[La siguiente es una entrevista realizada por Maribel Gutiérrez Moreno el 4 de agosto de 1998 a los comandantes insurgentes Antonio y Santiago del ERPI e incluida en su libro Violencia en Guerrero. (Ediciones La Jornada, México, 1998, pp. 304-315).]
UNA NUEVA ORGANIZACION ARMADA
¿Cuándo surge el ERPI, a partir de qué?
Comandante Insurgente Antonio: Surge el 8 de enero de 1998, a partir de una escisión del EPR, del cual se separa una parte importante formada fundamentalmente por toda la instancia del EPR en Guerrero y la instancia del PDPR en Guerrero. Es a partir de que nuestra práctica, nuestra visión, y nuestras concepciones políticas van llegando a un punto de distanciamiento con las del EPR. Nuestros puntos de vista son cada vez más divergentes. Al principio eran diferencias pequeñas, que bastaba con la discusión, y en la discusión se trataba de convencer a los compañeros. Ante la respuesta que había al interior esos planteamientos van tomando una forma cada vez más estructurada, y gradualmente, principalmente en los dos últimos años, lo que empezó como propuesta se va transformando ya poco a poco en un planteamiento divergente. Los acontecimientos nos colocan en la necesidad de definirnos ya como una fuerza diferente, con una estructura propia a nivel militar, con planteamientos políticos propios y con un programa propio. [Desde su aparición pública el 28 de junio de 1996, el EPR había mostrado su mayor actividad en Guerrero. A raíz de que documentos internos que tratan sobre la escisión cayeron en manos del Ejército, en la masacre de El Charco, el 7 de junio de 1998, se hizo público que el 60 por ciento de las columnas guerrilleras del EPR de todo el país estaban en Guerrero y que en esta entidad las fuerzas eperristas se habían multiplicado, frente al estancamiento en el resto del país.]
¿A qué se refieren las diferencias?
Comandante Insurgente Antonio: Nuestras diferencias están en tres categorías fundamentalmente. La primera es una diferencia en cuanto a la metodología de construcción política y militar que se venía practicando en el estado de Guerrero, fundamentalmente a partir de las lecciones que dejaron en 1988 las experiencias de la lucha electoral. Toda esa experiencia nos llevó a tener una diferencia que al principio fue de un grado, y al cabo de los años llega a ser un distanciamiento muy grande. Se sistematiza esa experiencia, se redacta un documento, se le lleva la propuesta al PDPR para que se someta a análisis, a discusión y que se aplicara esa metodología en todo el país, de acuerdo a las características de cada zona, para que el partido creciera más o menos al mismo ritmo al que estaba creciendo en el estado de Guerrero. Sin embargo no se da esta discusión, y no hubo el ambiente necesario para que el EPR pudiera hacer una adopción de este método y llegar a una solución no rupturista. La otra diferencia se refiere a que había un distanciamiento entre la dirección del partido, el Comité Central, las instancias superiores de dirección, y las necesidades y demandas de los pueblos. Puesto que había un alejamiento de los compañeros que desde hacía mucho tiempo no estaban en las zonas, haciendo un compromiso directo con las viudas, los huérfanos, los padres de los muertos que ha dejado la violencia política. Eso mismo tiene que ver con las diferencias que ya hay de concepción acerca de la autodefensa, a partir de que en muchas comunidades, por la experiencia del EZLN, condicionaban su participación en el EPR a no dialogar con el Estado, y al mismo tiempo exigían una respuesta a las agresiones que estaban sufriendo. Esta respuesta es la autodefensa organizada, la autodefensa que se realiza en las mismas comunidades. No se dio así en el EPR. Hubo acciones armadas que se ordenaron bajo algunos criterios que no respondían a las necesidades que estaban surgiendo de los pueblos, sino respondían a episodios coyunturales que se venían dando en el país. Nosotros proponíamos responder a la represión que se estaba desarrollando en las comunidades: desaparecidos, golpeados, torturados, detenidos. Sin embargo no teníamos autorización para realizar acciones militares y dar una respuesta a esa represión. Es cuando les dijimos a los compañeros que había que tomar otra ruta en ese sentido, que no teníamos que hablar nada más de la autodefensa en el sentido político, que teníamos que saber combinarla adecuadamente con una política a nivel nacional para no llevar a la guerra sólo a una región del país o a un estado, cuando en el resto de los estados estaban teniendo un desarrollo desigual. En Guerrero, antes en el Comité Estatal y ahora en la dirección nacional del ERPI, es condición que los miembros de la dirección estén con los compañeros que están desarrollando el trabajo en las zonas, acudir cuando se van a realizar acciones, ir muchas veces al frente de las columnas, acudir a donde se van a abrir nuevas zonas de trabajo, llegar a participar en acciones de propaganda armada y en acciones armadas ya sea contra los caciques, contra la policía y el Ejército. Sin embargo los compañeros