Comunicado 21 (Dirección Nacional)

COMUNICADO 21


LA ALTERNANCIA: EL ARREGLO DEL SISTEMA NEOLIBERAL


AL PUEBLO DE MÉXICO
A LAS ORGANIZACIONES SOCIALES
A LOS PARTIDOS POLITICOS
A LAS FUERZAS REVOLUCIONARIAS Y EL MOVIMIENTO EN SU CONJUNTO
A LAS COMUNIDADES INSURGENTES
A TODOS LOS CONSTRUCTORES DEL PODER POPULAR


Ha pasado poco más de un mes desde las elecciones y los militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente pensamos que ya es tiempo que nos pronunciemos sobre los importantes y 'bendecidos' acontecimientos de julio y los cambios que se han dado.

Muchos, tanto entre el partido 'ganador' como entre sus seguidores, anuncian la solución a los graves problemas que padece el país. Otros, advierten sobre la llegada de días oscuros con graves retrocesos. Para el ERPI, los resultados de las elecciones y su significado son más complicadas pero al mismo tiempo más simples. Para nosotros, se vislumbran importantes cambios a la vez que se entrevé que todo quedará igual.

LOS HECHOS

El 3 de julio amanecimos con las nuevas de la alternancia consumada. Se acababa el régimen del partido de Estado y por primera vez en nuestra historia moderna, un partido de 'oposición' se instalaría en Los Pinos. El triunfo del PAN no fue exactamente arrasador aunque sí contundente. El fraude, o sus intentos, que muchos esperaban no se dio: Labastida, el sereno, aceptó la derrota y Zedillo, el despreocupado, hasta felicitó a Fox antes de los anuncios oficiales. En las filas del PRD, la decepción (no por no alcanzar la inalcanzable presidencia sino por el grado de la paliza) aguó el festejo por la retención del DF. A todo esto, los gringos, las trasnacionales, sus organismos internacionales y los mercados (es ilógico tratar a los mercados como seres pensantes pero sigámosles la corriente a los globáfilos) no ocultan su júbilo.

Luego vinieron las crisis en los partidos 'derrotados' y las celebraciones de los intelectuales, tanto del sistema como de 'izquierda' (con algunas notables excepciones). El PRI pasa por una presunta rebelión contra Zedillo, su líder natural, y se preparan dos facciones para dar la batalla por lo que quedó (los mismos que le exigían un fraude tipo 1988 a Labastida ahora se disputan la dirección del partido en nombre de la democracia). Curiosamente, cosas parecidas ocurren en el PRD: también se lanzan acusaciones, se exigen renuncias, que se rindan cuentas y se responda a estas quizá justas demandas, con la posibilidad de efectuar una cacería de brujas y con una serie de autocríticas catárticas tras las cuales se reacomodan ¡imposible! ¿más de lo mismo? las corrientes para ocupar nuevos puestos. Mientras, la no muy lista intelligentzia de la izquierda aplaude la fiesta cívica, el fin del PRI, el triunfo de la sociedad civil, en fin, la transición democrática.

¿Qué pasó?

VISTA DESDE ABAJO

Para un no despreciable número de mexicanos (un 42% de los votantes y algunos más) el triunfo de Fox es causa de festejo. Para ellos, el voto por el PAN representó el castigo al PRI y el deseo de enterrar para siempre el autoritario, verticalista y cuasitotalitario régimen que este partido administraba. Además, dándole el beneficio de la duda al camaleónico candidato, expresaron su hastío con la devastación y dislocación social productos de las reformas neoliberales de las últimas dos décadas. Ven en Fox la posibilidad del triunfo y con ello la posibilidad de que sus voces sean escuchadas y que, aúnque fuese sólo en algunos ámbitos y a bajos niveles, su participación en la toma de decisiones sea respetada. Si bien hay tontos del pueblo, el pueblo no es tonto: la gran mayoría no se creyó el rollo de la llegada de la democracia. Más que su confianza, depositaron en Fox la esperanza que el PRI les negaba. Lo preocupante es que orientaron esta esperanza hacia una opción que ha demostrado reiteradamente un conservadurismo que protege y defiende a los poderosos en detrimento de las grandes mayorías.

