Comunicado 3 (Dirección Nacional)

COMUNICADO 3


A UN MES DE LA MASACRE DE EL CHARCO


AL PUEBLO DE MÉXICO
A LAS ORGANIZACIONES DEFENSORAS DE LOS DERECHOS HUMANOS
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
A nuestros hermanos caídos en El Charco,

A los heridos y los prisioneros, a los pueblos hostigados, a los que continúan resistiendo a pesar del miedo, les decimos que el profundo dolor que sentimos anidó en nuestro corazón en forma de semilla de rebelión, su ejemplo nos anima, no han muerto, no han podido encadenarlos, su espíritu vive y libre campea por los montes a la par que el viento susurrándonos al oído palabras de aliento y esperanza…


Lo que ocurrió en El Charco fue una masacre, una acción de exterminio, pretendiendo que sirviera de escarmiento a todo aquel que fuera guerrillero o que simpatizara con la guerrilla. Fue un acto de terrorismo de Estado en contra de la población indígena mixteca y una columna guerrillera de nuestro Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente. En la escuela de El Charco fueron asesinados 7 civiles desarmados y 4 combatientes revolucionarios, entre ellos el jefe de la unidad, el Capitán José. Esto ya lo dijeron los testigos, los pobladores, los presos, los que se esfuerzan en defender los derechos humanos, la prensa, las organizaciones, los partidos…lo dijeron todos excepto el gobierno, excepto los autores.

El ERPI no convocó a la reunión del día 6 de Junio en la escuela de El Charco, una de nuestras unidades llegó a la reunión campesina que se efectuaba en la escuela, no para realizar "adoctrinamiento político militar" como dijo el ejército en su versión, sino para escuchar los planteamientos, opiniones y necesidades de los pueblos como parte de la consulta popular que estamos realizando para elaborar nuestros planteamientos.

Al finalizar la reunión los compañeros decidieron pasar la noche en la escuela, alojándose en una de las aulas. El aula contigua se encontraba llena de campesinos, indígenas mixtecos provenientes de otros pueblos, era población civil desarmada que se quedó ahí para al día siguiente retornar a sus comunidades.

Este error de los compañeros de incurrir en un exceso de confianza al quedarse a pernoctar en la escuela y no en el monte como debe de ser en cualquier unidad guerrillera, se combinó con un factor a favor del ejército ya que el día 6 tuvieron la información de la reunión que se estaba celebrando por parte de una persona ajena a nuestras filas y a la comunidad que por casualidad se enteró de la reunión, lo cual dio tiempo suficiente para preparar una acción de envergadura como la que se ejecutó, sabían perfectamente que había población civil desarmada y menores de edad acompañando a sus familiares. No hubo sorpresa alguna para inteligencia militar y el jefe de la 27 zona militar sino sólo la clara intención de consumar una venganza en representación del Estado Mexicano que por estos días vocifera hipócritamente que nunca hará la guerra a grupo alguno de mexicanos, desde luego que no, sólo los asesinará hoy como antes, recordemos Aguas Blancas, Acteal y el Bosque sólo en el pasado inmediato más reciente.

Resulta por demás absurda la versión oficial de que se trató de un encuentro casual, durante un recorrido de rutina del ejército federal

Los mandos militares, al recibir la información reaccionaron de una forma desproporcionada enviando hacia El Charco primero una unidad de fuerzas especiales al mando de Kaibiles entrenados en Guatemala, seguida por 28 secciones de infantería y después otros mas, sumando en total alrededor de un millar de efectivos militares al mando del general Oropeza Garnica. Los vehículos los dejaron en la comunidad de Tepuente, de ahí caminaron en silencio las dos horas de recorrido hasta El Charco.

