Entre el 30 de octubre y el 16 de noviembre, en Tocancipá, en alrededores de Bogotá se realizaron las Audiencias Preparatorias, con la participación de más de 200 personas y, múltiples sectores y estamentos de la sociedad; quienes fueron oídos por representantes del Gobierno y del Ejército de Liberación Nacional. Estas Audiencias tenían por objeto escuchar a la sociedad, en procura de los insumos necesarios, que permitan construir el método más adecuado para que la sociedad participe en lo que hemos llamado el “Gran Diálogo Nacional para la conquista de una paz con justicia y equidad social”.
En medio de los asesinatos de líderes sociales, de la constante y sistemática represión a sangre y fuego de la protesta, y la judicialización de todo aquel que piense diferente al régimen, la sociedad no renuncia a sus ideales y sigue demostrando que tiene necesidad de participar, de que su voz no sólo se escuche, sino que además tenga la posibilidad de contribuir a los cambios básicos y urgentes que necesita Colombia. De esta forma, el Punto uno de la agenda de la Agenda de conversaciones: “Participación de la sociedad”, se convierte en la oportunidad para que sus demandas y exigencias sean escuchadas y se conviertan en fuerza poderosa de las transformaciones que requieren las comunidades.
De lo aportado por la sociedad en estas Audiencias recogemos tres grandes exigencias del pueblo:
- Es imposible lograr transformaciones sociales de fondo, sin modificar el modelo económico y la política ambiental y minero-energética.
- La paz no se puede negociar solamente entre el Estado y un grupo alzado en armas. Obligatoriamente la sociedad debe ser parte activa de la negociación y de la construcción de paz.
- El gobierno debe mostrar verdadera voluntad política en materia de alivios humanitarios, específicamente en suspender el tratamiento violento que le da a la protesta social y, en el genocidio en curso contra los líderes sociales y los defensores de los derechos humanos.
La participación de la sociedad es el eje central y el corazón de la propuesta de solución política del Ejército de Liberación Nacional, sólo con la participación amplia y diversa de la sociedad, se puede construir una verdadera democracia donde exista una verdadera representación de los intereses populares.
Más allá de los escenarios formales, la participación de los movimientos sociales y, en general, de la ciudadanía debe entenderse como la posibilidad de ser sujetos en la solución de los problemas, sin constreñimiento alguno, de modo que sus propuestas sean tenidas en cuenta y no sean simples gotas sobre el prado.
La participación debe, entonces, ser asumida como un ejercicio legítimo y autónomo, como iniciativa permanente para encontrar alternativas de solución para el logro de una paz con justicia y equidad social. La participación debe construir herramientas para la interlocución, debe proponer espacios de comunicación como herramienta de legitimación, y debe asumirse como un ejercicio de construcción colectiva que de manera ascendente vaya sistematizando los avances, contenidos y prácticas.
En este sentido, para nosotros la participación de la sociedad termina siendo el Gran Diálogo Nacional en el que ningún sector puede quedar por fuera. Todos sin excepción deben estar representados: los negros, los indígenas, la comunidad LGTBI, los obreros, los campesinos, los gremios económicos e incluso los desafectos de la paz. Es decir, la participación debe ser lo más amplia y diversa posible.
Llamamos al conjunto del pueblo colombiano y latinoamericano a valorar el momento histórico en el que nos encontramos. Es el momento preciso de involucrar al conjunto del movimiento popular y a todas las expresiones de la sociedad en una gran confluencia capaz de forjar el verdadero cambio alternativo al modelo de país excluyente que nos ha impuesto la oligarquía. El Gran Diálogo Nacional que esperamos se desarrolle a partir del Quinto ciclo de conversaciones, será la única manera de garantizar que las fuerzas populares logren las transformaciones, que den solución al conflicto social y armado. Solo así podemos garantizar una paz justa y duradera.
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