Seguramente el conocimiento de la decisión del Comité Estatal de Guerrero y de un miembro del Comité Central de separarse del PDPR y del EPR han provocado reacciones diversas en cada uno de ustedes.
Es normal esto, sobre todo partiendo de que la información que se ha vertido sobre este acontecimiento ha sido diversa y en gran parte, creemos nosotros, ha sido limitada.
Algunos podrán interpretar este hecho como una confirmación de la señal de alarma que se encendió hace tiempo en el sentido de que en la instancia de Guerrero se estaba consolidando una tendencia localista que tendía al divisionismo y que, dicho sea de paso, tenía concepciones divergentes de las que oficialmente sostenía el partido. En este sentido, estamos seguros que habrá voces que habrán de reclamar el por qué no se tomaron medidas para evitar la división que ya se venía venir.
Esa es una interpretación posible pero nosotros esperamos que haya objetividad para juzgar este hecho, o cuando menos, para escuchar nuestra versión, no ya de viva voz, porque la situación no lo permite por ahora, pero sí para analizar lo que para nosotros son las causas que nos motivaron a tomar esta decisión.
Cabe decir, de entrada, que nuestra visión de conjunto de la situación actual no es que ella confirma la previsión, como podrán decir quienes ahora dirán "¡se los dije!" o "¡debimos tomar medidas a tiempo"!, sino un proceso al cual se denomina "profecía autocumplida" que ocurre cuando una predicción sobre bases falsas orilla al sujeto de la predicción a hacer lo que profecía establece. Es decir, nosotros consideramos que esta decisión ha estado motivada, en gran parte, porque la reacción de gran parte del CC ante algunas manifestaciones nuestras, al acusarnos de separatistas, nos ha obligado, finalmente, a la separación. Permítannos explicarnos.
Este hecho es la culminación de un proceso, de una cadena de acontecimientos desarrollados a partir de hace algo más de dos años, a lo largo de los cuales fuimos llegando a diversas conclusiones. Podríamos reseñar cronológicamente estos acontecimientos para explicar como fuimos llegando a cada una de las conclusiones, pero consideramos preferible abordar directamente éstas, desde nuestro punto de vista, ya que sabemos perfectamente que el del CC será diferente.
Antes de empezar quisiéramos señalar dos cosas, en primer lugar pedir una disculpa por consignar estos hechos, lo que pudiera ser interpretado como el colocar en riesgo la información del partido, pero ¿de qué otra manera nos podemos explicar?
En segundo lugar, decir que, pese a que ya no formamos parte de la estructura del PDPR y del EPR, consideramos que el señalamiento de las deficiencias que, a nuestro juicio son más evidentes puede ayudar a que se tomen medidas para superarlos, si lo consideran necesario, ya que nosotros creemos que de no atenderse se seguirán profundizando.
1.- El partido se encuentra en una estado de crisis, al que nosotros consideramos puede calificarse de crónico. Este estado se manifiesta en los siguientes hechos:
a) La fuerza del partido, lejos de crecer por la existencia, en el momento actual y desde hace ya varios años, de condiciones favorables para la lucha revolucionaria, en el mejor de los casos se ha estancado, mientras que en lo general ha decrecido. De ello dan cuenta los siguientes datos, de los cuales los primeros se refieren a lo sucedido al último año y medio:
- En O ha habido un marcado descenso del número de combatientes, de la cantidad de la base política y del apoyo popular.
- En VM el número de combatientes ha disminuido a raíz de las detenciones de algunos de los que había y a la falta de su reposición en el área misma.
- En Ch. ha aumentado el número de combatientes pero en una proporción mínima.