VISTO DESDE ARRIBA

Para los señores del país y sus amigos controladores de la economía mundial la elección no fue ni cuestión de democracia, ni de participación, ni de esperanza cívica. Lo que interesaba era y es que su riqueza siga su groseramente astronómico crecimiento sin piedras en el camino. Para la oligarquía la elección fue fácil: poner a quien mejor garantizaba sus intereses. Fox y el PAN, más que Labastida y el PRI, serían esa opción. Los dueños del país ven en Fox y su programa la continuidad más estable y mejor asegurada de su proyecto. El PAN aprobó esa más grande estafa de nuestra historia que es el Fobaprian y además presenta un discurso 'democrático'. ¿Qué mejor que esto? Desde los 80 el PAN le ha abierto el camino, por medio de las concertacesiones con Salinas, a las descomunales fortunas de los empresarios mientras el pueblo se muere de hambre y ahora se dicen defensores de este mismo pueblo. ¡No podía ser mejor! ¿De que se preocupan los dueños de las trasnacionales y sus representantes imperiales si Fox ha más que asegurado que seguirá respetando (subordinándose a) las obligaciones impuestas por el Consenso de Washington?

VISTO DESDE ATRÁS DE LOS PALIACATES QUE SOLEMOS USAR PARA NUESTRA PROTECCION

Así, existen dos perspectivas casi diametralmente opuestas sobre la victoria electoral de Fox. En el ERPI vemos que sí ha habido cambios pero son cambios diseñados para no cambiar nada: el gatopardismo. Si bien es cierto que Fox externa la voluntad de dialogar sobre cada punto de su programa, que dice que no hará "nada que atente contra las mayorías" y que de hecho se reúne con representantes de sectores y partidos pareciendo promover el pluralismo, hay indicios más que preocupantes.

Para evaluar el triunfo de Fox, hay que medir este acontecimiento y sus consecuencias contra lo que el pueblo desea: LA DEMOCRACIA. Para el ERPI se trata de una doble democracia: la política y la socioeconómica. Es decir, se busca la autonomía y la participación directa de la gente en las importantes decisiones de su vida, al igual que la justicia social para el pueblo y administrada por el pueblo. Una verdadera transición democrática existe sólo en la medida que se avance en esta dirección y que el cambio de régimen promueva y fortalezca esta doble democracia. Es decir que el fin del régimen de partido de Estado no garantiza tal cambio profundo y necesario. La transición democrática pasa por una ruptura total con las antiguas estructuras, un cambio de actitud y prácticas de los gobernados y gobernantes y una nueva visión soberana y humanista. Para poder hablar de transición democrática, el pueblo tiene que ejercer la democracia en todos los ámbitos políticos y en todas las decisiones económicas.

Con esto en mente, no podemos menos que saludar la iniciativa ciudadana de terminar con el régimen de partido de estado, castigando al PRI que tanto daño nos ha provocado. Y gran parte del pueblo se fue con el PAN porque no percibió una alternativa en el PRD. Esto fue así no por la deficiente campaña ni por ofrecer un producto caduco que la gente ya ha descartado ante mejores opciones. El PRD ha ido cavando su propia tumba por alejarse de sus principios y combatividad originales. El PRD ha ido perdiendo progresivamente por convertirse en un partido tradicional y burocrático, con todo y pugnas internas por los puestos y jugadas chuecas en elecciones internas, y por alejarse del movimiento social y las demandas populares. Es aquí donde el partido encontraba su fuerza natural y tiene que ser en él donde busque su crecimiento y fortalecimiento.

Sin embargo, optó por distanciarse de los planteamientos populares y la combatividad para así conseguir el visto bueno de Washington y Wall Street. En pocas palabras, optó por desdeñar la gran lección zapatista del mandar obedeciendo para enfrascarse en una 'lucha estéril de tribus'. De este modo, al no percibirlo como la auténtica alternativa que deseaba, el pueblo a su vez se alejó, retirándole el apoyo que el partido estimó incondicional.

