“Seguro que fue un sueño -insisten los oficiales- en Macondo no ha pasado nada, ni está pasando ni pasará nunca. Este es un pueblo feliz.”
Cien años de soledad - Gabriel García Márquez
1) Violencia, corrupción e ignorancia. Pilares fundamentales del Estado mafioso en Colombia.
El 6 de hace 90 diciembres un asesino con insignias de general, ordenó a sus soldados disparar sobre miles de trabajadores desarmados. Esa fue la Masacre de las bananeras, el heroico triunfo de la “gente decente” en defensa de la inversión extranjera para que la UnitedFruit Company no perdiera la “confianza inversionista” en el país, asesinando líderes populares, financiando paramilitares (como United Fruit Company, Chiquita Banana, Chiquita Brands, Banacol, United Brands Co. Standar, Compañía Frutera de Sevilla, etc.) desde entonces hasta nuestros días.
En aquel entonces el asesino, general Cortés Vargas, fue premiado con la dirección de la Policía Nacional. Ya funcionaba la costumbre institucional de ascensos y nombramientos burocráticos de acuerdo a los crímenes o delitos cometidos en defensa de los intereses de la “gente decente”. Hoy esa misma gente niega la Masacre de las bananeras como “exageración y mito de los comunistas”, “conspiración contra las instituciones”; dicen sin ninguna vergüenza.
Hace 70 abriles, un 9 para más señas, fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán por orden de los mandones de los partidos Conservador y Liberal. Las castas dominantes vieron en peligro su control sobre el poder político ante la estatura política y moral de un líder de masas que se oponía a la dictadura cerrada de las oligarquías tradicionales, al tiempo que defendía y representaba los intereses del pueblo. La misma “gente decente” que niega la Masacre de las bananeras, repite la estulticia de que a Gaitán (a quienes los señorones del poder llamaban conspirador comunista) lo mató una conspiración comunista y llegan -en el colmo del falseamiento histórico e ideológico, en el máximo grado de imbecilidad política- a reivindicarlo como “fascista”.
Dos sucesos de profunda trascendencia histórica que revelan grandes hilos conductores de la política colombiana:
• Unas clases dominantes absolutamente serviles ante la “inversión extranjera”, mendigantes ante las ganancias que esos negocios les ofrecerán.
• Concentración del poder político en un Bloque Contrainsurgente -que impide la subversión del poder- para favorecer sus negocios. La contrainsurgencia contiene el uso o amenaza de la violencia para conseguir sus fines, así como la propaganda y la mentira como generadoras de la verdad oficial. Con el uso del poder para beneficio de ciertas clases, la corrupción resulta el cauce natural de la institucionalidad colombiana.
• Falseamiento de la historia, engaño y trapisonda para que el pueblo colombiano desconozca sus propias luchas, sus líderes, sus luchadores, sus victorias y derrotas, es decir, su historia; para que los asesinos y ladrones en el poder aparezcan como víctimas y héroes, se aseguran en sus puestos imponiendo miedo e ignorancia a la pobresía colombiana.
2) Revisión histórica, mentira y medios de comunicación para afianzar el poder mafioso.
Estos hilos conductores de la vida política colombiana, hoy, en el punto triunfal del modelo de acumulación por despojo, de la consolidación pretendida del proyecto del neoliberalismo armado con su visión del desarrollo forzado por la violencia desde hace más de 30 años, se han sofisticado y perfeccionado de tal modo que la institucionalidad mafiosa se muestra sin tapujos como fundamento de la “democracia” de los ricos que impera en este país.
Hoy se valen de académicos culebreros de la historia oficial o de cubileteros del análisis político. Unos a sueldo desde las academias, algunas ONG’s y salas de redacción de la gran prensa. Otros “a convicción” desde el fanatismo político religioso y el desconocimiento total de la historia o de la integridad intelectual. Muestras vergonzosas:
a) El nombramiento de un fraudulento “doctor” de la historia, despedido por mentiroso de la Universidad del Rosario en la dirección del Centro de Memoria Histórica CMH-. A pesar de que el señor Vicente Torrijos renuncia, Duque insiste en nombrarlo y es obvio, pues en la dirección del CMH necesitan ese perfil: un asesor de inteligencia y contrainteligencia del ejército. En cualquier caso, acomodarán allí a alguien con similares “calidades”.
b) Las intervenciones “académicas” de una parlamentaria del partido del gobierno, destacada por su racismo, su ignorancia, su torpeza política, sus ideas anacrónicas a la que nos quieren mostrar como modelo “intelectual”.
c) No es posible mencionar la larga lista de opinadores y analistas que defienden dogmáticamente las arbitrariedades institucionales porque “podrá tener defectos, pero son las únicas instituciones que tenemos” (además, son las que les pagan).