- En el resto del país, con la excepción de Guerrero, las fuerzas se han mantenido prácticamente iguales que hace año y medio.
b) La dirección del partido, a nuestro parecer, ha perdido la perspectiva en tres aspectos fundamentales, en primer lugar en cuanto a que no ha podido ver los problemas, pese a que han sido señalados en diferentes momentos y formas; en segundo lugar, en cuanto a que no ha emprendido medidas que permitan corregirlos (salvo esfuerzos que no implican cambios de fondo, pues son esfuerzos en gran parte se quedan en la superficie y no van al fondo del asunto); y en tercer lugar, en cuanto a que el esfuerzo principal del partido ha sido dedicado a fortalecer uno de los aspectos deficientes del trabajo partidario, el centralismo.
c) Las causas de ese estado de crisis ha sido la política aplicada por la dirección del partido, es decir, por el CC. A nadie más puede culparse de este hecho, pues en el pueblo existe una receptividad enorme hacia los planteamientos revolucionarios, lo que puede palparse en el hecho de que otras fuerzas sí han podido crecer en las actuales circunstancias, además de que en la base partidaria hay un gran deseo de dedicar su esfuerzo a la lucha cuando éste es bien orientado.
2.- El PDPR y el EPR han adquirido una serie de características negativas que lo alejan cada vez más de las necesidades que una organización revolucionaria debiera cubrir en los momentos actuales. La exposición en este aspecto se encuentra resumida necesariamente, pues de otra manera se extendería este escrito y creemos innecesario hacerlo, ya que todos los que han participado de la vida interna partidaria conocen, con seguridad, casos diversos, aún cuando pudieran no estar de acuerdo con nuestra interpretación.
a) Pérdida de objetividad. Hablamos de pérdida de objetividad desde el momento en que la realidad no ha sido percibida tal como es, por diferentes causas en la que en este punto no consideramos necesario profundizar.
A manera de ejemplo podríamos consignar el hecho de que no ha percibido la existencia de una tendencia a la debacle y que se hace evidente en Oaxaca y en el Valle de México y que en otros casos ahora cuando menos se manifiesta en estancamiento. Nos atrevemos a llamar a esa situación tendencia a la debacle, pues consideramos que si no se pone atención en ese aspecto, la debacle se hará efectiva en corto tiempo, sobre todo si el enemigo sabe aprovechar la situación.
b) Pérdida de espíritu autocrítico. Las explicaciones que el partido pretende dar de una serie de deficiencias, dejan ver que lejos de explicarlas, pretende, en realidad, justificarlas, como sucede con la explicación que se da a los pocos resultados obtenidos a lo largo de 30 años de trabajo y a los errores y deficiencias que sucedieron en ese tiempo, pues el argumento básico y central en todas las discusiones: ha sido que las "condiciones" son las causantes de las características del trabajo y en particular de sus deficiencias. Es decir, las cosas son así porque no han podido ser de otra manera; no ha estado en manos de nadie el haber podido hacer algo diferente.
Lo mismo sucede con el argumento con el que se pretende explicar el retraso del trabajo en la mayoría de los estados y el contraste de esta situación con el de Guerrero. En este caso, en vez de explicar el por qué del atraso, se intenta explicar el por qué del avance de nuestro estado, diciendo que aquí se ha concentrado el esfuerzo partidario y, además, de que en ningún otro estado las condiciones son tan favorables como en Guerrero para el trabajo revolucionario, por sus antecedentes.
La pretendida explicación no es más que un intento de justificación, toda vez que podemos comparar la situación de nuestro estado con la de otros que también han recibido apoyos similares y veremos que en ninguno los resultados se parecen. Por ejemplo, en el Valle de México, donde ha estado concentrada la mayor parte de elementos del CC en diferentes momentos y donde se han concentrado combatientes de diversas partes del país, tiene, a pesar de ello, un desarrollo nulo. Chiapas, otra entidad donde se han enviado combatientes de diversas partes se encuentra estancada sin un crecimiento significativo desde hace un año y medio. ¿Solamente en Guerrero son favorables las condiciones para la lucha armada? ¿Y en Chiapas, por qué el EZLN ha podido crear el trabajo que tiene y los compañeros no? Y después del surgimiento del EZLN, que ha dinamizado la situación y creado una situación de efervescencia de la lucha popular por qué no se ha crecido, entonces? ¿y por qué no se ha crecido en Oaxaca, donde existe una situación explosiva por la situación de los indígenas?
c) Pérdida creciente de la relación con el pueblo. Los planteamientos partidarios pretenden representar las aspiraciones del pueblo y en parte lo hacen, pero esa representación se pretende realizar a partir de una discusión interna y de una elaboración teórica, no de una consulta con el pueblo, cuyas aspiraciones se pretende representar. Esto ha conducido a que en diversas ocasiones las alternativas partidarias se encuentren en abierta contradicción con las necesidades de la población, no por querer ir en contra de ellas, sino por un hecho muy simple, el desconocimiento de las aspiraciones, necesidades o sentimientos del pueblo.