del EPR no partían de eso, partían de que la dirección debía de estar protegida. Para nosotros era diferente, pensamos que una dirección más se desarrolla cuando está cerca de las necesidades de los pueblos y del trabajo al que se dice representar. La tercera diferencia es de carácter estratégico. Se refiere a lo que en el EPR ha sido durante mucho tiempo la guerra popular prolongada, de la cual nosotros conservamos los aspectos fundamentales, pero consideramos que es muy importante prepararse para una acción insurreccionar. Entonces empieza a haber un distanciamiento en la visión estratégica del PDPR y la nuestra. En Guerrero veíamos la necesidad grande de prepararse para la coyuntura del año 2000, para la que los partidos políticos se están preparando, y las organizaciones armadas deben estarse preparando para responder a lo que venga en esa coyuntura. Si se hace una guerra de carácter prolongado pensamos que es necesario prepararse porque puede haber detonantes en ciertas coyunturas que pueden hacer que las masas se levanten. Estas tres diferencias fundamentales van incrementándose gradualmente.
¿Qué lecciones tienen ustedes de la experiencia del 88 y qué tienen que ver con sus diferencias con el EPR?
Comandante Antonio: Ocurre que en 1988 se dan posibilidades de trabajo muy grandes en Guerrero. Los que estuvimos aquí observamos cómo se da un proceso de radicalización de la población que participaba en las acciones políticas. A partir de esa coyuntura se desarrollan acciones como la toma de palacios municipales con armas, se desarrollan enfrentamientos con armas para defender esas tomas de palacios, es por ejemplo el caso de Cruz Grande donde hubo enfrentamientos directos con armas muy rudimentarias donde mueren policías motorizados, ese es un ejemplo nada más, también hubo enfrentamientos en Coyuca de Benítez, en Atoyac, en varios municipios de la Tierra Caliente. Esto nos mostró una posibilidad. Por otra parte, en esa coyuntura se dio la incorporación a la lucha política de mucha gente que antes no participaba. Hay mucha gente qlie nace el 6 de julio políticamente, y a partir de entonces se entrega por completo a la lucha política. Esto es por el fenómeno del cardenismo. Esta situación se dio a nivel nacional, la diferencia es que en Guerrero nosotros fuimos receptivos a esos procesos. No con la rapidez que se debiera, pudimos haberlo hecho antes, porque en 1988, cuando vemos que empieza a incorporarse mucha gente a la lucha política nosotros actuamos con la visión tradicional, de crítica al reformismo y la descalificación del movimiento, de ese movimiento que se estaba generando por el cardenismo, y de la gente que se estaba incorporando a esa alternativa. Pero la cercanía que hemos tenido con ese movimiento hace que primero veamos la posibilidad de que ese trabajo nos sirva para crecer a nosotros, la veíamos entonces como una posibilidad de una manera utilitarista. Pudiéramos utilizar esta coyuntura para crecer, por sin lado, y en segundo lugar comprendemos que eso es parte del desarrollo político del pueblo, y lejos de oponernos a ese movimiento electoral como antes lo hacíamos empezamos a manejar que era una expresión de la lucha del pueblo, y que el papel de nosotros pudiera ser no el de espectador crítico, sino el de participante en esos procesos. Es así como empezamos a involucrarnos directamente en la cuestión electoral, no directamente participando con candidatos, sino defendiendo a la gente que está participando en esos procesos. Porque estamos al lado de ellos, y mucha gente nos dice: a ver, qué van a hacer ustedes como guerrilla si nos masacran, si hay represión, ¿no responderían? Entonces nos empiezan a involucrar, pensamos que sí estábamos obligados a responder, y asumimos el compromiso de hacerlo con gente de diversos municipios. Ese compromiso nos permitió crecer y eso nos favoreció en la lucha interna en la que planteamos esta alternativa. Junto con esto había experiencias en otros estados pero muy pequeñitas de un fenómeno parecido, pero donde no se llegó a ese compromiso, mientras que en Guerrero llevamos ese compromiso hasta sus últimas consecuencias, y teníamos unidades cerca de las movilizaciones dispuestas a responder en caso de represión. Eso se dio en 1989 y 90 en las movilizaciones por las elecciones municipales. Esto tiene que ver con nuestras diferencias con el EPR, aunque quiero aclarar que no queremos descalificar. Pero en Guerrero, a diferencia de otros estados, nosotros asumimos ese compromiso con el pueblo. Porque en Guerrero observamos de cerca los estragos de la violencia, y por nuestro origen en el Partido de los Pobres (PDLP), a nosotros las viudas nos conocían cuando íbamos a ver a sus compañeros y después que viene la represión y son asesinados esos compañeros, esa gente nos pregunta qué vamos a hacer, eso nos lleva a asumir un compromiso real con el pueblo. Y esa relación que tenemos con el pueblo, la receptividad a sus demandas, es determinante en nuestra práctica política y es lo que nos lleva a crecer como organización en Guerrero.
