Montañas del oriente colombiano, agosto 28 de 2019, año bicentenario de la independencia.
LA PAZ NO SE MENDIGA, SE CONQUISTA BATALLANDO
Llamamiento a las comunidades y ETCR del oriente colombiano
'Camaradas: mi mayor satisfacción es verlos de todo corazón comprometidos sin descanso en una constante lucha por cambios por los que muchos combatientes han ofrendado sus vidas motivadas en la gran causa de la paz con justicia social y la soberanía. Estoy seguro que con el aporte de cada uno de ustedes, apoyados siempre en las masas. el triunfo será nuestro más temprano que tarde… Manuel Marulanda Vélez.
Saludos pueblo colombiano, y especial abrazo para la gente humilde del oriente de nuestra amada tierra de llaneros bravíos por la que seguimos elevando el clamor de paz con justicia social que por fin cobije a las pobrerías y a la gente sencilla que se sacrifica por el suelo que les dio la vida y por sus hermanos de patria.
Hoy les hablamos no con el solo sentimiento personal, sino con la voz de un colectivo que desde la indignación que producen las traiciones, denuncia a una clase oligárquica que persiste en su determinación de continuar la guerra para mantener sus privilegios a costa de las mayorías sojuzgadas que día a día, durante décadas, sobreviven azotadas por la desigualdad, la miseria y la exclusión social y política que imponen de manera brutal.
Definitivamente los gobernantes de siempre volvieron a burlar la confianza depositada por el pueblo llano en la definición y firma de un Acuerdo de Paz que debía poner punto final a la confrontación armada, para iniciar las transformaciones básicas que generaran el buen vivir para los desposeídos en beneficio incluso de la clase media y de los sectores más pudientes de este país. Hablando de manera directa, como en la paz que firmaron con Guadalupe Salcedo y otros bravos guerrilleros liberales de los años cincuenta, "los de arriba" pisotearon la buena fe, tiraron al pantano de la perfidia la palabra empeñada, hicieron trizas bs compromisos pactados en La Habana y con inquina desataron una campaña de estigmatización, persecución y muerte contra todo lo que oliera a militancia fariana o afecta a ella.
No nos vamos a extender haciendo la cuenta detallada de bs realidades que sustentan estas afirmaciones, porque son hechos notorios que aparte de golpear a la militancia insurgente que dio el paso a la legalidad, han cobrado la vida de más de medio millar de dirigentes de comunidades sometidas hoy también a la guerra sucia que el establecimiento desató siguiendo la misma usanza que acabó con la Unión Patriótica y diezmó las filas de otras organizaciones políticas y sociales que, sin embargo, persisten en b lucha por una Colombia diferente, con oportunidades para todos a los sectores poblacionales, sin más estratificaciones denigrantes que segregan y cosifican al ser humano.
Pese a los lutos sufridos, pese a los profundos sentimientos de enfado que provoca tanta injusticia junta, oprobiosa y descamada, estas no son palabras de queja, ni de lamentación, ni de peticiones lastimeras al régimen criminal que gobierna a Colombia. Es voz de indignación, denuncia y llamamiento para continuar la lucha insurgente por el país que anhelan quienes le apostaron a la paz, a la reconciliación y a la construcción de una nación donde impere el respeto, la solidaridad y el decoro sin razón diferente a la de ser ciudadanos, más allá de si existen o no diferencias ideológicas, religiosas, raciales, de sexo, género o cualquier otro tipo.
Así, como en el Manifiesto de la Nueva Marquetalia, que es la proclama que anuncia la continuación del ejercicio del derecho a la rebelión armada, decimos con este breve llamamiento a las comunidades del oriente colombiano, que mientras haya voluntad de lucha habrá esperanza de vencer ". Y que teniendo como tenemos toda la justificación histórica que se deriva de este escenario de alta traición de las oligarquías a los sueños de concordia de las mayorías, sin bajar las banderas de la paz verdadera, declaramos la continuación de la resistencia armada, al lado de Ios intereses de los que nada o poco tiene que son muchos, enfrentando bs desafueros de los que mucho tienen y que aunque pocos han poseído el poder para subyugar, para exportar, para humillar y mantener en situación de desventura a su propio pueblo porque prefieren medrara a costa de su sufrimiento, mientras se pliegan a los intereses del imperio gringo al que sirven de rodillas y sin vergüenza.