Ejemplos concretos de ello son que el sentir de la militancia no se ha tomado en cuenta suficientemente en muchos casos al impulsar políticas que van en abierta contradicción con las opiniones de la militancia, lo que ha sido evidente en el caso de Guerrero, donde pese a la expresión de las bases, compartida por el Comité Estatal y transmitida al Comité Central, este se ha negado a impulsar la autodefensa por medio del hostigamiento al ejército cuando éste estaba agrediendo abiertamente a la población. (Cabe decir que después se impulsó el hostigamiento, pero bajo otras consideraciones, derivadas de supuestas necesidades nacionales, no de la necesidad del pueblo agredido). Obviamente, no puede evitarse que la militancia, los combatientes y los jefes de las unidades militares, e incluso, los responsables de instancia, como ocurrió en el caso de Guerrero, se pregunten: ¿y así decimos que representamos al pueblo? y se contesten a sí mismos: ¡Así no representamos ni siquiera a nuestros combatientes y bases!
Otro caso de igual significación lo es la falta de impulso a la realización de acciones militares (de limpieza sobre todo) en algunos lugares cuando el gobierno y sus fuerzas armadas y policiacas y las bandas paramilitares han hostigado al pueblo, lo que ha motivado que en esas zonas existan expresiones como ¿entonces para que están los guerrilleros? Y esto sucede no solamente entre la población sino incluso entre integrantes de comunidades que son bases partidarias. La Sierra Madre Oriental y Oaxaca son los ejemplo más claros de esta situación. Más ilustrativo resulta aún el caso de Oaxaca en una de cuyas zonas estaba impulsándose la realización de emboscadas sin tomar en cuenta la opinión en contrario de parte de los habitantes, lo que afortunadamente pudo evitarse al detectar el responsable de esta acción esta valoración y ser sensible a ella.
d) Pérdida creciente de la relación de la dirección con las bases del partido. Pese a los intentos de que la base del partido participe en la elaboración de la línea política y en la discusión de diversos aspectos de la política partidaria, todavía hay muchos aspectos, de gran importancia, en los que las directrices emitidas por la dirección del partido son elaboradas sin tomar en cuenta la opinión de la base. Por otro lado, prácticamente se ha abandonado a su suerte a diversos militantes que deben realizar trabajo en diversas áreas y niveles, lo cual se ha reflejado en descontento en esa base, el cual muchas veces no se hace del conocimiento de las estructuras superiores porque en la práctica no existen los canales para ello. En algunas ocasiones ese descontento ha llegado a convertirse en deserciones (baste para ilustrar esto el caso de O, donde en un mes siete profesionales pidieron permiso para retirarse).
Las principales consecuencias de este fenómeno han sido el centralismo que oprime la iniciativa, las aspiraciones y los sentimientos de la base y el burocratismo que se incrementa constantemente y que se manifiesta en un funcionamiento con características marcadamente urbanas, cuando nuestra fuerza principal ha estado asentada en el campo (no se quiere decir que así debe ser, sino que así ha sido); en intentar empujar a la militancia a realizar tareas que la mayor parte de los integrantes del CC parecen no encontrarse dispuestos a cumplir y que se desinteresan, en algunos casos casi totalmente por su realización (en los hechos, porque formalmente no deja de expresarse la disposición). Como consecuencia de este hecho se percibe una mayor pérdida de autoridad de la dirigencia entre la militancia (no percibida, pues el mismo alejamiento impide ver la situación cabalmente).
