Los ojos del mundo han estado puestos las últimas semanas en América Latina, siendo testigos de una extraordinaria y explosiva protesta popular en diferentes países de esta parte del continente: Ecuador, Chile, Colombia, etc. expresión de las extensas y masivas luchas de los pueblos que hoy vemos en el mundo contra los efectos del sistema capitalista en imperialismo, sistema que ha generado la más grande explotación y opresión contra la clase y el pueblo que ha visto y verá la Tierra.
Empezó en el Ecuador, donde su pueblo principalmente del campo, luchó contra el alza de los combustibles, denunció los efectos de la aplicación de la política del imperialismo norteamericano a través de sus organismos como el FMI, lucha popular masiva que frenó los afanes proimperialistas del gobierno de Lenin Moreno, quien tuvo que retroceder en sus planes. Prosiguió en el hermano país de Chile, primer país de América Latina donde el imperialismo norteamericano aplicó como piloto en los años 70 el fracasado neoliberalismo con las nefastas consecuencias que hoy vemos: un Estado que ha abandonado sus funciones, privatizando todos los servicios básicos como la salud, educación, sistema previsional, etc.; madres que se endeudan para dar de comer a sus hijos o atenderlos en el hospital; jóvenes que se empeñan para estudiar, como ellos mismos lo señalan, “hipotecando su futuro”; ancianos jubilados que siguen trabajando hasta los 80 años para poder sobrevivir, sin tener la atención y el merecido descanso de sus años seniles, mientras las privilegiadas AFP se enriquecen más y más, siendo sus utilidades diarias más de 1.476 millones de pesos, y representando el fondo de pensiones acumulados el 83 % del PBI, una de las tasas más altas del mundo. Todo esto y más se está denunciando en las luchas que prosiguen, desenvolviendo acciones combativas en diversas ciudades de Chile.
Hemos sido testigos también de una brutal represión con que los gobiernos, en este caso el de Piñera, pretendieron contener la lucha del pueblo, pero, todo lo contrario, como hemos visto, esta prosigue. Ni leyes de seguridad nacional, ni estado de excepción, ni toques de queda, ni la militarización de las ciudades, ni el vil asesinato de más de 24 hijos del pueblo, ni miles de heridos y detenidos, ni cientos de jóvenes que han perdido la vista, ni la tortura y violación en las dependencias policiales, ni la criminalización de la protesta con sus medidas de “control del orden público” pudo frenarla; esta sigue desenvolviéndose, haciendo uso de las formas y medios aprendidos en la larga historia de lucha del pueblo, con barricadas, bloqueos, saqueos, sabotajes, movilizaciones multitudinarias como la que logró concentrar en la capital un millón y medio de participantes, con movilizaciones simultáneas en todas las ciudades chilenas coordinadas a través de redes sociales, con huelgas generales y por sectores, con expresiones como “Es mejor morir de pie que vivir una vida arrodillado”, destacando una vez más la participación de los jóvenes quienes con su vitalidad y energía abrieron brecha el primer día cuan estudiantes secundarios y universitarios en la lucha contra el alza de pasajes. Asimismo, vienen enfrentando sistemáticas campañas de desprestigio por parte del gobierno, conocida política reaccionaria del imperialismo norteamericano, quien los tildó de “ser obra del comunismo chavista”, de “delincuentes”, de “terroristas”, de “enemigos de la democracia”, de su falsa democracia en crisis.
Hoy el gobierno chileno y la llamada oposición han pactado un “Acuerdo por la paz y la Nueva Constitución”, con lo que buscan amainar la lucha popular, lo que viene siendo denunciado por sectores populares como un acuerdo al margen de los intereses del pueblo, señalando que se trataría de una farsa de “nueva Constitución” la que se pretende aprobar, cuando lo que correspondería es una Nueva Constitución con el pueblo y para el pueblo a través de una Asamblea Constituyente, con participación de auténticos representantes del pueblo que defiendan y logren estampar en dicha Constitución derechos del pueblo y en función de sus intereses como paso hacia su verdadera emancipación.
En Colombia recientemente el pueblo ha salido a las calles a protestar exigiendo su derecho a la educación, mejores condiciones de vida, contra las medidas económicas que el actual régimen prepara, también piden el cumplimiento del “Acuerdo de Paz” que el Estado firmó con la FARC y que el reaccionario gobierno de Duque ha desconocido implementando la persecución, detención y asesinatos contra ex combatientes de la FARC y cientos de luchadores sociales. Se han desenvuelto masivas y extensas movilizaciones coordinadas en diversas ciudades de Colombia; por su parte, el gobierno respondió adoptando medidas represivas: militarizó parte de su país, cerró fronteras, allanó casas, otorgó facultades extraordinarias a los gobiernos locales para, dice, “mantener el orden”, mientras difundía una alerta de supuesta injerencia chavista, propaganda que el imperialismo y los gobiernos reaccionarios usan en América del Sur para estigmatizar las luchas de los pueblos.
Es importante relievar también la lucha del pueblo haitiano, país sojuzgado por el imperialismo yanqui; es el más pobre de América, donde con combativas protestas vienen pidiendo la renuncia del Presidente, son luchas reivindicativas importantes, también masivas y extensas.