¿El antecedente que tienen ustedes en Guerrero, directamente en el PDLP, es determinante en sus planteamientos actuales y su práctica, y en sus diferencias con el EPR?
Comandante Antonio: Esta actitud sí tiene que ver con los antecedentes en el Partido de los Pobres, desde la época de Lucio Cabañas, del que nosotros, hemos afirmado, tenemos una relación de continuidad. El Partido de los Pobres se caracterizaba por una gran receptividad a las demandas del pueblo desde que vivía Lucio Cabañas. Además, por una gran flexibilidad hacia otras luchas y otras organizaciones, él tenía relaciones con el PCM, con lo que era entonces la Liga Comunista 23 de Septiembre, y con otras organizaciones de esa época. Hay una continuidad con la guerrilla de Lucio, aunque hay que reconocer que después de su muerte hay un tiempo en que nuestras fuerzas en el estado de Guerrero no pueden recomponerse, y por la represión se quedan relativamente aisladas de la población. Poco a poco esto se va superando, a partir de que se retoman las relaciones con la población que estaban establecidas desde la época de Lucio. Después viene el fenómeno cardenista del 88 y otra vez nos relacionamos directamente con el movimiento social. Ante el Partido nos transformamos en voceros, en cajas de resonancia de los planteamientos del movimiento social. Ahí están las bases para comenzar a construir el poder popular, que es la expresión de la unidad del pueblo y una organización armada. A partir de que comenzamos a construir la estructura del poder popular comenzamos a subordinar nuestro accionar a las demandas del movimiento social. Le decimos a la gente: esta es una fuerza armada, que hasta ahora ha sido un ejército de un partido, queremos entregarlo a ustedes porque es de ustedes, queremos que sea del pueblo, y como tal, ustedes decidan qué hacemos. Se empieza a fortalecer el vínculo entre el movimiento social y la fuerza armada, la relación se ha vuelto mucho más estrecha.
En el caso de la guerrilla de Lucio Cabañas se tiene la idea de que toma las armas orillado por la represión, y que tiene la característica de ser un movimiento de base popular y no tanto el resultado de un planteamiento ideológico ¿En el ERPI es igual?
Comandante Antonio: Hay esos dos componentes, el de la necesidad de la lucha armada ante la represión, y el de la concientización que plantea la necesidad de la lucha armada. Estos dos componentes están, no sólo como planteamiento, sino hay casos concretos de compañeros que para salvarse de la muerte, al menos por un tiempo, se han incorporado a la guerrilla. Es el caso de uno de los compañeros que cayeron en El Charco, este compañero era perseguido en su lugar de origen, donde era militante de la lucha social, ante esa amenaza contra su vida como una forma de defensa él se refugia en la clandestinidad y muere combatiendo en El Charco.
¿Cómo plantean la autodefensa?
Comandante Santiago: En el estado de Guerrero la guerra sucia se desarrolla desde la época de la guerrilla de Lucio Cabañas, desde hace varias décadas, desde entonces se desarrolla una campaña en contra de los luchadores sociales. De manera que ahora se ha llegado al concepto de guerra de baja intensidad. En aquélla época comenzó con la represión al pueblo de Guerrero, con el desplazamiento masivo de tropas. En Guerrero, desde hace 20 años, van centenares de muertos por la violencia política, muchos de los casos de la violencia política han sido ocultados por el Estado y han sido velados en los medios como guerras entre familias, o delincuencia común. En Guerrero la violencia política se da de manera más acentuada que en otros estados del país, de manera que hay un enfrentamiento constante principalmente de los campesinos pobres a esa situación. Esos pueblos se enfrentan al asalto, se enfrentan al secuestro, a la violación de sus mujeres, se enfrentan a la muerte de manera cotidiana, a la violencia que ejercen las fuerzas gubernamentales, el Ejército, la policía, los caciques y sus pistoleros, y responden defensivamente. Después de mucho tiempo se da a esa respuesta un contenido de organización armada con un planteamiento político.