Podemos hablar, sin temor a equivocarnos, de que, en gran parte, las relaciones que las instancias superiores llevan con las inferiores y con la militancia son relaciones de dominio, en las que las instancias superiores realizan un verdadero abuso de ciertos elementos, como el poder de la autoridad (lo que la autoridad partidaria determine es lo correcto, aunque vaya en contra de la realidad y de la aspiración de la base o el pueblo), la falsedad que oculta la realidad y la disfraza de medidas de seguridad (la militancia no debe conocer lo que tenemos realmente sino siempre debe suponer que tenemos más), el miedo (quien no esté de acuerdo con algunas cuestiones se coloca bajo sospecha ante la militancia), e incluso el conocimiento al que en muchos casos se ha tomado, en la práctica, como instrumento de dominio (abuso de los conocimientos sicológicos).
e) Aferramiento a concepciones dogmáticas. Acostumbrado a la concepción del marxismo impulsada desde los países que intentaron construir el socialismo burocráticamente, y pese a esfuerzos internos aislados en el sentido de superación de esta concepción dogmática, no se percibe un esfuerzo general por lograrla, pues después de conocer de la existencia de materiales de marxistas críticos no se han estudiado ni impulsado su estudio por la militancia, al igual que ha pasado con los análisis del marxismo que se hacen actualmente desde los países que reivindican el socialismo y mucho menos se ha impulsado el análisis crítico que pudiera convertirse en aporte.
f) Aumento del predominio del centralismo sobre la democracia en la vida interna del partido, expresado en retrocesos en la democratización de la vida interna del partido, que en aspectos fundamentales se hace evidentemente antidemocrática.
Pese a que se estaban realizando intentos de democratización de la vida interna, al permitir que la militancia participara en la elaboración de la línea política, y de algunos aspectos de la política partidaria, varias de las medidas tomadas recientemente pueden considerarse francamente antidemocráticas, como el dar marcha atrás en la emisión de un boletín al través del cual los militantes podrían haber dado a conocer a los demás militantes sus puntos de vista o posiciones para que pudieran ser discutidos, para ser enriquecidos, desechados o tomados en cuenta de alguna manera. En vez de ello se ha decidido que se dará a conocer a la militancia solamente lo que el CC determine, por medio del Comité de Formación Política Ideológica. De esta manera ¿cómo puede realizarse una lucha ideológica si la militancia puede conocer solamente la visión oficial? De esta manera la discusión se reduce, en gran parte, a la que se realiza entre los miembros del CC, lo que limita enormemente su riqueza y, sobre todo, la formación de la militancia, que casi puede conocer solamente las versiones y posiciones oficiales en torno a una gran cantidad de temas, pues la discusión no solamente se realiza en torno a los documentos sino en torno a la práctica cotidiana y de ella no puede saber nada la militancia.
Otro ejemplo acerca de esta situación es el hecho de que el material elaborado por algún militante o estructura partidaria, producto de su experiencia, o de su investigación, no puede darse a conocer como material de estudio o discusión, ni aún en su colectivo, pues recientemente, en esa misma reunión a que se hace referencia, se determinó que solamente se estudiarán los materiales previamente aprobados por el CC, otra vez a través del CFPI. Aún no se ha llegado a ese punto, pero por este camino al rato no podrá ni platicarse de las experiencias que se consideran útiles o realizar intercambio de ellas sin autorización. ¿cómo puede desarrollar la militancia su capacidad de elaboración teórica o de sus experiencias si no tendrán utilidad, a menos que quienes no tienen ninguna relación con el trabajo práctico así lo decidan.
Un ejemplo más de lo mismo. La manifestación de desacuerdos, lejos de ser tomados como una cuestión natural, ha sido tomada prácticamente como un desafío al que hay que responder colocando bajo sospecha y sentando en el "banquillo de los acusados" a quien mantenga posiciones divergentes, sobre todo cuando después de una discusión mantiene sus puntos de vista. Tal ha sido el caso de la presentación, por parte del Comité Estatal de Guerrero de cartas donde manifiesta su desacuerdo con respecto a algunos tópicos o simplemente manifiesta su posición con respecto a ellos, y el de la presentación de las propuestas referentes a la metodología de construcción. En ambos casos la discusión, más que eso, se asemeja a una comparecencia ante la autoridad partidaria por parte de quien manifieste diferencias.
