¡APOYAR, PROTEGER Y DEFENDER A LA MÁS HERMOSA Y VIVIFICADORA MITAD DE LA HUMANIDAD!
La mujer, como el hombre, es parte de la humanidad, aquella especie que se hizo a sí misma en la lucha por la transformación de la naturaleza, la sociedad y las ideas.
Pero, de la mujer en abstracto no podemos hablar porque la sociedad existente ha configurado clases sociales en su historia sustentada en la propiedad privada. Hablemos de la mujer del pueblo y de la mujer proletaria; saludemos su acción y honremos su memoria, pues, entregaron sus vidas por la igualdad y la real emancipación de la mujer a la que por siglos aspiramos; ellas, esas mujeres del pueblo, mujeres proletarias son dignas de tomarlas como ejemplo para la brega presente que ha de forjar el futuro; ellas viven en nosotras, son nuestra convicción, nuestra fortaleza, nuestra acción indoblegable por la revolución socialista.
En cambio, las otras, las mujeres del poder opresor y explotador solo las hemos de recordar para combatirlas, combatirlas por opresoras, por esclavistas, por aristocráticas feudales, por explotadoras capitalistas. Esas mujeres están en el puñado de clases explotadoras que han mantenido y defienden el sistema imperante, son las que pertenecen al 0,01% de los que acumulan las riquezas que sacan de la plusvalía, de la fuerza de trabajo de los obreros, las obreras, de los semiproletarios, de las masas proletarizadas y empobrecidas. Esas son las que se cuentan entre los reaccionarios de la tierra que hoy promueven la guerra de rapiña imperialista por nuevo reparto del mundo.
Esas son parte de los que en el Perú del siglo XX dispararon contra las revolucionarias y los revolucionarios de los ochentas, repitiendo como cacatúas del imperialismo norteamericano la criminalización de la revolución y la criminalización de la lucha popular. Son parte de los recalcitrantes anti terroristas que aumentaron sus ganancias capitalistas con el robo del dinero del Estado que decían defender e impidieron la construcción de escuelas, hospitales, viviendas o carreteras que estaban obligados a hacer.
Ellas son parte de los que aplaudieron la imposición del neoliberalismo privatizador y negador de derechos y libertades.
Ellas son parte de quienes vienen imponiendo la ideología del yo primero, de la autosatisfacción, de los que barren con el espíritu del común.
Ellas son parte de los capitalistas corruptos que convierten en mercancías a las mujeres, jóvenes y niñas ahora. Parte de los que fomentan la propiedad privada de la esposa, la conviviente o la pareja. Parte de los que dejan sin trabajo a millones de desocupados. Parte de los que fomentan el “cholo barato”, con una informalidad de 80%, propio de un capitalismo mediocre.
Son parte pues, del capitalismo explotador que genera una brecha cada vez más ancha entre pobreza y riqueza, una desigualdad indignante entre hombre y mujer, una pobreza creciente.
Capitalismo, por tanto, que incorpora más a la mujer a la producción social, pero ¿para qué? para discriminarla y no pagarle igual que al hombre cumpliendo ambos los mismos requisitos, para rebajar el salario general y sobre todo ahora para que sobre ella y el pueblo recaiga la salida de la crisis, explotándola más, pagándole menos, haciéndola trabajar más y doblemente dentro y fuera de la casa, sin proteger a los hijos que se van quedando solos y más expuestos a todo tipo de riesgos, aumentando las preocupaciones de los padres, especialmente de la madre que trabaja.
Esta y no otra es la condición que vive la mujer peruana hoy.
El gobierno actual está usando tres temas para ocultar su carácter de gran burguesía capitalista dependiente del imperialismo: corrupción, desnutrición infantil y feminicidio. De esta manera, además, se libra de asumir la atención de los derechos fundamentales de todos sus ciudadanos y desentenderse de un nuevo y necesario gran plan de desarrollo económico del país. Y debe ser desenmascarado.
Capitalismo que ahora es el que ha generado la violencia contra la mujer. Sí, es este sistema capitalista basado en la propiedad privada de los medios de producción el que ha creado la crisis económica, política y social del Estado peruano en descomposición.
Una de cuyas muestras es la destrucción de la familia. Sí estamos porque la familia desarrolle, avance, evolucione; sí estamos por la igualdad del hombre y la mujer, sí estamos porque la mujer trabaje y gane igual que el hombre, porque preconizamos “a cada uno según su trabajo” primero y “a cada uno según su necesidad” después, con la revolución y el comunismo.
Otra y una de las más crueles muestras de su crisis es la vil violencia contra la mujer y no se la puede separar de la opresión y explotación de la clase y del pueblo del cual es parte.
La mujer así como el pueblo y el proletariado están más pobres que ayer, más desocupados, con menos educación, con empeoramiento de su salud y con menos expectativas de cambio. Y sobre todas esas posposiciones la mujer enfrenta más violencia que ayer. ESTAMOS EN CONTRA DEL DIARIO ASESINATO DE LA MUJER.
Y tomar conciencia de la verdadera causa de este es decisivo para una acción firme a favor de la emancipación de la mujer, especificándola, claro está, porque es la única solución real por la cual hay que luchar.
Tomar conciencia y actuar junto a los hijos de la clase y el pueblo por la emancipación de la mujer es entender que solo luchando juntos por la transformación socialista de la sociedad se logrará la emancipación de la mujer primero ante la ley y después con el comunismo, ante la vida.
Hoy el proletariado y el pueblo, los hombres y mujeres oprimidos y explotados ya no nos dejamos engañar. Un Estado con todos sus presidentes de los últimos tiempos ladrones, una mayoría parlamentaria con mandones ignorantes, mañosos y ricachones que gobiernan para su beneficio propio, no representa al pueblo. Una democracia con un Estado policiaco que criminaliza la política, que persigue, apresa y encarcela o que promueve los disparos a muerte por los policías, una ciudadanía que no tiene resueltos sus mínimos derechos fundamentales, no es democracia y ese Estado solo se puede cambiar organizándose para cambiar con la revolución. Arrancando hoy los tres derechos: el derecho a reconquistar los beneficios, derechos y libertades conculcadas, el derecho de participar del poder para defender sus derechos fundamentales y el sagrado derecho a construir un nuevo mundo sin opresión ni explotación.
En este día 8 de marzo del 2019, día internacional de la mujer, levantemos nuestra voz para:
¡Defender al pueblo! ¡Defender la condición de la mujer! Y ¡defender la vida de las mujeres!
¡Madre, esposa, hija, hermana, tía, sobrina, prima, vecina, amiga! Unámonos con la clase y el pueblo para:
¡APOYAR, PROTEGER Y DEFENDER A LA MÁS HERMOSA Y VIVIFICADORA MITAD DE LA HUMANIDAD!