Mientras haya voluntad de lucha habrá esperanza de vencer
Cordial saludo, con deseos de bienestar y paz para las comunidades. En atención a su Carta Abierta del pasado 18 de octubre, lo siguiente:
1. Ningún acto político o de orden militar y menos crímenes como los que se denuncian con serias preocupaciones por las comunidades de Toribío, Tacueyó y San Francisco han sido cometidos por guerrilleros o milicianos bajo nuestras órdenes dentro del proyecto FARC-EP (Segunda Marquetalia).
2. Es evidente que el deterioro grave, como consecuencia de la perfidia gubernamental del proceso de paz que derivó del Acuerdo de La Habana, ha suscitado el surgimiento de diversos grupos que se hacen llamar FARC o actúan bajo esta sigla, y otras más con modalidades operativas y propósitos diversos, algunos de los cuales indudablemente se salen de los parámetros que deben regir a una organización revolucionaria. Por ello claramente, nuestras acciones y pronunciamientos llevan una misma vocería respaldada con los nombres específicos del cuerpo de Mandos que firma el Manifiesto de origen, fechado en agosto del año en curso. En ese documento y en el nuevo Llamamiento del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, están consignadas en trazos generales las líneas de orden táctico y estratégico del Proyecto Revolucionario concebido. Equivocadas o no, nada tienen que ver con los hechos que ustedes narran y que nosotros también lamentamos, rechazamos y condenamos, agregando que no tienen cabida en nuestras filas quienes tomen por enemigos a las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas de cualquier latitud de nuestro país y del continente, que un ejemplo de admirar nos han dado con su resistencia de más de 500 años y los estandartes de la minga.
3. Recientemente, en comunicado de fecha 12 de octubre, como FARC-EP, rendimos “homenaje a la resistencia indígena y a la resistencia de los pueblos de Nuestra América que siguen lidiando por la definitiva independencia, retomando su legado y compromiso indeclinable que bien recogió el Libertador Simón Bolívar para quien había, no que negar a los pueblos originarios y afrodescendientes, sino que debíamos mezclar todas las sangres en el crisol de la raza humana”. Ese es nuestro punto de vista y convencimiento; agregando que “la América Nuestra multiétnica, diversa y multicultural, debe ser la patria de todos y todas con respeto absoluto a cada ser humano y al entorno que la integran. Son el ser humano y la tierra, las esencias de ese mundo diferente que queremos en paz con justicia social. Sin pasar jamás por alto la enseñanza de nuestros hermanos amerindianos: Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a si mismo”.
4. Reiteramos nuestro respeto por las comunidades indígenas, sus autoridades, usos y costumbres; la lucha por preservar sus tradiciones, identidad y territorio, y por avanzar en la conquista de la justicia social y el buen vivir, los cuales son objetivos nodales también de nuestra lucha, y dentro de esa perspectiva insistimos en que seguiremos combatiendo por:
La solución integral de la problemática agraria (en cuyo eje se encuentra la irresuelta cuestión de la tierra y el territorio) en favor de las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas;
Por la superación del régimen antidemocrático y excluyente que ha impedido el libre ejercicio de la acción política por parte de los débiles y desposeídos;
El tratamiento integral y diferenciado al problema de las drogas ilícitas, con énfasis en los cultivos de uso ilícito y un enfoque de salud pública del consumo y,
El reconocimiento y la materialización integral de los derechos de las víctimas del conflicto, fundamentalmente de pobladores humildes a lo largo y ancho del territorio nacional.
Siempre pendientes de cualquier aclaración o requerimiento, nos despedimos fraternalmente, por la Dirección Nacional de las FARC-EP,