Comandante Antonio: En Guerrero hay una cultura de la autodefensa, incluso en otros lugares de Oaxaca y de Morelos hay formas de autodefensa que a veces recurren a la violencia extrema, deshumanizada, pero que es una forma de autodefensa. En Guerrero eso es cotidiano. Esto no quiere decir que sólo en Guerrero hay condiciones para una guerrilla, en otros lugares del país también se dan, con otras características, en otros lugares el ingrediente de violencia es menor, pero existe ese deseo de autodefensa. Entonces la diferencia es que en Guerrero, tradicionalmente, por lo que se ha vivido, la gente sabe que sí puede hacerlo, que sí puede defenderse, y en otras partes la gente todavía no aprende a defenderse, sienten que es imposible, su temor es tan grande que a veces llegan a sentir que los que reprimen al pueblo son intocables. En esos lugares lo que falta es que el pueblo pruebe su propia capacidad, que el pueblo vea que sí puede hacerlo. Cuando esto suceda el pueblo solo se va a defender y va a llegar a actuar ante cada agresión. Otro problema es que la represión como se da en Guerrero, la agresión contra el pueblo, también ha motivado la autodefensa. En otros lugares, si al aumentar la lucha política, el Estado responde de esta manera, se va a generar la respuesta del pueblo, y el pueblo va a aprender a defenderse. En la historia del país se ha visto, hay que recordar que un año antes del levantamiento popular de la Revolución Mexicana, quién lo creía, se veía como todo poderoso a Porfirio Díaz y de repente hay un llamado y el pueblo se levanta. Están los elementos, están las posibilidades para un estallido, y tenemos que estar preparados, porque ya están los componentes de un estallido social, ya la gente no aguanta, ya la gente está indignada, ya la gente está viendo que sí puede defenderse.
¿Piensan que el estallido insurreccional se puede dar con motivo de las elecciones del 2000?
Comandante Antonio: Una primera cuestión son los antecedentes. En el 68 realmente hubo posibilidades de un estallido social con la participación política de las masas. Viene la represión y no hay una fuerza con capacidad de canalizar la inconformidad. En la discusión interna del EPR se dice que entonces éramos demasiado jóvenes. Pero después viene el 88, 20 años después, también estuvo a punto de haber estallidos sociales en varios estados del país, y la gente no encontró la fuerza capaz de respaldarlo militarmente. En el 94 se da el levantamiento en Chiapas, y otra vez nos quedamos como espectadores. En segundo lugar ¿Qué condiciones hay ahora para que pudiera darse un estallido? No necesariamente la coyuntura electoral. Puede ser. Pero de las experiencias de otros pueblos nosotros aprendemos que hay causas de estallidos muy diversos, desde algún suceso demasiado duro para el pueblo, el alza de la gasolina por ejemplo, o la injusticia, o el asesinato de algún dirigente social. Ahora bien, no le apostamos a que vaya a ocurrir necesariamente una insurrección, lo que planteamos es que es nuestra obligación estar preparados para tal situación, y creemos que hay elementos para pensar que se puede dar. Pudiera no ser un movimiento nacional, pudieran ser locales, porque en muchos lugares la gente tiene ya un nivel muy alto de indignación que no es posible aguantar. En muchos lugares, ante situaciones represivas, como la de Aguas Blancas, la gente nos decía que tenía que hacerse algo. Entonces: hay elementos para un estallido; no le apostarnos, pero tenemos que estar preparados; pudiera no ser nacional, pudiera ser local.
¿Hacia dónde se encamina en ERPI?
Comandante Santiago: El objetivo estratégico es la toma del poder, pero no por un partido, sino directamente por el pueblo, por medio del poder popular. El planteamiento estratégico sigue siendo el socialismo, pero en este momento de la historia no es posible llegar al socialismo. Buscamos un socialismo con rostro humano, pero por las experiencias en otros países no es posible actualmente. Lo que sí es posible desde ahora es construir el poder popular y esas estructuras van a ser las células de la nueva sociedad. Eso es lo que se está desarrollando en las comunidades insurgentes, donde el pueblo tiene en sus manos directamente las decisiones políticas, la aplicación de la justicia, analiza y determina lo que va a hacer la comunidad ante los problemas que se presentan, por ejemplo ante la delincuencia, y aplica los castigos, los que el pueblo decida.
