LOS GOLPES IMPERIALISTAS NO SOFOCAN LA DIGNIDAD DE LOS PUEBLOS*
Prosigue el pulso entre las fuerzas progresistas del continente y el imperio norteamericano y sus vasallos, quienes como bestia herida lanzan zarpazos como el Golpe en curso contra el pueblo boliviano, que es ampliamente rechazado en todo el mundo.
El Gobierno de los Estados Unidos fraguó la alianza de fuerzas oligárquicas fundamentalistas y racistas con la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas, para dar un Golpe de Estado contra el reelegido Presidente de Bolivia, Evo Morales, quien junto con varios de sus funcionarios debieron salir de su país y asilarse en México.
Ante este zarpazo de las fuerzas retardatarias, el pueblo boliviano y las fuerzas del cambio, se han volcado a las calles y se levantan masivamente en resistencia en ciudades como El Alto, La Paz, Cochabamba, Potosí y otras. Sin piedad las Fuerzas Armadas golpistas están masacrando a la población y ya pasan de dos docenas los asesinados y centenares los heridos.
Hordas de la extrema derecha violenta saquean e incendian las casas de dirigentes del Gobierno, secuestrando y violando a sus familiares; agresiones que han extendido hasta las Misiones Médicas cubanas.
«Es la naturaleza del imperialismo la que bestializa a los hombres. La que las convierte en fieras sedientas de sangre que están dispuestas a destruir hasta la última imagen de un revolucionario, de un partidario de un régimen que haya caído bajo su bota, o que luche por su libertad”, decía el Che en 1964.
Impedido para convencer en el campo político y social, el imperialismo norteamericano retoma los golpes fascistas contra los pueblos; perpetrados antes en Venezuela, Haití, Honduras y Paraguay, después en Brasil y ahora en Bolivia, con lo que consigue victorias temporales que van siendo neutralizadas por la presión popular, como acaba de suceder con la liberación del ex Presidente Lula, luego de 19 meses de ignominiosa prisión.
A su vez prosigue el declive que sufren los Gobiernos de ultraderecha del continente; porque continua el ascenso de las luchas populares en Chile, Haití, Ecuador y Perú y las que se anuncian también en Colombia; a la vez que los Gobiernos progresistas de México y Argentina, acompañan la lucha de resistencia de Cuba y la Venezuela Bolivariana.
El futuro es de los pueblos, de la soberanía y las transformaciones democráticas y no de las oligarquías, el neoliberalismo y el imperio norteamericano.
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