Las mujeres que hicieron parte de las FARC, recién expidieron una comunicación pública, en la que manifiestan su abierto rechazo a la campaña de desprestigio que algunas personas y medios vienen adelantando contra los dirigentes del nuevo partido político. La denominaron "No jueguen con el honor de las farianas".
En mi opinión, las camaradas han puesto el acento donde verdaderamente corresponde. Lo que supuestamente pretenden defender medios como RCN y Blu Radio, los derechos de las víctimas de las FARC, en realidad se transforma en todo lo contrario, despedazar la honra de las ex guerrilleras farianas, haciéndolas víctimas de la más ruin de las difamaciones.
¿Qué si no otra cosa puede representar el reciclaje que vienen haciendo de las versiones de una mujer, que da como nombre Sara Morales, y dice haber sido guerrillera de las FARC durante 11 años? Los señores de Blu Radio se regocijan asegurando que si no hubiera habido proceso de paz, ella nunca hubiera logrado que se hiciera justicia a su caso y al de las otras guerrilleras.
Pues son las otras guerrilleras las que están hablando ahora, desmintiendo las versiones según las cuales su paso por la guerrilla sólo significó el uso y el abuso de su condición por parte de mandos y combatientes, la permanente violación sexual, el aborto implacable para los embarazos generados por esas violencias. La mujer en las FARC siempre gozó del más alto respeto y consideración, todas ellas lo afirman categóricamente y con notorio orgullo.
Lo único que se desprende con claridad de las declaraciones de Sara Morales es que hace una década que desertó de las FARC. Sorprende que habiendo tenido en filas dos hijos engendrados por combatientes, afirme que a todas las mujeres embarazadas se las obligaba a abortar. La guerra ya terminó y no quisiéramos hablar así de estas cosas, pero a veces es necesario.
La inteligencia militar emplea como arma de combate las operaciones sicológicas, que apuntan a dominar la mente del adversario y de la población, a fin de conducirlos a pensar de una manera tal que redunde en el resultado final de la guerra. La que en sus tiempos se denominó propaganda negra, siempre ha sido una de sus tácticas predilectas.
La difusión del rumor, la invención, el pánico, la manipulación de sentimientos, entre otras maniobras calculadas, siempre se usaron para volver la población contra las guerrillas. La corrupción y la compra de conciencias nunca estuvieron ausentes. Despreciables personajes tipo Rojas u Olivo Saldaña terminaron convertidos en figurones mediáticos.
Las campañas que durante los últimos tiempos del conflicto adelantaron en conjunto la Agencia Nacional para la Reinserción y la inteligencia militar, batieron las marcas de la indecencia. La Comisión de esclarecimiento de la verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz se encargarán del destape de tan bajo grado de podredumbre. No voy a hacerlo aquí ahora.
Pero valga una ligera reflexión sobre la valía del traidor. Fue su mujer, Dalila, la que entregó a Sansón a los filisteos, como fue Judas, uno de los apóstoles de Jesús, quien lo vendió por 30 monedas de plata. No creo que nadie hoy aplauda a Efialtes por haber enseñado a los persas el paso de las Termópilas. Los romanos despeñaban los traidores desde la roca Tarpeya. Dante Alighieri les destinó en la Divina Comedia el último círculo del infierno.
Sin olvidar que en los conflictos sociales y políticos, la calumnia ha sido siempre el recurso de los poderosos para ganar simpatías. Con cuánto desprecio describió el imperio español al inca Túpac Amaru, a José Antonio Galán, a Simón Bolívar. Cuando Nelson Mandela ganó la Presidencia de Suráfrica, su partido figuraba en la lista de las organizaciones terroristas.
Todos aquellos que representan un riesgo para los intereses creados, inevitablemente son objeto de las más repudiables infamias. Por eso nos sentimos tranquilos, absolutamente seguros de desmontar todas y cada una de ellas. En honor a su pretendida imparcialidad, los medios que se ocupan en difundir las especies contra los dirigentes de las FARC, debieran entrevistar a algunas de las miles de ex combatientes que se sienten hoy agredidas.
Pero no lo harán, porque además del odio que los alimenta, desempeñan un papel en el juego del poder, lo menos que les interesa es la verdad. Les preocupa sobre todo garantizar que los que medraron como ellos de los grandes negocios de la guerra, puedan seguir haciéndolo en esta nueva etapa que vive el país, gozando de absoluta impunidad y regresando campantes al gobierno.
Para lo cual les resulta útil hacer trizas a sus adversarios. A los Acuerdos que les permitieron ingresar a la participación política abierta. Vale la pena hacer un llamado al país, la era de la manipulación debe quedar atrás, es la hora de materializar un cambio, conformar una alternativa real que nos saque para siempre del pantano de la corrupción, la violencia y los rencores.