Iniciando la segunda semana de abril, según la encuestadora Cifras & Conceptos bajó la imagen positiva del Presidente Duque al 34 por ciento, mientras la imagen negativa subió al 58 por ciento; retroceso apreciable comparado con los resultados de la encuesta Invamer, que reportó el pasado febrero una imagen favorable de 42,7 y desfavorable de 50,4.
En concordancia con el resultado de las encuestas, a la vista de todos está el escepticismo, la inconformidad y todo tipo de cuestionamientos contra Duque, por gobernar sólo a favor de la plutocracia que manda en los EEUU y en Colombia, en particular por estar al servicio de los asociados de Trump y Uribe.
Duque dejó atrás el sello tecnocrático y legalista que intentó dar a su mandato, para mostrarse como es, un Gobierno interesado en imponer otra reforma tributaria, “hacer trizas la paz”, fumigar con Glifosato los cultivos de coca y atizar el derrocamiento del Gobierno de Venezuela. Tampoco le ha cumplido al Movimiento nacional contra la corrupción, ni ha intentado resolver la crisis social, ambiental y de derechos humanos.
En las regiones de Colombia no aceptan que mientras Duque está “metido de pies y cabeza” en los problemas de Venezuela, desatienda situaciones de grave crisis en Cúcuta, la Guajira, el Chocó, Putumayo, el Cauca y otras más.
Duque se comprometió con Trump a dar grandes resultados en la erradicación de los cultivos de coca fumigando con Glifosato, un veneno de poca efectividad para esta erradicación, pero costoso y dañino para el ambiente y la salud humana; y al no avanzar a la velocidad que Trump demanda, éste declaró que durante el Gobierno de Duque está entrando más droga a los Estados Unidos, regaño público que deja claro quién manda en Colombia.
Para Trump los Acuerdos de Paz firmados con las FARC son la causa de la extensión de los cultivos de coca en el país, por esto también empuja a Duque a “hacer trizas la paz”, por medio de incumplir la implementación de los Acuerdos, junto a cancelar los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional.
El primero de abril, el Embajador de EEUU, Kevin Whitaker, en un desayuno ofrecido en su residencia presionó a congresistas colombianos para que respalden a Duque en sus Objeciones a la Justicia para la paz y les exigió apoyar la extradición de Santrich, el Negociador de Paz de las FARC, a quien mantienen preso desde hace un año; si no apoyan sus exigencias amenazó con represalias económicas contra el país.
El descaro del Embajador Whitaker ha sido ampliamente rechazado en Colombia, pero pese a esto continúa con sus presiones contra los congresistas que no se han doblegado a sus dictados. Al igual que hicieron contra la Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), a quien le quitaron la Visa para ingresar a los EEUU; ahora le quitaron la Visa a J.J. Cárdenas congresista del Partido de la U, acusándolo de revelar las maquinaciones de este Embajador.
Está por verse si acá los EEUU obtienen los mismos resultados que lograron con la CPI, pues con el ataque a la Fiscal Bensouda frenaron que ella investigara sus crímenes de guerra en Afganistán.
Duque va a congraciarse con Trump, también puede “barajar y repartir de nuevo” los altos cargos de su administración, para calmar el motín interno que enfrenta en la coalición de Gobierno, pero lo que está en duda es hasta dónde va a darle salida a los reclamos y exigencias que hacen los movimientos sociales, y por los cuales van al Paro Nacional del 25 de abril.
Para atender las urgencias de las mayorías nacionales debería no aplicar el Plan de Desarrollo que hizo aprobar a marchas forzadas en el Congreso, pero dado su talante reaccionario esto no va a ocurrir y por tanto seguirá decayendo su figura como Presidente de todos los colombianos. Para salir del atolladero los movimientos sociales y fuerzas políticos deberán seguir apostándole en sus luchas al Proceso de Paz, al respeto a los derechos humanos, a buscar confluencias para lograr una gobernabilidad democratizadora, que de continuidad a la solución dialogada del conflicto armado y priorice los intereses nacionales de las y los colombianos.
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