La concentración absoluta del poder para favorecer los negocios de los poderosos, la subordinación del poder judicial al ejecutivo, el control total del legislativo, son cuestiones que afloran nítidas en el funcionamiento del Estado colombiano. Para los amigos del poder: salvavidas, cortinas de humo, justicia prepago (Mario Uribe, Santiago Uribe, Rito Alejo del Río, Humberto Guatibonza, Andrés Felipe Arias, Sabas Pretelt, Gustavo Malo, etc.); para los opositores, personajes incómodos o considerados enemigos: la ley, la muerte, el “suicidio”, la cárcel, el exilio, el desprestigio con el uso intensivo de la propaganda oficial en la gran prensa (se mira la paja en el ojo de Petro y se oculta la viga en el ojo del fiscal). Como si fuera poco, tramitan a hurtadillas la “Ley de regulación convergente” con la que el gobierno Uribe-Duque va a convertir los medios públicos (que son patrimonio de todos los colombianos) en oficinas de propaganda oficial que controlarán contenidos de televisión e internet. Les quitan recursos financieros y les entrega el control a canales privados, es decir, el gobierno impondrá la censura, dedicará los canales a las mentiras oficiales y a la publicidad de los medios privados. Es otro ejemplo de acumulación por despojo de los bienes sociales.
En los escándalos más comprometedores y corrompidos que involucran senadores, jueces, magistrados, candidatos presidenciales, presidentes, ministros y fiscales generales, terminan legitimando sus crímenes y dándoles un baño chapucero de “legalidad”, pues el ejecutivo orienta, intimida y maneja a su antojo al poder judicial; mientras la oposición parlamentaria es marginada, burlada, manipulada y acallada. Sólo tienen voz para animar esta “democracia” y mostrarle al mundo que en Colombia hay libertad de expresión (que griten, se enojen, se bajen los pantalones, impulsen Consultas Anticorrupción, bailen reguetón…) pero es la libertad de los locos, que pueden decir lo que quieran, que a nadie le importa. A otros sectores de oposición los inhabilitan, los calumnian, buscan aplastarlos ante la opinión pública o simplemente los usan para que las clases dominantes impongan el discurso absurdo del fin de las insurgencias y de las propuestas de transformación revolucionaria de Colombia, pues si no fuera así, mal harían en estar sentados allá.
Así la institucionalidad mafiosa maneja los hilos del poder y se burla de los colombianos. De los que no entienden, de los confundidos y de los que entienden, pero son tan políticamente correctos que le piden a la mafia corrupta en el poder que no sean corruptos y se comportan como mafia. El gobierno, su partido lleno de mafiosos, sus aliados tan corruptos como ellos, apoyaron la iniciativa de la Consulta Anticorrupción para hacerse propaganda y luego perderla en el olvido, para cuando la desengaveten va a ser un Cuasimodo con cara de ángel muy representativo del mal-gobierno.
3) Estado mafioso: el dinero para obtener el poder y el uso del poder para hacer más dinero.
La Fiscalía General es una de las instituciones más eficientes del Estado colombiano. Investiga-acusa, no sólo tiene el poder discrecional de meter miedo amenazando a quien cuestione al “jefazo” Néstor Humberto Martínez Neira, sino que disfraza, oculta, desaparece, miente, convierte en otra cosa pruebas, evidencias y lo que sea menester para cubrir a los poderosos y mantenerles -en contra de la terca realidad- su hálito de “gente decente”. Sólo como ejemplo: tanto las sucesivas campañas de Santos como de Uribe y sus marionetas, recibieron plata de una multinacional que tenía negocios con el Grupo AVAL (este grupo financió en un 66% la campaña de Uribe-Duque), del que el actual Fiscal era abogado.