Una nueva etapa de lucha para el despertar de las conciencias, la que iniciamos desde abajo y con los de abajo, retomando la herencia de nuestros fundadores guerrilleros y el legado del Libertador, confiando en la potencia transformadora de la gente del común, de sus sueños y de sus acciones presentes que de manera constante y pese al terrorismo de Estado, muestran su inconformidad por el descaro con que los politiqueros y leguleyos herederos del santanderismo se roban bs recursos públicos, se pavonean con la sucia capa de la corrupción e indolentes siguen chupando la sangre de los de a pie.
Sabemos que la pelea es dura, pero sabemos que no es imposible vencer si nos apoyamos en las razones y en los anhelos del pueblo que tiene sed de justicia. Colombia es de cada compatriota que la vive, que la sufre y que la sueña diferente, y vamos por ella, no importa lo que nos cueste. Así que, no más burlas con un Acuerdo que se convirtió en letra yerta, con una implementación que se convirtió en tergiversaciones, mentiras, engaños y frustraciones lanzando a la guerrillerada que creyó en la palabra empeñada, también hacia los tugurios de la miseria que reina en los campos y ciudades de Colombia.
Que se sepa que no estamos dispuestos a que nos sigan ridiculizando con el contentillo de que en materia de paz "el vaso está medio lleno o medio vacío; que es lo mismo que decir que el paciente está medio vivo o medio muerte. Semejante ficción es un insulto al buen juico de la gente que razona. No estamos dispuestos a ser simples observadores de tanto ultraje que a diario atropella el decoro de excombatientes y de pobladores sobre todo de los campos colombianos, que siguen siendo empujados a As profundidades de la selva, a los parques naturales y zonas de reserva porque se echó al cesto de la basura la reforma rural integral o los proyectos de sustitución, por decir lo mínimo.
A los descarados que gobiernan, nada les interesa el bienestar de la gente de abajo, porque igual sus barrigas y sus bolsillos están siempre rebosados con las migajas que les dejan las trasnacionales y con las mordidas a las contrataciones, el endeudamiento público, las coimas, el robo de los recursos naturales, etc.; tal como ocurre con el saqueo al petróleo de los Llanos o a las riquezas de ese pulmón del mundo que es La Serranía de la Macarena. ¡Qué pesar la tragedia del ecocidio en Caño Cristales! Nada les importa el arrasamiento de Ios bosques luego que la guerrilla de las FARC se retiró del control en la selva. Pero es que nada Ies importa Colombia, o que a la gente se la lleve el diablo cada vez que suben el IVA, o se inventan una "Ley de financiamiento'', o una obra que se derrumbe sin que aparezcan responsables como ocurrió con el Puente de Chirajara, o permanezca en calvario eterno de reconstrucción la vía al Llano, o de inconclusión como el Túnel de la Línea.
La paz les importa un pepino, porque creen que As implica inversión de recursos para resolver la enorme deuda social que tienen con el país. Por eso prefieren tener en abandono a las comunidades indígenas y afrodescendientes, como a los campesinos de todo el territorio nacional; por eso prefieren no mirar hacia territorios sometidos al abandono y al atraso como Arauca, Guainía, Vichada, Vaupés, Meta y el conjunto de lo que fueran Ios llamados Territorios Nacionales, a los que solamente toman en cuenta para saquearlos y buscar votos en cada elección torcida que organizan para imponer gobernantes sumisos que les aplaudan sus fechorías.
Si durante décadas no han tenido que ver con escenarios como el de La Uribe, el Caguán o el Yari, donde de una u otra forma se gestaron iniciativas de paz y compromisos derivados; si lo que ahora vemos son enormes operativos de la Fiscalía y de la fuerza pública contra esos territorios o regiones y en el Lozada, entre otros, para desplazar a los campesinos acusándolos de ser testaferros de la guerrilla, o acusándolos de estar en territorios no colonizables, cuando fue el mismo Estado el que alentó esas colonizaciones décadas atrás, menos tendrán que ver con los ETCR donde lo que ven es gente a la que desprecian por su extracción de clase y rebeldía. Así que no nos engañemos y retomando la enseñanza del Libertador en cuanto a que no hay mejor manera de alcanzar la libertad que luchar por ella, reafirmemos con fortaleza y determinación que la paz no se mendiga, se conquista batallando.
Con el ímpetu y el espíritu bravío del pueblo llanero que protagonizó la gesta independentista bicentenaria, con el arrojo y la pasión del oriente colombiano todo, nuestra consigna es la de convocar a continuar la lucha, desbocando contra el bloque de poder dominante toda la caballería del decoro, con nuestros pechos desnudos y nuestras lanzas de honor en busca de la libertad, la justicia social y la verdadera paz sin más traiciones.