La verdad entonces es que el PRD ya había perdido y no ante la competencia de los otros partidos: había propiciado su propia debacle abriéndole las puertas al PAN y haciéndose cómplice de la derechización de la política electoral. Y así no sólo perdió el PRD sino, por ahora, cualquier alternativa de izquierda en la contienda electoral, forma de lucha que de por sí no pierde su validez. Al PRD le hacemos llegar, con respeto y firmeza ética, la obligada y clara perspectiva crítica que tenemos como una de las fuerzas del amplio movimiento de izquierda por la democracia popular y la justicia social. Con un afán constructivo extendemos señalamientos que ya han hecho muchos de sus propios militantes de las tendencias democráticas y con fuertes vínculos en el movimiento social, sobre los que se impusieron la perversión corrientista y oportunista. Les invitamos a reflexionar sobre lo dicho por la senadora Rosalbina Garavito, que la formación de cuadros con mística revolucionaria, honesta y combativa se sigue reproduciendo pero por fuera del PRD, ya sea en el movimiento social y legal o en las organizaciones revolucionarias armadas, que actúan y crecen en el silencio a lo largo y ancho del territorio nacional y que por cierto, se van fortaleciendo cuantitativamente y cualitativamente en la proporción que crece el desencanto con la alternativa electoral de la izquierda.

Volviendo al triunfo de Fox, no ocultamos nuestra esperanza de que el pueblo logre obligarle a que cumpla sus compromisos democráticos. Eso sí, en pocas y claras palabras anunciamos desde ya que lo vemos prácticamente imposible. Los hechos demuestran que la victoria de Fox tiene implicaciones muy graves en términos de la democracia. Para empezar, la alternancia fue diseñada no para democratizar el sistema político y la sociedad, sino como una reestructuración del poder por parte de la oligarquía para legitimar al modelo neoliberal. Y no podía ser de otra forma, ya que esta misma legitimación tiene como fin fortalecer este modelo que es inherentemente antidemocrático, autoritario e injusto, para así resguardar los intereses de los poderosos y mantenerlos protegidos, aunque sea por seis años más, de la lucha del pueblo.

Para la oligarquía se trata de mantener y profundizar el modelo neoliberal que tanto riqueza les ha arrojado. Y esto pasaba imprescindiblemente por legitimar el modelo que la gente ya repudia abierta y activamente. En pocas palabras, el PRI se había convertido en algo impresentable y por ello las clases dominantes han decidido cambiar de administrador. Paradójicamente, para los fines de su salvaje proyecto ya no era sostenible un sistema tan corrupto, mafioso y deteriorado que desacreditaba el poder, poniéndolo en entredicho. Así, lo importante no era mantener al PRI sino encontrar una fórmula que 'limpiara' el proyecto de depredación en contra de los pobres. La encontraron en la opción Fox-PAN. Así, se le inyectan aires frescos (además de capitales extranjeros) al modelo, reoxigenándolo. El poder político pasa de las manos de un partido de Estado a la fachada de competencia abierta con reglas 'democráticas' claras.

Siguiendo las líneas de los nuevos barones y el gran capital, se proyectó la idea de la 'transición democrática' finiquitada, se 'perfeccionó' el nuevo sistema 'democrático' que de hecho no es más que el neoautoritarismo. En esta tan vanagloriada 'democracia' la contienda electoral consiste en una pugna light entre partidos que han aceptado las reglas del juego impuestas por los poderosos: Washington, Wall Street, el FMI, el BM, el BID, etc. Sus programas se circunscriben a lo 'aceptable' y reducen de esta forma la amplitud de lo discutible y cuestionable y convirtiendo el modelo en intocable. En este contexto, la 'participación' ciudadana se limita a que individuos vayan y emitan su voto y se regresen a sus casas (si es que las tienen, algo nada seguro). No sorprende, por tanto, que después de las elecciones, los triunfadores padezcan de amnesia selectiva, olvidando sus promesas al pueblo pero acordándose muy bien de los pactos privados con los ricos empresarios y los organismos financieros internacionales. Y claro, todo se sustenta con el bombardeo propagandístico y legitimador (¿anestesiante?) de los grandes medios, que no son más que componentes de los consorcios que controlan la economía y por ende quieren que todo quede igual.