Hubo coimas a diestra y siniestra para obras que el mismo fiscal como ministro aprobó. Se destapó el escándalo porque era uso común de esa multinacional en todos los países donde invertía. En todas partes las investigaciones tocaron a los poderosos que tuvieron esos tratos fraudulentos con las finanzas y el dinero de la gente. En Colombia las investigaciones y condenas recayeron sobre segundones, razoneros que medraban las migajas de la gran mesa del poder, incluso algunos de ellos “cayeron de pa arriba”, pues siendo reconocidos narcoparamilitares (Ñoño Elías, Otto Bula, etc.) no fueron procesados por sus crímenes brutales sino por “corrupción”, tapando de paso a poderosos lavadores y beneficiarios económicos y políticos del narcoparamilitarismo. Hoy que el papel del fiscal es de todos conocido, el engranaje institucional muestra su funcionamiento esplendorosamente.
La Fiscalía es la joya de la corona. El tipo ideal de institución del Bloque de Poder Contrainsurgente, la expresión más depurada de Estado y gobernabilidad mafiosas oligárquicas, a la Fiscalía se llega por “méritos” ante los patrones de las castas dominantes, favores que se cobran o se deben, componendas oscuras y fundamentalmente por los negocios multimillonarios que realizan usando el poder del Estado para legislar favoreciendo los negocios privados (Sarmiento Angulo, Pedro Gómez, grupo Santo Domingo, Ardila Lülle). Con ese modelo funcionan otras instituciones del Estado, por eso el salto permanente del sector privado y su corrupción al sector público; por eso las grandes empresas de pulpos como Sarmiento Angulo y las empresas multinacionales quitan y ponen a sus sirvientes empleados de los puestos encumbrados en los gobiernos municipales, regionales y nacional. La corrupción es entonces inherente al funcionamiento del Estado.
Recuérdese los duetos en la fiscalía: De Greiff-Cartel de Cali; Osorio-Casa Castaño; Montealegre-Saludcoop; Martínez Neira-Grupo AVAL (Sarmiento Angulo); más los tratos y negocios de esos “respetables” empresarios con la banca y la bolsa internacionales. Así se compran conciencias, opiniones, fallos, y se subordina más la nación a los intereses de la banca norteamericana. Pues como están las cosas, nos quieren hacer creer que sólo las eventuales sanciones de la bolsa de New York o el cierre de préstamos gringos a Sarmiento Angulo podrían afectar a los capos del poder. No. Nosotros también podemos con sabotaje y resistencia.
4) Colombia: Dictadura ferpecta (sí, ferpecta).
La “democracia” del Bloque de Poder Contrainsurgente, es la más firme dictadura, atornillada al poder en un nuevo Frente Nacional, copando el espacio político, definiendo la política con un discurso unanimista, unificado, fanático e irracional. Una dictadura que quiere imponer la victoria final del proyecto político-económico neoliberal con “todas las de la ley”. Todas las medidas del subpresidente tienen ese sello y representan los intereses de los poderosos, todas las orientaciones del mal-gobierno tienen en común el aprovechamiento intenso de una propaganda prefabricada y mendaz, repetida por noticieros y periódicos que son sus artífices de la operación sicológica -OpSic- que orienta la Doctrina de Acción Integral -DAI- de un ejército vasallo de la OTAN y de una policía que protege las inversiones del poder financiero. El mismo que paga campañas, quita y pone funcionarios y son a la vez dueños de noticieros y periódicos.
En esa línea, la Reforma Tributaria es publicitada tontamente como “Ley de Financiamiento” para convencernos de “apretarnos el cinturón” y aguantar el alto costo de vida para superar el déficit fiscal, cuando las mismas castas dominantes la han denominado con cinismo “un Sisbén para los ricos”; cuando callan descaradamente sobre los más de 12 mil millones que le regalan a las multinacionales en exenciones de impuestos para que “no pierdan la confianza inversionista”. Todos sabemos cómo es que las multinacionales se apropian con violencia de los territorios para la “economía extractiva” y proyectos agroindustriales de monocultivo en socia con “empresarios locales”; sabemos cómo logran exenciones de impuestos, contratos de infraestructura y legalidad para todos sus fraudes y atropellos: sobornos, compra de conciencias, asesinatos, en general corrupción y violencia en sus “justas proporciones” para el funcionamiento del Estado.
