La situación militar

Colección
Archivo digital
Tipo
Documento
País
Organización
Fecha
1958-09-27
Categoría
Comunicado
LA SITUACIÓN MILITAR

Dos combates de importancia y otras acciones menores han tenido lugar en los frentes 1 y 3 de la Sierra Maestra. Mientras el Comandante Juan Almeida informaba que fuerzas rebeldes del frente No.3 habían derrotado un batallón de la dictadura, haciéndole prisionero al propio Jefe, teniente Coronel Nelson Carrasco Artiles y cinco soldados más, ocasionándole 25 bajas y ocupándole 10 armas en el frente No. 1, a muchas millas de distancia, se libraba otro combate victorioso contra las tropas de la Tiranía. Un batallón enemigo estaba acampado en el Cerro a 4 kilómetros de Estrada Palma fuertemente atrincherado.

Después de un estudio minucioso del terreno, y la observación cuidadosa de las posiciones enemigas, fuerzas de la columna No. 1 apoyadas con mortero y ametralladoras pesadas, en las primeras horas de la noche del viernes 27 rodearon el lugar, emplazaron las ametralladoras 50 y los morteros. A las 11 y 45 de la noche un mortero 60 y dos ametralladoras 50 al mando del capitán Braulio Curuneaux abrieron fuego sobre el campamento enemigo. Cinco minutos después, a las 11 y 50 de la noche, una batería de mortero 81, al mando del Capitán Pedro Miret, situada a sólo 240 metros de las posiciones enemigas, abrió fuego iniciando un barrage de mortero sobre el cuadro de 150 metros de fondo por 100 de ancho donde el batallón enemigo estaba situado. Durante una hora completa los morteros 81 rebeldes estuvieron disparando. 54 obuses cayeron en el campamento. Las casas de campaña, el puesto de mando, y cuanta instalación enemiga se encontraba allí, volaron. A las 12 y 50 dos pelotones de infantería rebelde, al mando del Comandante Eduardo Sardiñas, lanzando luces de bengala para avisar a los morteros su movimiento, avanzaron hasta una zanja a pocos metros de las trincheras enemigas, tan cerca estaban rebeldes y soldados de la Dictadura que podían verse las caras a la luz de las detonaciones. Allí descargaron sus armas automáticas sobre la guarnición enemiga que se vio al borde del colapso. Las tropas de la Dictadura lucharon desesperadamente para evitar que cayera en manos rebeldes el campamento. Este disponía para su defensa, de ametralladoras 50, morteros y cañones. La luna era clara y la aviación vino en su apoyo. Desde Estrada Palma los tanques Sherman de la Dictadura, acampados en el Central, disparaban sus gruesos cañones 75 más acá del Cerro. Pero no se movió una sola tropa de refuerzo para auxiliar al batallón cercado.

En vista de que el enemigo permaneció paralizado toda la noche, sin hacer movimiento alguno de tropas, al amanecer nuestras fuerzas regresaron a Ias montañas. Cinco combatientes nuestros murieron heroicamente cuando el Comandante Eduardo Sardiñas avanzó hasta las mismas trincheras enemigas.

El sábado un helicóptero grande de la Dictadura bajó seis veces a recoger heridos. Según informes que llegan por diversas vías, eI enemigo sufrió 67 bajas entre muertos y heridos. En estos casos los datos son difíciles de precisar.

Los muertos rebeldes fueron:

Teniente: Raúl Verdecia Teniente: Arturo Vázquez Soldado: Juan Sardiñas Soldado: René Ibarra Soldado: Miguel López

Estos murieron frente a las trincheras enemigas. Sus armas, y los cadáveres de tres, fueron recogidos bajo el fuego de las ametralladoras enemigas antes del amanecer.

Merecen especial mención por su bravura y la de los hombres a su mando, el Comandante Eduardo Sardiñas y los dos pelotones que realizaron eI asalto a las trincheras.

El Comandante Eduardo Sardiñas y la tropa a su mando que hoy forman la Columna No. 12, Simón Bolívar, fue el oficial y los soldados que más combatieron en la Sierra Maestra, a raíz de la última ofensiva de la Dictadura. Eran solo un pelotón cuando se inició la primera batalla victoriosa en Santo Domingo. Con menos de veinte hombres, destruyó la vanguardia enemiga apoderándose de sus armas automáticas, con las cuales prosiguieron el combate. Después de aquella acción participaron en todas las batallas que se libraron con posterioridad. En Meriño, en el Jigüe, en la segunda batalla de Santo Domingo, en Providencia, en Cuatro Caminos y en la de las Mercedes. En Santo Domingo ocuparon más de 50 armas. En Meriño ocuparon las arrias completas del enemigo. En Purialón durante la batalla del Jigüe, junto con las fuerzas de los comandantes [Andrés] Cuevas y [Ramón] Paz, muertos gloriosamente, destruyeron la compañía G-4 del batallón 18 y la compañía L que era una de las mejores unidades de la Tiranía. En Santo Domingo, durante la segunda batalla de ese sitio, junto con las fuerzas del Comandante Guillermo García, de la Columna 3 derrotaron al Teniente Coronel Sánchez Mosquera y lo pusieron, a él personalmente, al borde de la muerte con una herida gravísima en la cabeza.

En eI último combate, en el Cerro, consagraron su valor y su prestigio como una de las unidades más aguerridas y eficaces de nuestro ejército.
[En] El combate del Cerro también se distinguió por su valor y su eficacia el capitán Pedro Miret, jefe de la batería de morteros 81, que fué causante de la gran cantidad de bajas ocasionadas al enemigo.

El pelotón de mujeres rebeldes, Mariana Grajales, entró en acción por primera vez en este combate, soportando firmemente, sin moverse de su posición el cañoneo de los tanques Sherman.

Este fué uno de los combates donde hubo más precisión, más coordinación entre las distintas armas y unidades.

Cada día se evidencia más la superioridad táctica y estratégica de los rebeldes sobre las decadentes y desmoralizadas fuerzas de la Tiranía, que no obstante contar con aviones, tanques pesados y todos los recursos modernos de guerra, empleándolo todo, incluso gases asfixiantes, cada vez pierden más territorio, más hombres y más armas. Solo los ciegos podrán dejar de ver que la revolución crece y se hace fuerte en progresión geométrica. ¡Ilusos los que se imaginan que hay para la tiranía salvación posible! Aunque le entregaran el poder a la oposición, falsa y vendida que hace su campaña oportunista con el dinero que les da el dictador. La farsa repugnante y vergonzosa que se prepara para el tres de noviembre, solo servirá para agravar su desesperada y terrible situación. Poco tiempo les quedará a sus pobres soldados para recoger cédulas y rellenar urnas, porque apenas les alcanza ya para respirar.

Una guerra a fondo y terrible en todas partes y [a] todas horas les espera. La derrota de dos batallones y la prisión de un teniente coronel en el lapsus de 48 [horas] debieron decir algo a los que no fue suficiente para abrirles los ojos a la realidad: Los 14 batallones derrotados, los cuatrocientos prisioneros, las ochocientas bajas y las 507 armas ocupadas en solo 36 días en la Sierra Maestra.