En declaraciones recientes el ministro de defensa Luis Carlos Villegas manifestó que el Movimiento Revolucionario del Pueblo hace parte de las estructuras del ELN que operan en la ciudad de Bogotá.
Empujado por la presión del gobierno y en su afán por presentar “resultados” ante los medios de comunicación ha señalado y capturado a personas que no hacen parte del movimiento y que no tienen nada que ver con las acciones que hemos reivindicado. Con nuevos falsos positivos acusan a personas ajenas a nuestro movimiento. Si hay una mínima noción de justicia en Colombia ya quedarán en evidencia las mentiras del ministro.
En Colombia a pesar de un discurso de posible ampliación de la democracia y del supuesto de una “nueva época” para la política nacional, lo que se evidencia claramente es un proceso de concentración del poder en las tradicionales castas dominantes; un proceso de cerramiento del campo político en el que se llama a todos los actores políticos a asumir “los ritos de la democracia”, que no son otra cosa que gobernar para favorecer sus negocios y enriquecer a sus familias, mientras millones de Colombianos nos rebuscamos día a día para pagar por una salud precaria, una educación mediocre e impuestos para tapar los huecos de la corrupción esa sí uno de los principales ritos de esta “democracia”- el mal gobierno ha mantenido un doble discurso en el que por un lado promete la ampliación de la democracia, pero en los hechos legalizan el estado de excepción con el nuevo código de policía y plantean una reforma política que a la larga sacará del juego político a las nuevas fuerzas que proceden de la insurgencia, en la medida en que el campo político es definido como el gobierno neoliberal en debate constante con una oposición igual de neoliberal. Un campo político en el que el pueblo colombiano, los pobres, las clases medias y los pequeños empresarios, no tienen cabida ni opinión en las decisiones que comprometen el futuro de la nación.
El ministro de defensa presenta a un joven llamado Mateo con el alias de “Mateo” y a un señor Cojo con el alias de “Cojo” ¿se puede ser más ridículo? Seria cómico si no fuera tan trágico que involucren a personas que no tiene que ver con nuestro movimiento solo por el afán de mostrarse poderosos y omnipresentes. La corrupción, el miedo y la violencia como formas de ejercicio del poder por parte de la casta dominante hacen que situaciones como esta sean posibles; así como hacen posible el asesinato impune de líderes sociales en todo el territorio nacional.
La situación de antidemocracia, exclusión política y generalizada guerra contra los pobres en Colombia, en medio de los anhelos de paz y democracia del pueblo no pueden generar cosa distinta a diversas resistencias, voces críticas y manifestaciones populares de todo nivel. El MRP como expresión de tales resistencias surge independiente de las insurgencias y se dispone a la defensa de su posición política y a la movilización de sus capacidades, en la convicción profunda de que paz es democracia para el pueblo; en la idea irrenunciable de que el futuro de los colombianos no puede ser decisión exclusiva y arbitraria de quienes le han declarado una guerra legal a los pobres de Colombia y quienes han definido ciudadanos de primera y de segunda categoría. No puede ser la paz un discurso de los ricos para que sus negocios sean más jugosos mientras que los pobres se hunden en este abismo de miseria, ignorancia y desesperanza. No puede ser la política un baile de salón al que solo entran los escogidos por el poder que precisamente tienen intereses contrapuestos a los de las mayorías de colombianos que son simplemente acallados y negados en sus aspiraciones y en sus vidas.
¡LA PAZ DE LOS RICOS NO ES LA PAZ DEL PUEBLO!
NI SANTOS NI URIBE SON OPCION PARA EL PUEBLO