Nuestro país, el Perú, no puede ser la excepción, también nuestro pueblo viene desarrollando importantes luchas que saludamos y apoyamos, ahí tenemos las que se desenvuelven en defensa del Valle del Tambo contra el proyecto minero de Tía María, en el Corredor Minero del Sur, contra la contaminación, en defensa del medio ambiente, contra la explotación y opresión capitalista y contra el saqueo imperialista de nuestros recursos naturales.
Lo esbozado confirma que el pueblo siempre combate, que no solo se dan en nuestra América, sino en el mundo, la reciente lucha en Francia es una muestra de que estas se expresan como masivas y extensas, enfrentando la represión como respuesta, criminalización de las luchas populares que se suma a la criminalización de las luchas políticas de los comunistas y revolucionarios.
Estas luchas refrendan lo que el Presidente Gonzalo enseñara en la década del 90, que la contradicción de la globalización, actual manifestación del imperialismo, es, por un lado, la mayor socialización de la producción y por el otro, la mayor concentración de riquezas en cada vez menos manos. Se trata de que existe lucha de clases entre los explotadores y explotados, esto explica la verdadera causa de los problemas que enfrenta el pueblo y no es como dicen, los que solo lo reducen a un problema de “desigualdad”, ocultando el fondo del problema, que la explotación y opresión es producto del sistema capitalista que ha llevado a la más feroz precarización del empleo arrasando todas las conquistas que la clase y el pueblo con su vida y lucha consiguieron, al creciente empobrecimiento de la llamada clase media y hoy, en medio del desenvolvimiento de la cuarta revolución industrial, está llevando a la desocupación masiva de los trabajadores. ¿Podríamos esperar igualdad en este sistema? ¡No! El pueblo debe desarrollar su propio camino sin dejarse desviar ni centrar en mera lucha reivindicativa, sino desarrollarla elevándola a lucha política, es decir, lucha por el poder para transformar el sistema, la que solo con una dirección proletaria logrará sus objetivos; por eso, hoy al igual que ayer, es correcto y vigente, que la gran tarea del proletariado y de los pueblos es hacer la revolución proletaria.
Es necesario considerar, que estas luchas se dan en un contexto de preparación de una tercera guerra mundial por nuevo reparto del mundo, por agudización de las contradicciones interimperialistas principalmente entre la superpotencia EEUU y la que aspira a serlo: China, quienes pugnan por conquistar la hegemonía mundial, ambas actúan en alianza con otras potencias en las diferentes zonas de disputa, para mantener e imponer la explotación en todo el mundo.
El Pdte. Mao Tse Tung, dijo:
“¿Para qué se necesita el imperialismo? No lo necesita el pueblo chino, no lo necesitan los demás pueblos del mundo.
No hay necesidad de que exista el imperialismo.”
En estas circunstancias cuando se vive la antesala de una tercera guerra mundial, llamamos a rechazarla, combatirla y oponerle la Revolución Proletaria Mundial como respuesta para acabar con el imperialismo y sus nefastos negros objetivos.
Precisamente, en sus contiendas por el control del mundo, el imperialismo norteamericano en su afán por recuperar posiciones en lo que considera su “patio trasero”, ha promovido y organizado el golpe de Estado en Bolivia, ha movido a sectores ultrareaccionarios de claras posiciones fascistas para defenestrar a Evo Morales, cuyo gobierno mantenía divergencias con el imperialismo yanqui; claro está, que este golpe ha contado con el apoyo y sostén de las fuerzas armadas y policiales, que han reprimido con ferocidad y saña la resistencia popular y masiva del pueblo boliviano, principalmente del pueblo alteño. Nosotros condenamos el golpe en Bolivia y la injerencia imperialista yanqui, nos manifestamos por el respeto a la soberanía de las naciones y la libre autodeterminación de los pueblos.
Finalmente, reiteramos nuestro saludo y apoyo a las luchas que desenvuelven los pueblos de América, rendimos homenaje a quienes han entregado sus vidas por la defensa y recuperación de sus derechos, preciosa sangre que fructifica e impulsará para que el pueblo latinoamericano, como parte de los pueblos del mundo, desarrolle su camino elevando su conciencia política y, enarbolando la ideología del proletario, el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo, construyan o reconstituyan sus Partidos Comunistas que dirijan sus luchas con rumbo proletario; reiteramos nuestra posición de servir a la forja de la unidad revolucionaria de los pueblos de América para luchar por la verdadera emancipación del sistema de explotación capitalista y del dominio imperialista, por el sagrado derecho a construir un nuevo mundo sin opresión ni explotación.
¡POR LA UNIDAD REVOLUCIONARIA DE LOS PUEBLOS DE AMÉRICA!
¡HACER LA REVOLUCIÓN PROLETARIA ES LA GRAN TAREA
DEL PROLETARIADO Y DE LOS PUEBLOS!
¡SIN UNA REVOLUCIÓN COMUNISTA NADA TENDRÁ EL PUEBLO!