Selvas insurgentes de Colombia, septiembre 7 de 2019.
NO MÁS GUERRA SUCIA
Compatriotas, saludo revolucionario que enviamos con nuestros mejores deseos, en medio de las adversidades que impone la actual situación de zozobra producto de la guerra sucia y la perfidia institucional.
En el día de hoy nos hemos enterado de la muerte de los compañeros Milton Urrutia Mora, José Milton Peña Pineda y Arsenio Maldonado, quienes desde el inicio del proceso de reincorporación derivado del Acuerdo de Paz de La Habana estaban vinculados al Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Caño Indio, municipio de Tibú, en la región del Catatumbo nortesantandereano.
Según las informaciones policiales los compañeros fueron asesinados a tiros el viernes por sicarios motorizados, mientras desayunaban juntos en un hotel de la ciudad de Cúcuta. Dos cayeron en el acto mientras que Maldonado Gamboa (Harold) falleció en el hospital corno consecuencia de la gravedad de las heridas que le causaron.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, independientemente de los móviles que hubieren rodeado este crimen aleve, lo rechazan y lo condenan con determinación expresando que no es admisible tolerar ni este ni ningún hecho producto de la guerra sucia sin freno que se viene desenvolviendo a lo largo y ancho del país contra quienes de buena fe dieron el paso a la legalidad, los cuales ya son más de 150 abatidos inmisericordemente, y contra el movimiento social que ya registra la muerte a sangre y fuego de al menos medio millar de sus dirigentes.
Las FARC-EP, lamentan estos asesinatos, y manifiestan sus sentimientos de pesar y solidaridad a los familiares, amigos y allegados de las víctimas, al tiempo que hacen un llamado a cerrar filas contra el desgobierno que se ha apoderado de Colombia, buscando alternativas para tomar un nuevo rumbo que se traduzca en tranquilidad y buen vivir para las gentes del común y para la ciudadanía en general.
Reiterando lo dicho en nuestro reciente manifiesto de agosto de 2019, decimos que "Desde la firma del Acuerdo de Paz en La Habana, y del desarme ingenuo de la guerrilla a cambio de nada, no cesa la matazón..., en medio de la indiferencia y la indolencia del Estado".
"Cuando firmamos el Acuerdo de La Habana lo hicimos con la convicción de que era posible cambiar la vida de los humildes y los desposeídos. Pero el Estado no ha cumplido ni con la más importante de sus obligaciones, que es garantizar la vida de sus ciudadanos, y particularmente la de evitar el asesinato por razones políticas. Todo esto: la trampa, la traición y la perfidia, la modificación unilateral del texto del Acuerdo, el incumplimiento de los compromisos por parte del Estado, los montajes judiciales y la inseguridad jurídica, nos obligaron a regresar al monte.... La historia registrará en sus páginas que fuimos obligados a retomar las armas".
No más guerra sucia, no más crímenes contra gente inerme que sigue creyendo en la paz.