República mexicana, a 22 de noviembre de 2019

AL PUEBLO DE MÉXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN NACIONALES E INTERNACIONALES
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y REVOLUCIONARIAS

¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!

El apuntalamiento de un gobierno fascista como el presidido por el Capitán Jair Messias Bolsonaro en Brasil; el retorno violento de la política neoliberal en Ecuador; el silencio cómplice de la Organización de Estados Americanos (OEA) ante un gobierno reaccionario, represor y criminal como el de Sebastián Piñera en Chile; el incesante hostigamiento y asedio golpista contra Venezuela, dan cuenta de la ofensiva pro fascista intensificada en Sudamérica por el imperialismo estadounidense para tratar de remontar la crisis capitalista a través del despojo con métodos mucho más violentos.

El golpe de Estado en Bolivia y la imposición de facto de una dictadura militar tiene origen e interés imperialista, se ejecutó a través de la OEA como parte de los planes del Comando Sur en la región. Utilizaron como método a las fuerzas políticas reaccionarias y retrógradas, así como a la cúpula policíaco militar, quienes desplegaron prácticas fascistas contra el pueblo boliviano y el gobierno constitucional para infundir terror. Por enésima ocasión el imperialismo recurre a la táctica de los golpes de Estado para imponer una dictadura servil a sus designios a través de un gobierno policíaco militar.

Esta dictadura instaurada es de carácter abiertamente imperialista; el instrumento político militar con el que se pretende garantizar el despojo de las riquezas naturales y detener de tajo el desarrollo económico independiente a favor del pueblo boliviano; y, contener con métodos fascistas el avance de las fuerzas progresistas y antiimperialistas en la región norte del Cono Sur.

El golpe policíaco militar a Bolivia adquiere carácter geoestratégico dentro de los planes de reposicionamiento del imperialismo en el continente americano; expresión nítida de la política injerencista y de anexión que históricamente ha desarrollado el imperialismo norteamericano, fuente de la violencia criminal que prevalece desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

Su carácter fascista se expresa en la supremacía racial de una minoría sectaria religiosa que profesa el racismo y el odio contra la población mayoritariamente indígena; en los decretos que otorgan inmunidad e impunidad a las fuerzas policíaco militares para sofocar sangrientamente las protestas populares que repudian el golpe de Estado; la prohibición, censura y criminalización a la prensa nacional e internacional que no se someta a la voluntad de los golpistas.

Tras el golpe de Estado en Bolivia se desató la represión sangrienta contra las masas inermes, el estado de sitio en poblaciones que se oponen a la dictadura, el cometido de crímenes de lesa humanidad como la ejecución y masacre de pueblo inconforme que suman decenas; detenciones arbitrarias, tortura y encarcelamiento masivo cifrado en cientos..., signo inequívoco de una dictadura fascista que opera al amparo de la hegemonía imperialista ejercida a través de organismos internacionales como la OEA.

La embestida en tierras de Túpac Katari forma parte de la ofensiva internacional imperialista contra toda expresión de emancipación popular y específicamente contra todo esfuerzo que pugne por el socialismo en el presente siglo. En el fondo lo que prevalece es la exacerbación del odio de clase contra los desposeídos.

¡Hermanos, hermanas, camaradas! En estos momentos la respuesta que exige la violencia criminal del imperialismo en Bolivia es la autodefensa armada de las masas, necesidad propia no sólo del pueblo boliviano, sino de todos los pueblos latinoamericanos que padecemos el yugo del capital. Si la explotación y la opresión oligarca se extiende de norte a sur por nuestro continente a través de la violencia de clase, la resistencia y lucha contra la violencia imperialista debe transitar por los causes del internacionalismo proletario y por la legítima violencia revolucionaria.

Las formas de la democracia burguesa deben ser rotas hasta sus cimientos, de lo contrario las masas siempre serán conducidas a la conciliación de clase, expuestas siempre a la violencia y dominio de los intereses del capital. La combatividad de las masas debe desembocar en la construcción de organismos del poder político del pueblo, desde donde se combata por la conquista de los intereses históricos de los oprimidos y la transformación radical de la sociedad.

Hermanos bolivianos, son tiempos de librar combates antiimperialistas desde la guerra popular, los pueblos oprimidos de América en la defensa de nuestros intereses debemos desarrollar la conciencia proletaria y organizar el pueblo en armas; ante el golpe de Estado de carácter fascista es necesario pasar de la acción de masas a la insurrección armada de éstas. ¡Que la actitud indómita de Túpac Katari recorra toda América!

¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!

¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!

¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARÁ!

COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR

COMANDANCIA GENERAL DEL EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR

Año 55.
República mexicana, a 22 de noviembre de 2019.