Hay otras medidas urgentes para consolidar los proyectos del Estado mafioso y el funcionamiento institucional como la Reforma a la Justicia, la Reforma Política, la posibilidad de una nueva Constitución (con serias posibilidades de definir Primer Ministro y Canciller. Blanco es…), la sincronización de elecciones regionales y nacionales como herramienta para apuntalar la concentración absoluta del poder y la repartición de negocios y puestos a todos los niveles. Todo se paga en un solo paquete y todas las expresiones contrarias, alternativas o simplemente independientes al Bloque de Poder Contrainsurgente serán por fin anuladas. Muchas de estas medidas, aunque de facto ya prosperen, se han empantanado en su “trámite legal” porque el presidente títere resultó más estreñido intelectualmente que un muñeco y no ha podido comprar un Congreso que está a la venta, con las mayorías a su favor y una oposición silenciada o dividida, cuando no cooptada o bajo ataque constante; y sin embargo asusta al Bloque de Poder Contrainsurgente con su potencial electoral que recoge inconformismos.
No es tan casual que esto suceda en el actual contexto latinoamericano. La situación internacional requiere exactamente eso del Estado colombiano, pues su modelo y su proceso son un referente político para todos los gobiernos retardatarios, enemigos de sus pueblos y serviles y mendigantes ante las grandes empresas extranjeras, los bancos internacionales y el gobierno norteamericano. Colombia y su Estado mafioso contrainsurgente son referente para los gobiernos reaccionarios de Sudamérica, es la dictadura ferpecta hecha a la medida de la OTAN con su unipolaridad de democracias oligárquicas y mafiosas en el mundo entero.
5) Gobierno y dictadura retardatarias.
Esta dictadura retrógrada, antipopular y cavernaria nos ha convertido en una nación envilecida y prostituida. Quiere un pueblo paria e imbécil sin orgullo, sin identidad, sin nacionalidad -más allá de un espectáculo deportivo- y además ignorante. Hay que ver la calidad paupérrima de escuelas y colegios públicos o garajes privados donde no hay cabida para las artes, la ciencia o la historia, sino para una “educación en valores” mediocre y aconductadora en los valores del no futuro, de la resignación, la sumisión o el sueño tranquilo del “éxito”. Además de los miles de jóvenes desescolarizados y semianalfabeltas en campos y ciudades que llenan los barrios populares. O ladrón o policía son las alternativas para millones de jóvenes. No en vano Maluma es héroe nacional, no en vano ese monigote y los siete enanitos son los referentes culturales del flamante presidente.
Esta dictadura desindustrializa el país, quiebra el campo, no tiene ningún interés en los problemas del pueblo colombiano y por consiguiente no puede tener ningún interés en el desarrollo de ciencia y tecnología propias. Como no sea para adaptaciones y desagregación de adelantos científicos del primer mundo que sean necesarias para las multinacionales o para el minicomplejo militar-industrial del Grupo Empresarial de Seguridad y Defensa. La ciencia es despreciada; “El imperio no necesita sabios” dijo Pablo Morillo al fusilar al sabio Caldas. Morillo, todo un visionario para las clases dominantes, a las que tiene sin cuidado la asfixia de la universidad pública o la mediocridad de la universidad en general (con muy contadas excepciones), pues es sólo un negocio que eventualmente forma empleados para el sector de servicios y el movimiento del capital especulativo, y un pequeño número de cuadros políticos para el sector privado y la burocracia estatal o para corifeos institucionalistas de las mentiras y la amañada historia oficiales.
Las castas en el poder gobiernan para mantener sus privilegios y aumentar sus ganancias, se oponen en los hechos a la ciencia, a la industria, a la producción nacional y al bienestar del pueblo. No proyectan una educación para la construcción de una nación independiente soberana que se reconozca a sí misma en su pasado y en su futuro.