Y la instrumentación de la nueva legitimidad democrática no se hizo esperar. Los poderosos y sus gerentes ya pretenden utilizarla para desactivar las luchas populares. Escúchese nada más al presdigitador Emilio Rabasa Gamboa: "Estamos ante un escenario distinto... donde la ciudadanía, el electorado, la mayoría, decidió que el cambio social es posible, pero por la vía de las urnas y no por la de las armas. Por lo tanto se legitima a las urnas como la única vía para el cambio social y se deslegitima la vía de las armas. Eso no lo puede desoír el EZLN porque entonces estaría marginándose de millones de mexicanos que dijeron sí al cambio, pero por la vía de las urnas, nunca más por la vía de las armas" (El Financiero, 22 julio). Agrega otro 'gran demócrata', Diódoro Carrasco Altamirano: "la paz social está garantizada... (los movimientos armados) son retardatarios que no han aceptado la transparencia electoral" (La Jornada, 27 julio). ¡Qué astucia! Entonces ellos creerán que seguramente el EZLN y las otras fuerzas revolucionarias caeremos en esta trampa y el chantaje, después de años de resistencia en las condiciones más difíciles, condiciones que además siguen intactas. ¿Qué creen que la Revolución es baile de carquí?

En el mundo político virtual, Fox va de un lado a otro, viaja de un país a otro y se reúne con todos anunciando los grandes cambios que concretará por consenso (¿será el de Washington?). Un crecimiento anual estratosférico, la reforma del Estado, la revisión del TLC, el combate a la corrupción. En fin todo está en sus mágicas miras. Lo cierto es que en este show tan impresionante (como muestra de respeto mutuo, reconocemos los talentos teatrales de Fox) todo lo revuelve para no cambiar nada. Como ya lo advirtió una de las pocas sensatas voces que ha sabido abstraerse del mundo virtual, Fox en el poder no es el retroceso fascista que impugnan muchos del PRD, ni la revancha de los cristeros. Su papel es completar lo iniciado por Miguel de la Madrid y profundizado por Carlos Salinas y Zedillo: la integración subordinada de México al sistema capitalista mundial; el fin de la soberanía estatal y 'su reconversión' en un instrumento al servicio del capital financiero, tanto nacional como internacional y la fragmentación del tejido social y comunitario. Las pruebas abundan:

1) El aval del PAN al FOBAPROA y la protección de los intereses criminales embutidos en el robo del siglo.

2) La intención de eliminar la tasa cero del IVA a los alimentos y medicinas: práctica de Robin Hood a la inversa que exprime más a los pobres para poder pagar el gran desfalco de los banqueros

3) La privatización de los sectores energéticos que desmantelará por completo y entregará nuestra soberanía productiva y estratégica al gran capital: el argumento de los próximos mandarines de Hacienda de que no se hará porque no hace falta confirmar que se hará de facto y no de jure.

4) El proyecto de reforma (bonito eufemismo) de la Ley Federal del Trabajo que, cobijándose en el discurso de la eficiencia, pretende 'flexibilizar' las relaciones de trabajo otorgándole un poder irrestricto a los patrones

5) La intención de extender el desamparo de la industria nacional expresada por mister Derbez quien decretó (vaya consenso) que no habrá subsidio y que o se adaptan o se hunden.

6) El regreso al oscurantismo y fundamentalismo religiosos propiciados por un PAN envalentonado que impone la penalización del aborto en toda circunstancia, quitándole a las mujeres el derecho a controlar sus vidas reproductivas, y que le abre un espacio a la censura e intervencionismo clericales, atentando de esta forma contra los avances históricos de nuestro pueblo.

7) La negativa de cumplir los Acuerdos de San Andrés, de retirar las tropas a sus posiciones originales y de acabar con el estado de guerra que existe en Chiapas: los hombres del presidente electo se retractan de los capciosos compromisos al respecto apelando al 'espíritu de los acuerdos', sujetando el retiro de las tropas y el cumplimiento de los Acuerdos a los resultados de la negociación y exigiéndole buena fe al EZLN; etc.

