Diálogo en vez de guerra por la extradición

DIÁLOGO EN VEZ DE GUERRA POR LA EXTRADICIÓN*

La sesión del Senado de la República del pasado martes 23 de abril pasará a la historia como el lanzamiento público de una Tercera Guerra por la Extradición en Colombia; en los debates el Senador Gustavo Petro le recordó al ex presidente Uribe que él “antes había apoyado la derogación de la extradición”, éste le respondió acusándolo de ser un triple sicario.

El “antes” a que se refiere Petro es a la Primera Guerra por la Extradición librada por los Carteles de la cocaína entre 1979 -cuando el Presidente Turbay firmó el Tratado de Extradición con los Estados Unidos-, hasta 1991 cuando la nueva Constitución Política aprobó la abolición de la extradición de nacionales colombianos. En estos 12 años, Uribe Vélez es recordado como un alfil del Clan de los Ochoa, el más fuerte del Cartel de Medellín.

El ex presidente Uribe fue el protagonista de la Segunda Guerra por la Extradición, cuando legalizó a sus aliados los narco paramilitares de extrema derecha en 2005, pero luego en 2008 extraditó a los EEUU a los 12 capos más importantes, cambio de bando que le fue reclamado por ellos como una traición, a lo cual respondió diciendo que era una simple “decisión discrecional de él como Presidente”.

En esta Tercera Guerra la discordia crece porque desde Washington reclaman en extradición a ex negociadores de Paz de las FARC, como Jesús Santrich, mientras la mayoría de las fuerzas políticas colombianas privilegian cumplir los Acuerdos de Paz, en vez de cumplirle a los EEUU.

El Embajador de EEUU en Bogotá sostiene que los Acuerdos de Paz niegan el Tratado de Extradición, con lo que presiona al Gobierno para presentar Objeciones a la Ley Estatutaria de la Justicia Especial de Paz (JEP); en votación del pasado 8 de abril la Cámara de representantes negó tales Objeciones en una votación de 110 contra 44; hoy lunes 29 al Senado le corresponde decidir sobre las Objeciones.

El Artículo 156 de la Ley Estatutaria permite que agentes estatales, paraestatales y financiadores de la guerra cuenten la verdad, y si se objeta este Artículo quedaría abierta la posibilidad para que ellos sean extraditados a los EEUU, “extraditando la verdad”; como ya ocurrió con los 12 extraditados en 2008 por Uribe.

De tal forma que la verdad de la guerra en Colombia se seguiría fragmentando y depositando en manos de la plutocracia que manda en los EEUU, que la usa como mecanismo de presión para hacer que sus dictados sean acatados en Colombia.

No hay que olvidar que el Presidente Turbay Ayala fue presionado por los EEUU en 1979 para que firmara el Tratado de Extradición, bajo la amenaza de revelar el “Memorando Bourne” en el que le demuestran sus vínculos con las mafias de esmeralderos y narcotraficantes.

El cambio de bando de Uribe Vélez obedece a una amenaza similar, dado que los voluminosos expedientes en contra del ex presidente no reposan en Bogotá, sino en archivos de inteligencia en los EEUU, bajo el rótulo de “Narcotraficante N° 82”.

Colombia en el último mes ha soportado un escalamiento de mentiras, insultos y amenazas proferidas por Trump y su Gobierno, con el propósito de alinear al Gobierno colombiano detrás de su fallida Guerra contra las drogas, con lo que echa a pique los avances del Proceso de Paz en el país.

Al estilo del extinto imperio español los EEUU mantienen la creencia que van a doblegar a todas las naciones con “palo, plata y plomo”; hay que recordarles que los tiempos del colonialismo ya pasaron y que estos son tiempos de autodeterminación y de respeto mutuo entre las naciones.
───────────────────

* Editorial de la Revista Insurrección Nº 684.