El Bloque de Poder Contrainsurgente concentra y define el discurso político, las maneras “legítimas” de ejercer la política, opinar, protestar o exigir. El estado mafioso funciona como un cuerpo autoinmune que se fortalece al incorporar su propio “veneno”; el anhelo de paz de los colombianos sigue siendo un embrollo de leguleyadas porque el cálculo esencial de los negocios ya está hecho; la “apertura política” es un mal chiste cuando solo pueden plantearse ideas “autorizadas” que no desestabilicen las instituciones pero que tampoco intervengan en las decisiones fundamentales de la economía y la política.
Es imperativo para los poderosos y sus negocios que las mayorías no accedan al poder político. La ciudadanía es un privilegio que se otorga por niveles en diferentes grados. Así, los problemas del campo, las luchas campesinas e indígenas son aisladas unas de otras y aisladas respecto a las ciudades; así las ciudades se organizan para los ricos (Bogotá, Pereira, Medellín, Cali, Cartagena) y los que no pueden pagar el acceso a los bienes y servicios del centro se ven forzados a establecerse en las periferias (gentrificación le llaman al desplazamiento forzado).
La “institucionalidad” colombiana funciona y está hecha a la medida de los negocios de las castas en el poder con la gran empresa, las multinacionales, la banca internacional y el gobierno norteamericano. Todos estos empresarios de la matanza se sirven del ejército y la policía para garantizar el orden y las ganancias, que esas fuerzas armadas sirvan a esos fines y además estén subordinadas a planes (Ofensiva al Sur) y mandos norteamericanos, pone en evidencia a una dictadura retrógrada, antinacional, antidemocrática y antipueblo.
6) ¿Qué intereses representa el gobierno colombiano?
Ahí está la cuestión fundamental de la política en Colombia ¿con quién está el Bloque de Poder Contrainsurgente? ¿Qué interés y a quién representa? ¿Qué interés defienden los partidos políticos y sus dirigentes (Uribe, Vargas Lleras, Gaviria, Santos, Pastrana, etc)? El mal-gobierno es democracia y paz para los ricos, el resto de colombianos no tenemos voz ni decisión (sólo voto de vez en cuando y con derecho a fraude), miles de jóvenes profesionales desempleados o con trabajos temporales, miles de trabajadores sin garantías laborales y con una pensión que parece cada día más un sueño lejano, las clases medias y los trabajadores endeudados, bancarizados, ahorcados para que estén felices los bancos y sus dueños. La educación superior es un privilegio a crédito y la educación media fomenta la desigualdad social; para la gran masa de pobresía en campos y ciudades queda el hambre, la ignorancia, trabajar para sobrevivir o sobrevivir como toque. Toda una vida de privaciones y carencias, miedo y violencia, leyes injustas e incomprensibles y abuso de los poderosos.
¿Cuándo se ha visto que un oligarca en el poder se manifieste sobre los problemas de nuestro pueblo en lugar de defenderse él y a sus chanchullos? ¿A cuál político corrupto mafioso le interesan la salud, la educación, la vivienda o el trabajo de las mayorías como no sea propaganda para las elecciones? ¿Cuál presidente, ministro o general, cuál banquero o magistrado se preocupa por la vida, los sueños, las expectativas, los dramas y problemas del pueblo colombiano?
Ya se ha dicho: la lucha del pueblo no es un mueble viejo empolvado en un rincón del olvido, muy a pesar de los dogmas del neoliberalismo armado y de quienes, fieles a sus tradiciones, están listos a cabalgar sobre las movilizaciones de un pueblo que -aun, víctima de engaños y confusiones- entiende y sabe que merece un futuro distinto al que le ofrecen los “respetables” matarifes de corbata, los falseadores de la historia, los mafiosos que saquean y roban la nación sólo por hacerse más millonarios.
Al contrario de lo que dicen muchas momias al servicio del poder; la historia no termina. Ahora es cuando empieza. La multipolaridad política y la soberanía popular se abren camino contra una dictadura anacrónica, pero fuerte y bestial.
La movilización, la organización de la resistencia y el sabotaje, la unidad de todos los que trabajan en defensa de la vida del pueblo son alternativa para los que creemos que se puede escribir otra historia: la de un pueblo orgulloso, altivo, valiente, volcado a apropiarse de su destino.
La paz de los ricos no es la paz del pueblo
La democracia de los ricos no es la democracia para el pueblo Paz y democracia para el pueblo