RECHAZO A LA VIOLENCIA DE BANDAS EN EL SUROCCIDENTE
Reciban de parte de las mujeres y hombres del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, el más fuerte abrazo y fraterno saludo, así como los mejores deseos por su bienestar y bien vivir.
El Proceso de Paz adelantado con las FARC, con el que las élites plantearon el fin del conflicto en Colombia y el inicio de un nuevo momento de país favorable al menos para las zonas donde se ha soportado el conflicto armado, no pasó de ser otro engaño más y una firma a espaldas de las mayorías nacionales, las cuales fueron suplantadas por los firmantes de los Acuerdos, que en realidad no se han cumplido y terminaron hechos trizas.
Se jugó con el anhelo de la población colombiana y fue contrario a la paz que tanto se publicitó; en nuestro país se ha incrementado la desigualdad e injusticia social, se recrudece la violencia del Estado y las bandas del narcotráfico contra la población, sus organizaciones sociales y sus líderes. En conclusión, asistimos a una escalada de violencia contra las comunidades para despojarlas de sus territorios.
De este proceso resulta la fragmentación o desestructuración de lo que fueron las FARC, convirtiéndose una parte en un partido legal; otra parte en una expresión que no entregó las armas; una tercera en proceso de rearme sustentado en los incumplimientos de los Acuerdos por parte del Gobierno, y haber sido engañados por un enemigo que combatieron durante cincuenta años; y una cuarta en reductos de bandas asociadas al narcotráfico y en una alianza velada con el Estado.
Genera preocupación que el agrupamiento que se mantuvo en armas, así como los rearmados, reconozcan las autodenominadas Dagoberto Ramos, Carlos Patiño, Oliver Sinisterra y Jaime Martínez -bandas asociadas al narcotráfico y en abierta hostilidad hacia la población-, como parte de sus estructuras y las consideren como revolucionarias.
El Frente de Guerra Suroccidental Carlos Alberto Trochez Zuleta, rechaza y condena toda la cadena de asesinatos que estas bandas y los llamados Pelusos, asociados a los carteles del narcotráfico nacional y transnacional, así como la Policía y el Ejército estatal, vienen cometiendo contra los pobladores de la región, sus organizaciones sociales, sus autoridades y sus dirigentes.
Son dolorosos los crímenes cometidos contra los líderes de los concejos de comunidades negras del Naya, Obdulio Angulo Zamora, Elmer Angulo Zamora y Simeón Olave e Iber Angulo Zamora, entre marzo y mayo del 2018, el asesinato de la candidata a la alcaldía de Suárez, Cauca, Karina García Sierra y cuatro personas más que la acompañaban el 3 de septiembre 2019, el permanente Genocidio al que son sometidas las etnias indígenas, la masacre de Tacueyó el 29 de octubre de 2019 donde fue asesinada Cristina Taquinas Bautista, quien era una de las seis máximas autoridades indígenas del Resguardo, junto a cinco comuneros de la Guardia y donde quedan otros seis comuneros más heridos.
Llama la atención que en los territorios de la región suroccidental de Colombia saturada de presencia militar y de policía, las bandas y los agentes del Estado cometan toda serie de crímenes, destierren y sometan al secuestro permanente a los habitantes de las poblaciones ribereñas, quienes no pueden salir al litoral so pena de ser asesinados.
En conclusión, asistimos a una escalada de violencia contra las comunidades en el marco de un plan convenido entre el Estado y las bandas de paramilitares y narcotraficantes, las cuales pueden actuar a sus anchas, lucrarse del narcotráfico, cometer toda serie de atrocidades contra la población, mantener en estado de sitio permanente los territorios, y donde las Fuerzas Armadas solo hacen presencia para proteger este accionar, que tiene como finalidad romper la resistencia que hacen las comunidades, sus organizaciones sociales y autoridades, las cuales se oponen a que el Gobierno les arrebate sus territorios para que sean explotados por los intereses del capital transnacional.
La región suroccidental no necesita más presencia institucional vestida de charreteras, la región no necesita falsas acciones de compromiso hechas desde la capital y que centenariamente se han quedado en el papel, la región no necesita estas bandas en los territorios; se requieren soluciones integrales, paz, justicia, bienestar social, tranquilidad, respeto a las autonomías. La región necesita ser escuchada y participar en la toma de decisiones que permitan salidas a la crisis que se vive.
Fraternalmente,
¡Colombia… para los trabajadores!
¡Ni un paso atrás… Liberación o muerte!
Dirección del Frente de Guerra Suroccidental Carlos Alberto Trochez Zuleta
Ejército de Liberación Nacional
Montañas, valles y ríos del Suroccidente colombiano Noviembre de 2019