A las 2 de la madrugada del 22 de septiembre del 2010 (hace 9 años) cayó en un bombardeo de la Fuerza Aérea, en la Serranía de la Macarena, nuestro inolvidable comandante del Bloque Oriental de las FARC, y estelar integrante del Secretariado, JORGE BRICEÑO, el Mono Jojoy.
Fueron 5 horas ininterrumpidas de ataque y de uso desproporcionado de la fuerza por parte del Estado colombiano para acabar con la vida de un hombre, de un rebelde integral y 8 de sus guerreros acompañantes. 60 toneladas de explosivo fueron lanzadas por la aviación, mientras los black hawk artillados ametrallaban el área del campamento.
Nada de esto habría ocurrido si para entonces hubiésemos contado con misiles antiaéreos. Jorge estaba seguro que por tierra no le llegaría el ejército, como lo había demostrado al repeler todos los intentos de avance de batallones y brigadas lanzados desde diversos puntos de la geografía selvática.
Los guerrilleros de la Segunda Marquetalia, rendimos hoy el más sentido y sincero homenaje al comandante Jorge Briceño y a los compañeros que junto a él fueron abatidos, así como a los combatientes que enfrentaron con valor y determinación a los agresores. Fueron 3 días de plomo y de combate que se intensificaron con el paso del tiempo.
Su referente revolucionario fue el Che. Era el Mono Jorge un apasionado guevarista que acrecentó su dimensión al lado de Manuel Marulanda Vélez, el maestro de la guerra de guerrillas móviles. No soportaba a los traidores de la lucha armada, ni a los pusilánimes, ni a los incompetentes que posan de estrategas, pero era la ternura abrazando a los niños y a los pobres de la tierra.
Su vida y sus capacidades las entregó con iniciativa y afán al esfuerzo colectivo de la construcción de la Colombia Nueva, en paz, con vida digna para todos, democracia verdadera y soberanía; y consecuente con esta convicción respaldó con todas sus fuerzas, al lado de Manuel, los diálogos de paz de San Vicente del Caguán, la lucha de los campesinos, los indios y los negros, de los movimientos sociales y políticos alternativos, el fortalecimiento de la guerrilla en todos los órdenes y el impulso del plan estratégico de las FARC, que sigue llamándose, Campaña Bolivariana por la Nueva Colombia.
La continuación de la lucha armada amparada en el derecho universal, luego del fracaso de los Acuerdos de Paz por la perfidia y la traición del Estado y el conformismo con esas conductas, es nuestra respuesta de fidelidad a la causa de las gentes del común y un reconocimiento al comandante Jorge Briceño y a los guerrilleros caídos.
La lucha sigue. La esperanza está viva. El pueblo debe salir de sus casas, de las catacumbas y los campos de la miseria, a luchar por su dignidad, a reclamar políticas económicas y sociales justas, sin más violencia del Estado, sin más robo del erario, ni corrupción. Se puede construir una nueva sociedad en paz sobre bases pétreas de humanidad. Necesitamos un movimiento militar, guerrillero y civil, como fuerza del cambio, de entendimiento político y construcción de la patria del futuro.
Desde las montañas insurgentes de la patria del común,