Evidentemente, Fox no es una manifestación de la transición democrática. Si fuera un genuino demócrata, en vez de lo anterior, promovería una reforma progresista de la sociedad y las estructuras políticas, incluyendo: el sometimiento de las grandes decisiones que afectan la economía nacional y de las familias humildes (como el Megaproyecto del Istmo) a consultas populares, plebiscitos y referéndum; el ejercicio de revisión y revocabilidad del mandato de cualquier y toda autoridad; una Asamblea Constituyente que, en lugar de convertir nuestra Carta Magna en anexo de los estatutos del FMI, realmente refunde las bases políticas y sociales del país, retomando el espíritu de la Constitución de 1917 y garantizando los logros de los trabajadores y los campesinos; la ampliación de la ya anunciada Comisión de la Transparencia para que investigue y castigue a los culpables de no sólo los casos de corrupción sino además todos los actos de abuso de poder, de represión y de impunidad, todos los crímenes de Estado, las masacres, las desapariciones, las ejecuciones extra-judiciales y los casos de tortura desde el año 1960 hasta el presente; la garantía del respeto al Estado laico. Nada de esto puede ofrecer Fox porque no representa la transición democrática sino la alternancia del poder, una mera transacción política. Fox proyecta una realidad virtual pero oculta su falta real de virtud democrática respecto a los graves problemas de México.

TAREAS Y NUESTRO TRABAJO

Así las cosas, al pueblo sólo le queda luchar activa y resueltamente para que una verdadera transición democrática desemboque en una participación directa y autónoma de la gente y en la justicia social. Este esfuerzo se seguirá construyendo pacientemente, ladrillo por ladrillo, casa por casa, barrio por barrio, comunidad por comunidad, desde abajo. Hay que reconocer que en el triunfo del neoliberalismo también influyó el hecho de que el movimiento social todavía no ha alcanzado un suficiente nivel de fuerza y cohesión, y que la izquierda revolucionaria extraparlamentaria aún no es la potencia aglutinadora necesaria para que el pueblo tome las riendas de la vida nacional (no pretendemos que el PRD cargue con toda la responsabilidad). Por lo tanto, esta guerrilla ¿de teatro Sr. Fox? declara a la clase política y sobre todo a la sociedad que nuestro trabajo ahora continuará siendo el de construir el poder popular.

Desde ahora y desde abajo promoveremos el levantamiento de un nuevo país basado en el poder en manos del pueblo que defiende sus derechos. El pueblo puede y debe gobernarse a sí mismo y tomar las decisiones que afecten su vida, arrebatándolas de las manos de los grandes señores del país. Al lado del pueblo, luchamos desde nuestra trinchera para que vecinos, amas de casa, trabajadoras, campesinos, estudiantes, todos juntos controlemos nuestro destino democráticamente. Hagamos valer la organización democrática y autónoma. En todos los ámbitos y áreas de la vida nacional, se trata de desarrollar la autogestión, poniéndo el poder directamente en manos de la gente. Para nosotros, la lucha continúa por hacer una realidad el mandar obedeciendo, por el verdadero control popular del gobierno y todos los centros administrativos, de trabajo y de vida ciudadana.

(Ahora bien, si en este momento no priorizamos el accionar militar y nos abocamos al fortalecimiento de la organización autónoma y democrática del pueblo, sería un error pensar que renunciamos al uso de las armas y a la estrategia que hemos decidido impulsar para hacer el cambio, vía que firmemente reivindicamos en el contexto del capitalismo salvaje y los métodos antidemocráticos de control social y político del siglo XXI. Aún con la nueva careta de democracia que ostenta el sistema, nos reservamos el derecho de practicar constantemente la autodefensa si se sigue respondiendo a las justas demandas del pueblo con la guerra sucia y de baja intensidad.)

Entonces, ¡todos a construir el poder popular!