¿Dónde están formando esas comunidades insurgentes y ese poder popular?
Comandante Antonio: Nuestro esfuerzo es para construir un ejército insurgente preparado, fogueado, y comunidades insurgentes. ¿Y a qué se encamina? ¿Hacia dónde se dirige? A construir el poder popular, no como un objetivo hasta la toma del poder, sino aquí y ahora, desde ahora. Ese trabajo se desarrolla donde está el ERPI. El ERPI está en Guerrero y en otros estados. El ERPI es del pueblo, no de un partido, y responderá a las decisiones del pueblo, expresadas en las comunidades insurgentes. Estamos construyendo el poder popular en cada región. El objetivo último es construir el poder popular a nivel nacional. Hacia allá vamos, dando al pueblo el poder político, el poder militar, el poder económico. El poder popular en las comunidades insurgentes es el que da las órdenes, la máxima autoridad, y es el que va a decidir nuestros planteamientos y nuestras acciones. Y sí, nos encaminamos a construir un partido, pero no un Partido que tome las decisiones y que trate de imponerlas como en el sentido tradicional, de Partido de vanguardia, sino un Partido que recoja las aspiraciones del pueblo, y que oriente y que proponga para que sea la población, por medio de las asambleas de poder popular, quien tome las decisiones, y que esos planteamientos se conviertan por intermedio de la dirección, en órdenes militares, en leyes, en mandatos. Eso se ha estado haciendo con cuestiones como castigar la corrupción o la delincuencia, Pero antes las decisiones las tomábamos nosotros, lo más que hacíamos era avisarle a la gente. Ahora quien decide sobre nuestro accionar es la población. Por ejemplo, si la población de un lugar plantea que es necesario hostigar al Ejército, lo hacemos. Accionamos únicamente donde el pueblo lo decide, donde la gente nos dice que no realicemos ninguna acción militar no lo hacemos. Nuestro accionar depende de lo que la gente plantea, por mayoría.
En su comunicado número tres explican lo que ocurrió en El Charco, y dicen que no pensaban darse a conocer todavía, porque estaban en una etapa de acumulación silenciosa de fuerzas. ¿Qué implicaciones tuvo para ustedes lo que ocurrió en El Charco?
Comandante Antonio: Cuando ocurre la masacre estábamos en una fase de trabajo en silencio, para fortalecernos, porque en los meses anteriores, cuando realizábamos actividades de propaganda armada, reuniones con la población, atrás llegaba el Ejército y reprimía y esto afectaba el trabajo. Estábamos en la fase de crecer y en los esfuerzos por consolidarnos como organización. Como surgimos de otra organización estábamos en la fase de adaptarnos a una nueva práctica, estábamos en el esfuerzo de consultar a la población y recoger sus planteamientos, en silencio. Así hubiéramos seguido si no se hubiera dado la masacre de El Charco. ¿Qué significó para nosotros? En primer lugar un golpe muy grande, porque implicó bajas, de combatientes y de gente del pueblo. Fue un golpe militar por un lado. Por otro lado es una llamada de alerta para que nosotros revisemos nuestra metodología, nuestras formas de seguridad, para emprender una revisión de nuestro trabajo y adaptarla a una nueva situación, porque el Estado trató de detectar dónde está nuestro trabajo para tratar de aniquilarnos. Este acontecimiento nos da a conocer a la opinión pública nacional, porque había compañeros nuestros, y deja ver algunas de nuestras características, en un primer plano deja ver que tenemos una relación evidente, inocultable, con la población, también deja ver que nuestros planteamientos son producto de lo que la gente plantea, y permite que mucha gente se entere de nuestra existencia y que se dé cuenta de que en México existen condiciones para la lucha armada, porque se deja ver que pueblo y Ejército pueden estar en relación. En cuanto a nuestros combatientes caídos, se resiente el golpe militarmente y también se resiente la muerte de campesinos que no son combatientes. Y a nivel nacional se demuestra cómo está actuando el Ejército contra el pueblo.
¿Los acontecimientos de El Charco van a ser determinantes para sus acciones futuras, van a seguir los ataques al Ejército y a las corporaciones policíacas, como los que realizaron en Tierra Caliente y La Montaña?