g) Pérdida del espíritu revolucionario. En diversos momentos ha podido percibirse como han ido perdiendo valor al interior del partido lo que debieran ser cualidades permanentes en el revolucionario, como el espíritu de búsqueda, el impulso a la creatividad, la abnegación en el trabajo. La mayoría de los integrantes del CC se encuentran tan alejados del trabajo con la base partidaria y con el pueblo que han dejado de compartir sus preocupaciones, sus alegrías, haciéndose sujetos de un proceso que podría llamarse de acomodamiento. El trabajo considerado duro, difícil y que requiere abnegación es delegado en militantes de menor nivel, a los que se exige lo que no se está dispuesto a hacer por sí mismo. Esa es una de las razones que en varios estados no haya podido levantarse un trabajo organizativo y militar de consideración, aún cuando las condiciones objetivas sean enormemente favorables.
Un aspecto ilustrativo de la falta de atención a problemas nodales es la poca atención e impulso que ha recibido una cuestión como la formación de las comunidades insurgentes, cuestión de gran importancia por la transformación que implica del ejercicio del poder y de la relación de la organización revolucionaria con el pueblo.
h) Pérdida de la capacidad de utilizar racionalmente los recursos humanos. Al interior del partido existen recursos humanos en forma de capacidades, en forma de potencialidades que no se utilizan y que por el contrario son subutilizados en tareas, que no dejan de ser necesarias, pero que podrían cubrirse haciendo uso de otros elementos con menos capacidades. Posibles organizadores cumplen tareas administrativas, posibles jefes de columnas o unidades guerrilleras cumplen tareas de combatientes.
Otra de las formas que adopta la subutilización de los recursos es la asignación de tareas independientemente de los intereses de los militantes, pues es común que la asignación de las tareas y del campo de actividad se decida desde arriba y se comunique solamente la decisión a la persona ¿y sus intereses? ¿y sus aficiones? No cuentan, pues si alguien protesta significa que le falta conciencia.
i) Confusión de la unidad con la homogeneidad. Pese a que la concepción acerca de la unidad con respecto a otras organizaciones se ha hecho más flexible que la que se mantenía hace algunos años, lo que es bueno, indudablemente, pues deja ver que hay una mayor comprensión de la realidad y permite una mayor adaptabilidad a ella, al interior del partido existe una clara tendencia a la confusión de unidad con homogeneidad, pues pese a que se admite ya que es posible y aceptable no estar de acuerdo con algunas posiciones, en la práctica y sobre todo para algunos compañeros, la falta de homogeneidad implica ya manifestación de separatismo, como ha sucedido en el caso actual, en el cual desde un principio se colocó bajo sospecha a quienes mantenemos diferencias, iniciándose un proceso de profecía autocumplida, y por medio de una serie de mecanismos que buscando prevenir un mal orillan a él por colocar en una posición defensiva a quienes de ninguna manera pensaban hacer algo en el sentido que se previene. Y cómo no va a ser así si ante algo normal como la diferencia, se responde con descalificación, e incluso con medidas punitivas.
j) Aferramiento a una metodología que ha probado su ineficacia. Obvio es que si el trabajo no ha producido buenos resultados, entre las primeras cosas que tendrían que revisarse estaría la metodología, sin embargo no se hace, sino que, por el contrario, se refuerza la que ha sido tan ineficaz. ¿qué puede esperarse de una situación así, mas que la continuación del descenso del trabajo?
