Pasada la primera vuelta de las elecciones presidenciales los elegidos enfrentan el dilema de hacer un gobierno igual al que trae Colombia durante más de 150 años o encabezar cambios que democraticen el paísy le den una esencia soberana a nuestra nación; nobles propósitos que solamente son viables en medio de una búsqueda de la paz. “Soñar no cuesta nada” dice el refrán popular, pero para resolver este dilema, hay que soñar con los ojos abiertos.
La tradición pesa demasiado y la vida nos ha enseñado a los colombianos que el resultado de las elecciones no cambia la crítica realidad nacional. El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, en un reciente estudio de opinión pública sobre las elecciones presidenciales, encontró que en Colombia predomina un:
“Convencimiento de la futilidad de las elecciones que se fundamenta con razonamientos históricos, tanto del pasado reciente como del más lejano. La historia de Colombia demuestra que aparentemente pareciera imposible un cambio. Las opciones alternativas, o son cooptadas por el sistema, volviéndose igual que el resto, o son eliminadas, ya sea política y/o civilmente o incluso físicamente mediante el asesinato”.
Sin descorazonarse por la terquedad de quienes se benefician de la crisis del país y pugnan porque continúe así, la semana pasada en la sede de Bogotá de la Universidad Nacional, lanzaron el libro ¿Como mejorar a Colombia?, en el que 25 intelectuales identifican problemas y soluciones, además de declarar que si podemos mejorar al país, pero desde ya empezando por elevar el talante moral y con una voluntad política decidida, que promueva el diálogo y la participación ciudadana, con las que presionemos a los gobernantes.
En esta misma dirección, en días pasados, Alberto Brunori, representante en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos invitó a los candidatos a la Presidencia de la República a firmar y comprometerse con el Pacto Social Por los Derechos Humanos. Y ¡0h sorpresa!, todos lo firmaron. Ahora falta que pasen por encima de la costumbre de los políticos, de decir una cosa en la campaña electoral y hacer lo contrario como gobernantes.
Si el único camino viable para Colombia es pasar la página de la guerra, el gobierno que salga elegido debe concentrarse en el esfuerzo por dar continuidad al proceso de paz, y cumplir la palabra empeñada en todos y cada uno de los acuerdos que ha firmado el Estado con distintos sectores de la sociedad colombiana; esto marcaría un cambio y punto de inflexión, con respecto a la tradicional política de las elites gobernantes, quienes le incumplen al pueblo que los elige, pero están prestos a cumplirle a la plutocracia dominante en Norteamérica; por esto el gobierno saliente aceleró el ingreso de Colombia a la OTAN, que dejó de ser una alianza defensiva desde hace un cuarto de siglo… ¿qué le aporta esta decisión a la paz de Colombia y del continente?
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