Los movimientos populares en la lucha por la tierra, el pan, salario justo, techo digno, educación gratuita, han sufrido golpes represivos y, en muchos de los casos, han sido aniquiladas sus organizaciones. Cualquier manifestación pacífica u ocupación de tierra las ahogan en sangre, como el caso de Curuguaty Campos Morumbí, en el que compatriotas pelearon pacíficamente por su legítimo derecho de tener un pedazo de tierra, en el que cultivar para alimentar a sus hijos, han sido acribillados con armas automáticas, helicópteros, vehículos blindados. Y los sobrevivientes condenados injusta y arbitrariamente a casi cuarenta años de cárcel. Mientras que la familia de Blas N. Riquelme, que ha obtenido fraudulentamente esas tierras, cuenta con toda la protección y el apoyo del Gobierno y del brazo armado de los ricos.
Jalil Rachid, como perro fiel a la oligarquía, los ha condenado arbitraria y asquerosamente, sin pruebas y sin respetar el debido proceso. Como premio a su asqueroso y sucio trabajo el gobierno lo ascendió a viceministro de Seguridad. Ni los cargos ni la protección que pueda tener será blindaje suficiente contra la fuerza guerrillera paraguaya.
En la lucha por la tierra, la clase campesina ha perdido y mucho. El 4% de las tierras están en manos de humildes agricultores que se ha reducido a 240.000. Mientras que el 2,5%, que es la clase rica, posee el 85% de las mejores tierras. De las que el 60% pertenece a extranjeros. Comunidades campesinas desalojadas de sus tierras por sojeros brasileños. Los sucesivos gobiernos al igual que su brazo armado, policías, militares, jueces, fiscales, a lo largo de nuestra historia, han demostrado claramente que su función es la de garantizar y proteger los bienes y la paz de los oligarcas.
Los movimientos populares no obtendrán victorias si al combate siguen yendo grupos campesinos armados con garrotes para combatir contra una fuerza enemiga moderna y bien entrenada y equipada. Sacando sus conclusiones a partir del accionar de los combatientes guerrilleros profesionalizados podemos ver con claridad cuál es la línea correcta. En estos años de lucha los guerrilleros epepistas hemos convulsionado al país y producido gran cantidad de bajas al enemigo y la gran desmoralización de sus filas. Y la guerrilla, a pesar de las feroces campañas de exterminio en contra, sigue manteniéndose con fuerza y en expansión. A la violencia reaccionaria, oponemos la violencia revolucionaria.
Hacemos un llamado a la clase obrera, a los campesinos, estudiantes e indígenas a que se unan a esta gran causa nacional para liberar al pueblo pobre de los parásitos oligarcas, quienes son los responsables de la miseria en que está viviendo nuestro pueblo.
¡Reforma agraria ya!
¡Tierra para los campesinos!
¡Que viva la lucha del pueblo pobre!
¡Que viva el EPP!
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Transcripción de video publicado por La Nación (Paraguay): https://www.youtube.com/watch?v=5p_uZ9W-Gis