Que la paz sea con todos

QUE LA PAZ SEA CON TODOS

Hace poco protagonizamos en el Caquetá, protegidos por el amor del pueblo, la marcha de los frentes Tercero, 14 y 15 de las FARC hacia la Zona Veredal de Agua Bonita en el municipio de Montañita, cerrando así el ciclo de congregación insurgente en las 26 zonas y puntos transitorios de normalización, espacios donde ocurrirá la transfiguración de las FARC en partido político legal, sobre la base del cumplimiento recíproco de los compromisos.

El proceso de implementación del Acuerdo Final avanza poco a poco, en medio de la expectación nacional, convertido en la esperanza de millones que anhelan justicia social, inclusión, y paz para la Colombia del futuro.

La implementación de los acuerdos no le quedará grande al país mientras exista la disposición de cumplir con lo firmado y si el pueblo así lo exige. Es muy importante la normatización de los acuerdos, pero la norma tiene que tener efecto, porque si no, de nada sirve.

Las FARC ya entregamos al gobierno los nombres de los 60 guerrilleros y guerrilleras que en pocos días se desplegarán por los puntos cardinales de la patria en función de pedagogía de paz, buscando socializar y aproximar los acuerdos a la ciudadanía y a la gente del común. Muy pronto, también daremos a conocer el listado de los nuestros que desarrollarán la misma labor en el ámbito de las regiones, según lo acordado.

El pacto de reconciliación de Colombia ya fue depositado como Acuerdo Especial ante el Consejo de la Federación Suiza con sede en Berna, y la declaración unilateral del Estado ante NNUU, como compromiso del Gobierno, está en curso. El Acto Legislativo que resguarda constitucionalmente el Acuerdo de La Habana durante los próximos tres gobiernos, ya fue aprobado por el Congreso de la República, con todo lo cual le estamos dando el mayor blindaje normativo a lo convenido. Hace dos meses el poder legislativo dio vida a la Amnistía, pero esta aun reclama su aplicación inmediata, sin enredaderas jurídicas ni trabas burocráticas. Mientras el proceso de constitucionalización de la Jurisdicción Especial para la Paz, calificada por el ex Fiscal de la corte penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, como una obra de arte, avanza en el parlamento, empieza a andar el Acto Legislativo de Reincorporación política de la guerrilla de las FARC. Gracias a este proceso de paz, el Estatuto de la Oposición, un mandato constitucional incumplido, será una realidad jurídica 26 años después. Por el procedimiento legislativo especial o por decreto presidencial, muchos otros compromisos relacionados con la paz han sido aprobados, o sencillamente progresan en los debates, indicando que el desarrollo normativo de los acuerdos es una realidad. Buen trabajo del Congreso, ¿cierto?

Lo que sigue ahora es garantizar que se provean los recursos del presupuesto para que ese marco normativo se implemente en términos reales y materiales. Eso es lo que esperamos a través del Acto Legislativo del Plan Marco de la implementación.

Las FARC no están involucradas en tácticas dilatorias del proceso, y somos conscientes que se debe dar tiempo al gobierno para que pueda cumplir con sus compromisos. Por eso, coadyuvando aun más al fortalecimiento del propósito de paz, anunciamos al país que el próximo miércoles, 1 de marzo, a pesar de los evidentes retrasos en la adecuación logística de las Zonas y Puntos Transitorios de Normalización, realizaremos como asunto que atañe exclusivamente a las FARC y a la ONU, según el protocolo acordado, el registro de las armas en todos los campamentos, y reajustaremos el plan de destrucción de armas inestables o explosivos que ya había empezado el año pasado en las sabanas del Yarí. Anunciamos hoy, también, que como inicio en firme del proceso de Dejación de armas, y como muestra de nuestro irrestricto compromiso con la paz, las armas de los integrantes farianos del MM&V, pasarán a custodia de la Organización de Naciones Unidas.

Es comprensible y razonable que en paralelo con el proceso de Dejación de armas que hoy comienza, deba garantizarse de manera diáfana y tangible la seguridad jurídica para los guerrilleros. Esta tiene que ver con la excarcelación de los indultables y la aplicación de la ley de amnistía, sin más retrasos, porque para eso fue aprobada. Esperamos que la entrada en vigor -en los mismos términos del Acuerdo de La Habana-, del SIVJRNR y su componente de justica, la Jurisdicción Especial para la Paz, que coloca su acento en las víctimas del conflicto, dinamice el advenimiento de la reconciliación de la familia colombiana.

Es razonable, luego del exterminio triste de alternativas políticas opositoras en Colombia, que pensemos todos en que se debe garantizar la seguridad física de los los guerrilleros que hoy preparan el Congreso Constitutivo del partido político con el que actuarán en la legalidad.

Es también comprensible y razonable, que se deben proveer las garantías socio-económicas, los proyectos productivos que aseguren el transito digno de los guerrilleros a la vida civil. No queremos fracasar en el intento, como ha ocurrido en el desarrollo e implementación de otros procesos.

Esperamos que el Nobel de Paz que hoy preside los destinos de Colombia en el tramo final de su gobierno dedique sus mayores esfuerzos a la implementación de los acuerdos, porque de ella depende la construcción de la paz estable duradera con la que hemos soñado toda la vida.

Colombianos: la patria ha sido bendecida por la esperanza y ya puede emprender sus primeros pasos hacia el futuro.

Llegó la hora de dejar atrás definitivamente la violencia superando, ante todo, las causas que generaron la confrontación. Hemos orientado a nuestros guerrilleros trabajar hombro a hombro con las comunidades y las autoridades, haciendo de las Zonas y Puntos Veredales, verdaderos escenarios de integración y de expansión del sentimiento de paz. Sabemos que podemos trabajar por ello mancomunadamente, incluyendo a soldados y policías de la patria. Mirémonos y comparémonos, para llegar a la conclusión más natural y simple: somos hijos del mismo pueblo, amalgamados con la arcilla bondadosa de la gente del común. Gente que desea que la situación cambie favorablemente con la implementación de los Acuerdos de Paz, para que la guerra quede relegada en la nueva historia que habremos de escribir, como un lejano recuerdo acorralado por una potente voz colectiva que dice a a cada momento NUNCA MÁS, NUNCA MÁS.

Que la paz sea con todos.

Secretariado Nacional de las FARC-EP