k) Incapacidad para adaptarse a las nuevas condiciones. La coyuntura en que nos encontramos, con las nuevas necesidades que se necesitan cubrir por el hostigamiento, con la evidencia de signos de retroceso y con las necesidades que plantea la situación política derivada del proceso del 2000, nos plantean nuevas exigencias ante las cuales no se está en la capacidad de responder, pues existe un descuido real y enorme respecto al crecimiento del partido y en contraparte la atención fundamental es recibida por la formación de unos aparatos hiperdesarrollados en comparación con los escasos recursos humanos con que se cuenta en cada instancia. Ejemplos de esto es que la mayoría de los elementos de la dirección están abocados directamente al desarrollo de estas estructuras y se pretende que en cada una de las instancias estatales existan estos aparatos ¡cuando en varias instancias estatales no pasan de una decena los militantes, profesionales o no, que existen! Un ejemplo más de esto mismo es el hecho de que se cuenta con tantos comandantes que la tropa necesitaría aumentar en cinco veces para mantener una adecuada correspondencia (y eso contando a las fuerzas de que disponemos en Guerrero, porque si no, sería necesario incrementar el número de efectivos en diez veces, cuando menos). No quiere decir esto que deba descuidarse totalmente la formación de los recursos humanos o que estos solamente se refieran al número, no, entendemos que también la preparación forma parte de los recursos humanos, pero debe ir acorde con la fuerza numérica de que se dispone, pues de otra manera seremos un ejército de jefes, esperando que los acontecimientos nos coloquen a la cabeza de lo que no hemos sabido construir.
Por otro lado, pese a ser evidente la carencia de fuerzas militares y la necesidad de impulsar su creación y desarrollo, pues una sola instancia (Guerrero) cuenta con el 60 % de las columnas existentes en todo el país mientras que existen instancias que no tienen ni una columna guerrillera y ni un solo pelotón, se sigue poniendo el acento principal en la formación de una estructura llena de comisiones de características urbanas, pues no se ha impulsado suficientemente la formación de las columnas y, por el contrario, se ha impedido que quienes pudieran hacerlo lo hagan. Esto ha sucedido en diversos lugares, en los que para tener a la mano y atendiendo la formación de las diversas comisiones, se ha impedido que los responsables dediquen su esfuerzo directamente a la formación de las columnas guerrilleras.
Además, las nuevas condiciones creadas a partir de la reanudación de hostilidades han generado necesidades nuevas, entre ellas una mayor autonomía de las unidades militares, sin embargo se ha rehuido el concederla pues al parecer es más grande el temor de perder el control de esas unidades que el deseo de responder adecuadamente a la nueva situación y el garantizar su seguridad (esto último se dice a partir de que la dirección directamente por una instancia central ha generado la introducción de variantes que, en varias ocasiones, lejos de contribuir al desarrollo, han dificultado la realización de las tareas.
Esta serie de consideraciones no puede llevarnos más que a la conclusión de que, tal como se encuentran actualmente, el PDPR y el EPR no pueden desempeñar el papel que una organización revolucionaria debe ocupar en los actuales momentos y que, aún cuando se diga que en su interior existen los mecanismos para luchar por introducir las modificaciones que se consideren necesarias en su política, en sus concepciones, en su metodología, y en su práctica, nosotros consideramos que, al menos para nosotros, se ha cerrado ese camino, toda vez que nuestro afán de cambio se ha enfrentado con barreras que no podemos superar.
De todo el esfuerzo realizado durante el tiempo en que hemos desarrollado la lucha ideológica y política al interior del partido, nosotros concluimos que nuestro esfuerzo y el de muchos militantes y combatientes sería más fructífero fuera de las filas del PDPR y el EPR, ya que ahí podremos aplicar nuestras concepciones, las que ustedes conocen y que, a nuestro parecer, han dado buenos resultados y aún pueden ofrecer mejores, sobre todo cuando no tengan que enfrentarse a una lucha desgastante, como hasta ahora ha sido para nosotros (y creemos que también para quienes prosiguen en el PDPR y el EPR).
Sabemos que para ustedes habría sido preferible que la separación nuestra se diera a título personal, pero recuerden que aquí nos hemos caracterizado por discutir con los compañeros de diferentes niveles los problemas para que las decisiones se tomen con el consentimiento común. Ésta decisión, pues, no es la de un grupo que arrastra tras de sí a sus subordinados, sino que es resultado de una consulta, en la que cada compañero participó y decidió por sí mismo.
Esta separación de ninguna manera implica el que nosotros los consideremos enemigos a ustedes, sino que, si bien no coincidimos con muchas de sus apreciaciones, de sus concepciones, de su método y su práctica, los seguimos considerando como parte de un esfuerzo de los sectores populares por realizar un cambio. Lo mismo esperamos de ustedes.
