar en la construcción de la paz, en tal sentido es indispensable canalizar los esfuerzos desde fuera y desde dentro de las prisiones para lograrlo. Este llamado debe extenderse al país para que lo aliente y lo respalde.
Este Propósito requiere particulares esfuerzos para promover espacios de organización donde además de los presos políticos se vinculen los demás prisioneros, participen las organizaciones de DD-HH que los atienden, familiares y allegados y se amplíen estos espacios de la manera mas creativa y dinámica. Asumir con fortaleza este compromiso es un reto indispensable.
La inhumana conducta estatal con todos los presos colombianos traducida en hacinamiento, carencia de salud, alimentación, recreación, estudio así como la discriminación al interior de los penales, los castigos salvajes y una cantidad innumerable de violaciones a los DD.HH. violenta su dignidad y sus derechos, hoy se hace mas urgente la lucha por superar tal situación y la crisis carcelaria; hacemos un reconocimiento a quienes basados en los Derechos Humanos y el derecho ala lucha y la protesta, trabajan con ahinco y firmeza por mejorar sus condiciones.
Desde donde a cada uno nos ha correspondido el accionar rebelde, hay que proseguir en la lucha por la vida, la libertad, la justicia y la paz; en últimas, la lucha por las transformaciones para alcanzar una Colombia en paz.
Cuando se instale la Fase Pública entre el Gobierno y el ELN asunto que se habrá anunciado cuando esta les llegue, ustedes harán parte de quienes deben ser protagonistas del proceso de paz.