Esperamos que este mensaje llegue principalmente a los jóvenes porque les toca a ellos en gran parte cumplir con este esfuerzo colectivo. Está bien, un chorro de ustedes votaron por Fox. Pero piensen bien lo que significa el proyecto de legitimación y continuismo que comentamos. Este proyecto que ha querido aniquilar sin piedad a los campesinos y a los trabajadores, ahora dirige sus baterías contra ustedes. Si los grandes ricos se salen con la suya, las oportunidades futuras serán aún menos atractivas que las actuales: muy pero muy pocos podrán aspirar a ser un administrador 'élite' del modelo; algunos experimentarán la dicha de convertirse en autómatas del modelo; y la gran mayoría será sencillamente prescindible para el modelo. Lo cierto es que, en este nuevo esquema segmentado, a toditos les quitarán el derecho de vivir como seres sociales que piensen independiente y solidariamente. A riesgo de caer en lo cursi, les repetimos lo evidente: les toca a ustedes definir el futuro de nuestra nación y de hecho asegurar nuestro futuro como nación. ¿Dejarán que este sistema los convierta en objetos o bien en desechos del mercado globalizado? O ¿lucharán, siguiendo el ejemplo de los valientes e idealistas universitarios y normalistas, por su dignidad y humanidad, por el derecho a una educación crítica y liberadora, por barrios limpios donde nuestras familias sean las que tomen las decisiones que nos afectan, por un empleo digno y profesional, social y éticamente satisfactorio? En fin, ¿se opondrán a los nefastos e insultantes proyectos de los de arriba que hasta ahora han dejado al menos 60 millones de pobres o se la jugarán por un país mejor, más democrático y más justo? Nos sentimos seguros con el futuro en sus manos soñadoras, manos que tomaremos con respetuosa hermandad para juntos sembrar el México de mañana.

Por último nos dirigimos a todos los que todavía creen que México puede ser verdaderamente libre, justo y democrático. Sabemos que la alternativa no se hace de la noche a la mañana. Existen discusiones que deben darse y tareas en las que toda la sociedad debe participar si se quiere frenar la afianzada embestida neoliberal de quienes pretenden convertirse en dueños de... ¡todo! Para abrir el debate sobre estos asuntos y plantear la construcción de una alternativa en la agenda nacional, proponemos:

1. Ante la inminente ofensiva privatizadora de recursos estratégicos como la electricidad y la industria petrolera y otras medidas antipopulares, construir y fortalecer un gran bloque antineoliberal de las fuerzas progresistas y revolucionarias y oponer una amplia resistencia nacionalista del pueblo organizado.

2. Ante la ofensiva conservadora y retrógrada contra el Estado laico, enfocar voluntades para montar iniciativas organizadas y/o coordinadas que detengan y reviertan las medidas pro clericales y reaccionarias

3. Ante el deterioro de las garantías básicas que provoca el neoliberalismo, defender organizadamente los derechos humanos, los derechos de los pueblos indígenas, los derechos ecológicos, los derechos de los migrantes (incluyendo los centro y sudamericanos), estableciendo condiciones mínimas y definiendo estrategias articuladas para responder a los casos de violaciones a dichas garantías.

4. Exigir la creación de una Comisión de la Verdad, integrada por personalidades reconocidas social y éticamente, que investigue y promueva el consecuente castigo a los responsables de las masacres y desapariciones forzadas desde 1960 al presente. Tal Comisión ha de contar con el aval y la legitimidad que sólo puede otorgar el pueblo.

5. Promover en la sociedad civil la permanente exigencia por la libertad de todos los presos políticos que hay en el país, incluyendo a los que por diversas causas no se han declarado como tales.

6. Exigir la desmilitarización en todas las zonas del país, siendo la militarización el principal ingrediente que violenta a los derechos humanos y garantías individuales que estipula la Constitución.

7. Impulsar desde las bases la creación de una nueva cultura política de izquierda tanto parlamentaria como extraparlamentaria, erradicando el sectarismo, verticalismo y autoritarismo y promoviendo el pluralismo, horizontalismo y relaciones democráticas entre y dentro de las organizaciones.

8. Que los partidos presenten candidatos o plataformas provenientes del movimiento social sin manipulaciones o hipocresías y aceptando íntegramente sus demandas como organización o sector social, sin que estos se conviertan en correas de transmisión para los partidos.

Las anteriores exigencias y medidas son y serán necesarias para mantener una mínima y congruente civilidad política y social con un gobierno que respete y haga respetar el estado de derecho.

Con la sólida determinación de luchar por la democracia y la justicia social, criticando fuertemente el recién pasado proceso electoral y desde la realidad de un país que se encuentra en una situación catastrófica, se despide esta guerrilla 'mala, electorera y de teatro'.

¡CON EL PODER POPULAR, EL PUEBLO UNIDO VENCERÁ!

Por la Dirección Nacional del
Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente

República Mexicana a 18 de agosto de 2000.