Consignamos lo anterior porque sabemos que podría concluirse que a partir de ahora se nos considere enemigos del partido o de la revolución. Lo recalcamos, no lo somos.
Lo decimos también porque sabemos que pueden, si así lo quieren, destinar sus esfuerzos a cualquiera de las siguientes cosas:
A lamentar lo sucedido, e intentar explicarlo por la maldad de unos divisionistas.
A erigir un tribunal que juzgue a los infractores, como propondrán tal vez aquellos que dirán "¡se los dije, pero no me hicieron caso!.
A buscarnos y ajustar cuentas.
A prevenirse contra otras situaciones como la presente, pero entendiendo esto en el sentido de aumentar el centralismo y fortalecer la metodología tradicional y la homogeneidad.
Nosotros, en vez de ello, sugerimos, si se quieren escuchar opiniones, otras alternativas.
Hacer esfuerzos por explicar esto como un proceso que desemboca naturalmente en una separación cuando ya no es mucho lo que nos une, cuando nuestras concepciones son tan divergentes. Lo que queremos es tan diferente y lo que hacemos por lograrlo es tan diferente que, por ahora, no podemos marchar juntos.
Tratar de explicar esto como un proceso en gran parte producido como una reacción precisamente a esas voces que colocan bajo sospecha a los diferentes y quieren. Cuando se emitieron las primeras voces que hablaban de que se encontraba en peligro la unidad del partido no había tal, ni lo hubo durante casi todo el proceso, esta decisión se tomó a partir de las decisiones punitivas y a partir de que consideramos que su aplicación conduciría a un retroceso o estancamiento del trabajo de Guerrero igual que al que se ha dado en otras partes del país. Todo estábamos dispuestos a discutir, a reconsiderar y a, ¿por qué no decirlo? a sacrificar, todo menos el esfuerzo de una gran cantidad de combatientes que ha dedicado su esfuerzo a la lucha por consolidar una fuerza revolucionaria y que pudo plasmarse en gran parte por la manera en que aquí se ha intentado. Se nos colocó entre la espada y la pared y decidimos salirnos de esa situación, aún cuando pudiera entenderse que con ello confirmábamos las versiones de divisionismo. Y es que no pudimos, ni podemos ahora, ni podremos jamás, sacrificar eso. Esperamos lo comprendan, creemos que lo harán, si no ahora, más adelante.
Dedicar el esfuerzo principal del partido a levantar un trabajo que se ha estancado en su desarrollo en muchas zonas y que en algunas de ellas enfrenta una tendencia a la debacle, como ocurre en O. Si no se atiende esa zona creemos que puede derrumbarse lo que queda. Cabe aclarar que si en esa zona no hicimos el planteamiento de que se unieran a nosotros no fue porque no hubieran condiciones para ello (el descontento es grande, como pueden darse cuenta si abordan el trabajo con mejor visión), sino en base a que consideramos que ahí pueden el PDPR y el EPR ver como una nuevo forma de ver y hacer las cosas puede no solamente recuperarse el terreno perdido, sino avanzar aún más.
Leer en la realidad lo que ésta puede decir, lo que quiere decir, ver en las expresiones o en las acciones de los militantes y combatientes, no lo que queremos ver o lo superficial, sino los indicios de inconformidad con políticas que no los toman en cuenta, que prácticamente lo abandonan a su suerte, que deciden por él.
En conclusión, podemos decir, en primer lugar, que la política aplicada por la dirección contiene una serie de aspectos negativos que implican una concepción antidemocrática del partido y que son desfavorables al desarrollo político e ideológico de la militancia, al fortalecimiento del PDPR y el EPR y a su inserción en el seno del pueblo.
En segundo lugar, que un partido con estas características ha dejado de ser la opción para el cambio y, no solamente eso, sino que en estos momentos no existen condiciones para que desde dentro pueda realizarse el cambio que lo lleve a tomar ese papel.
Por eso concluimos que este no es el partido al que nosotros ingresamos, ni es la lucha a la que nos incorporamos, ni luchar así es el compromiso que asumimos.