Comandante Antonio: Nuestra táctica se compone de tres aspectos, una es la autodefensa, que se ejerce en todo momento, no a partir de un solo hecho, otra es la acumulación de fuerzas permanente, que prosigue, el tercer componente es la preparación para un estallido social.
En las elecciones de los últimos meses ha habido triunfos de la oposición, quizás hay menos fraudes electorales ¿Consideran que hay avances hacia la democracia?
Comandante Antonio: Sí vemos esas señales en los procesos electorales, que son un avance. Pero ojalá fueran las únicas señales. Pero hay otras señales que son de guerra, de represión, de una corrupción generalizada. La represión ya no sólo contra las organizaciones armadas sino contra los luchadores sociales. El Estado desarrolla una política más criminal contra el pueblo, la represión se ha vuelto más generalizada, contra los movimientos sociales, se incremento la represión contra los dirigentes de organizaciones democráticas, y contra la población que potencialmente pudiera apoyar a los movimientos armados. Esa represión contra la población es una forma preventiva de contrainsurgencia. Para esto el gobierno utiliza al Ejército, a las policías, a grupos de delincuentes, esta creando las bandas paramilitares, las está incrementando tratando de darles un carácter masivo para oponerlo lo a cualquier iniciativa popular, para oponerlo no sólo a las organizaciones armadas que también están adquiriendo un carácter masivo, y también reprime a la población que no toma parte de las organizaciones armadas pero que las apoya, y a la población que no tiene qué ver con ningún grupo armado. El gobierno utiliza al Ejército directamente para esa represión a los dirigentes sociales. Ejemplos recientes de ello, en Guerrero, es el asesinato de Oscar Rivera Leyva en Atoyac, de Eusebio Vásquez Juárez en la sierra de Coyuca de Benítez, de Alejandro Gandarilla en Tierra Caliente, que son asesinatos cometidos directamente por agentes de inteligencia militar. Se está viendo también como parte de la política del Estado la asignación de recursos económicos a algunas zonas (para algunas obras sociales y para reforzar los aparatos represivos y las bandas paramilitares. Esto es evidente cuando hay una acción represiva que representa un golpe para el pueblo. También lo golpean políticamente y económicamente, porque cuando hay muertos el gobierno, aparte de enviar al Ejército, envía recursos económicos para programas sociales ¿.pero para beneficiar a quién?, ¿al pueblo afectado?, ¿a la gente que lo necesita? No. Sino para beneficiar a las organizaciones del PRI, a las organizaciones promovidas por el gobierno, a las mismas bandas paramilitares, ahí quedan los recursos. Las acciones represivas del gobierno son a veces para evitar el desarrollo de la lucha política y de la lucha armada. Y también hemos visto que recurre a acciones de exterminio de la población, como el caso de Acteal y el caso Aguas Blancas y El Charco. Las acciones de la guerra de baja intensidad han adquirido el carácter de acciones de exterminio, como acciones de escarmiento a la población indefensa ¿Son esas las muestras de avances democráticos que quiere dar el gobierno? ¿Son esas las señales de paz y de diálogo?
El EZLN, dio a conocer el mes pasado su Quinta Declaración de la Selva, en la que plantea que frente a la guerra del gobierno no hará otra guerra, que seguirá resistiendo, y anuncia que realizará una consulta nacional sobre la iniciativa de ley indígena de la Comisión de Concordia y Pacificación derivada de los Acuerdos de San Andrés.
Comandante Antonio: Cada organización tiene su estrategia, la del EZLN es la de responder pero la respuesta de ellos es fundamentalmente política. La consideramos válida y adecuada. Si nosotros estuviéramos en su situación tal vez haríamos lo mismo, pero nosotros nos encontramos en otra situación, por eso respondemos con la autodefensa armada y también damos respuestas políticas.
Comandante Santiago: En la Quinta Declaración de la Selva el EZLN llama a una consulta nacional sobre la iniciativa de la Cocopa sobre derechos y cultura indígena derivada de los Acuerdos de San Andrés. Nosotros pensamos que los acuerdos de San Andrés representan las aspiraciones legítimas del pueblo y en particular de los pueblos indígenas del país, que el gobierno se niega a cumplir. Nosotros saludamos ese llamado a la consulta, que es muy importante para la democracia en el país. Desde luego que la estrategia de ellos no es la misma que desarrollamos nosotros.