El ejército federal sigilosamente tendió un cerco táctico alrededor de la comunidad con unidades de infantería, las fuerzas especiales rodearon la escuela, algunos subieron a la azotea, cuando el cerco estaba tendido iniciaron con el grito que todos conocen ¡ríndanse perros…! Como es de esperarse los campesinos no acertaban que hacer, solo sabían que estaban desarmados, que estaba oscuro y que no tenían por qué rendirse. Nuestro capitán José, jefe de la unidad contestó advirtiendo a los soldados que no dispararan, que había gente civil desarmada. La respuesta fue una lluvia de balas contra las 2 aulas, las balas atravesaban con facilidad las delgadas paredes, el ejército disparaba con fusiles G3, con ametralladoras calibre .50 y con lanzagranadas, los campesinos empezaron a caer heridos, los minutos y la sangre corrían, los muertos entre la población civil ya sumaban 5. Ante la imposibilidad de hacerse escuchar o de detener las ametralladoras federales, la unidad optó por salir del aula para alejar el combate de la escuela y evitar una masacre mayor. Se formaron los voluntarios para salir con el capitán José a la cabeza, salieron los primeros 2, José avanzó hasta casi trasponer la cancha de la escuela, ahí resistió y el compañero que iba en segundo lugar logró romper el cerco, algunos civiles desarmados lograron salir y escapar aprovechando que el fuego se concentraba sobre los compañeros. José cae abatido por la espalda por las balas disparadas por los soldados que habían subido a la azotea. Salieron del aula, por parejas, todos los combatientes, con ellos iba Ricardo Zavala Tapia, para nosotros Daniel el estudiante, que solidario quiso poner sus conocimientos al servicio de un rincón de patria enseñando a leer y escribir a los campesinos y a los combatientes, el estudiante que sin ser combatiente y sin poder ver bien, pues padecía de miopía, se ofreció voluntario para enfrentar las balas que estaban cegando la vida de ese pueblo a quien él vino a servir, cayendo en la cancha donde la sangre india y mestiza fueron una sola. Otros compañeros lograron salir rompiendo el cerco. El objetivo de alejar las balas de la escuela se había logrado parcialmente. Amanecía, solo dos combatientes continuaban resistiendo, los militares eran muchos, decidieron rendirse. Cuando al fin los soldados dejaron de disparar ordenaron a los que se encontraban en las aulas que todos salieran arrastrándose, lo que siguió ya lo saben todos… los dos combatientes que resistieron hasta el final Oscar y Elías y dos civiles mas fueron ejecutados a mansalva y a corta distancia en la cancha cuando se hallaban rendidos y desarmados. Algunos soldados y oficiales mostraron su miseria humana ensañándose con los cadáveres de nuestros compañeros pateando a dos de ellos y arrastrándolos.

Los 11 cadáveres que el ejército presentó como resultado de un enfrentamiento corresponden en realidad a 1 combatiente caído en combate, un visitante voluntario caído en combate, 2 combatientes temporales o dispersos ejecutados cuando estaban rendidos y desarmados y a 7 campesinos asesinados cuando se encontraban totalmente indefensos (5 en el aula y 2 mas en la cancha).

Los heridos en su totalidad son población civil que también estaban desarmados, de las 6 personas que aún se encuentran presas, ninguna milita en nuestras filas, 4 de ellos son los heridos que se reponían en el hospital, una mas es Ericka Zamora Pardo, para nosotros Rosario la estudiante, que junto con Daniel había venido a ofrecer sus servicios para enseñar a leer y escribir a los habitantes mixtecos de las comunidades, (aunque esto avergüence al rector Barnés de Castro) las peligrosas armas que utilizaba eran el lápiz y la libreta, razón por lo que la gente le decía la maestra, el sexto es Efrén Cortés Chávez, luchador social, que simpatizando con nuestros planteamientos colaboraba en ocasiones sin comprometerse mas pues siempre prefería continuar en la lucha por la vía no armada, se encontraba en la columna como invitado para escuchar sus planteamientos y puntos de vista al igual que los de la población. Sobra decir que los cuatro menores de edad a quienes se insiste en retener como prisioneros no son miembros del ERPI, se encontraban en la escuela como población civil.

El ejército como siempre quiso ocultar la verdad, torturó, inventó declaraciones con las mentiras de siempre, involucrando a los luchadores sociales que siempre involucra.

Las comunidades indígenas de la zona han manifestado su indignación, su voluntad y su sentir, mucha gente ha investigado, ha escuchado los testimonios, hoy nadie cree las falsedades oficiales, hemos callado para que otras voces hablen, hoy este comunicado es una voz mas en el mismo sentido.

A un mes de la masacre persiste la cerrazón política y jurídica del Estado Mexicano que no muestra la menor intención de castigar a los culpables. Los diputados y dirigentes priístas, y funcionarios de gobierno han cerrado filas para defender a ultranza la imagen del ejercito justificando sus crímenes.

Por otro lado resulta gratificante la actitud humanitaria de diversas personalidades, organizaciones no gubernamentales y sectores sociales que se han preocupado por la situación de las comunidades, por los prisioneros, los heridos y los muertos.

Compañeros caídos y asesinados en El Charco, en la reunión hablaron su palabra y dijeron su pensamiento, el que hoy recogemos y hacemos nuestro, su voluntad habrá de hacerse realidad.

Cegaron once vidas pero sembraron por doquier el coraje, el deseo de libertad, la rebeldía y la dignidad que como enredaderas se extienden llenándolo todo…

¡CON EL PODER POPULAR, EL PUEBLO UNIDO VENCERÁ!

Dirección nacional del ERPI

República Mexicana a 7 de Julio de 1998.