¡Adelante! Bajo la guía luminosa del comandante Santucho

¡ADELANTE! BAJO LA GUÍA LUMINOSA DEL COMANDANTE SANTUCHO

Los trabajadores y los pueblos progresistas de Argentina y América, nuestro Partido y todos los revolucionarios de Argentina y América están profundamente dolidos.

Los militares y los grandes empresarios, los monopolios y el imperialismo, los gobiernos títeres de América Latina y todas las bestias sanguinarias explotadoras están felices.

La tristeza de unos y la felicidad de otros se debe a la muerte heroica del continuador de San Martín y el Che. El Comandante Jefe Mario Roberto Santucho tenía una personalidad fuerte, una sencillez y humildad incomparables, una inteligencia y valentía sin límites, un cariño por los trabajadores y su pueblo que llenaban toda su vida y un odio por los explotadores irreversible.

Desde muy joven en Tucumán, participó de las luchas de los obreros azucareros y trataba de encontrar la forma de ayudar a mejorar la situación de miseria en que vivía y vive gran parte de nuestro pueblo.

Tuvo oportunidad de viajar a Cuba, primer país socialista de América en 1961 y vio que no había niños descalzos y hambrientos, ni ancianos tirados en las calles; había un pueblo alegre donde el producto de su trabajo beneficiaba a todos y no a unos pocos; no había ricos ni pobres, nadie tenía lujos ni miseria; la producción se organizaba de acuerdo a la necesidad del bienestar general y no a los caprichos de enriquecerse de unos pocos. Los niños podían educarse, los enfermos podían curarse sin necesidad de ser ricos, la población en general, y especialmente los niños y ancianos contaban con buena alimentación que mejoraba día a día; el ejército y la policía no estaban para reprimir los reclamos populares sino para ayudar y defender la Patria de la agresión extranjera. Vio las consecuencias de un brutal atentado de la CIA yanqui que causó cientos de trabajadores cubanos muertos y presenció el discurso donde el Comandante Fidel Castro anunció al mundo que la Revolución Cubana era socialista.

Se dio cuenta que el hombre si no vive en un sistema donde tiene que perjudicar a otro para vivir él, si vive en otro sistema donde el esfuerzo de cada uno sirve para mejorar su propia situación y la de los demás se acostumbra a pensar menos en si mismo y más en los demás y entonces logra su verdadera felicidad en un mundo de paz y alegría y entonces se hizo socialista porque vio que era lo mejor para los trabajadores y el pueblo argentino.

Volvió a la Patria a estar junto a los obreros tucumanos, participó en sus luchas, se templó como revolucionario, estudió profundamente el marxismo-leninismo, organizó los primeros equipos del Partido, del que siempre decía que era revolucionario mientras su política estuviera al servicio y respondiera a las necesidades de las masas trabajadoras.

Los sentimientos, los pensamientos, la acción y las necesidades de los trabajadores se fueron fundiendo en su persona y su vida fue siempre para ellos. Siempre le gustaba estar donde la lucha de clases era más enérgica y aguda, siempre le gustaba escuchar a un obrero sobre los problemas de su fábrica y la manera de resolverlos, siempre decía que el Partido de la revolución se tiene que nutrir de los mejores obreros y que debía aprender de las masas trabajadoras.

Como estudiaba mucho y era muy inteligente y siempre combinaba la teoría con la práctica, sabía más que nosotros y nos enseñaba y aconsejaba al tiempo que iba organizando mejor el Partido para que pudiera servir mejor a la justa causa revolucionaria.

El sabía que la fortaleza del Partido dependía de la composición de clase y entonces permanentemente se preocupaba porque la orientación sea la de centrar los esfuerzos en el trabajo del Partido y el Ejército sobre los grandes centros fabriles.

El sabía que la guerra del pueblo era la única capaz de derrotar a un enemigo tan feroz y en todo momento se preocupaba por conocer y profundizar la teoría, la organización y la técnica militar para combatir más eficientemente al enemigo en este terreno.

El sabía que la unidad de los revolucionarios y el pueblo argentino era una necesidad que no podía dejarse de lado y combatió el sectarismo y la debilidad y estaba muy contento con la unidad lograda con los compañeros Montoneros y de Poder Obrero y con los avances que se van logrando en la unidad con otros sectores del campo popular.

Él sabía que era necesario y justo el apoyo de los países socialistas y de los pueblos trabajadores de otros países y bregaba por que comprendan la justicia de nuestra lucha y nos apoyen.

Él sabía que podía morir y por eso se preocupaba de que en ese caso quedara un Partido que siguiera adelante con las tareas que la revolución exige.

Hace pocos meses estando el Comandante en la Compañía de Monte y luego en Moreno nos asustamos mucho porque casi cae bajo las balas enemigas y él nos dijo que eso podía suceder; todos lo sabíamos pero nos asustaba la posibilidad. Hace unos días un compañero le dijo que mejor sería que estuviera fuera del país porque si lograban matarlo la revolución perdería mucho y se retrasaría; él le contestó que los vietnamitas perdieron 3 comandantes y la revolución igual triunfó y esto reflejaba su enorme confianza en el Partido y su pueblo.

El Comandante Jefe Mario Roberto Santucho confiaba en su Partido y su pueblo enormemente y es el deber y la obligación de nuestro Partido continuar con la tarea de nuestro insigne Comandante, de reflexionar sobre sus enseñanzas, de tomar mayores responsabilidades y multiplicar nuestros esfuerzos y es el deber y la obligación de los trabajadores argentinos de engrosar las filas del PRT para hacer más corto y firme el camino hacia la victoria.

¡NADA SE CONSIGUE SIN SACRIFICIO!
¡EL PENSAMIENTO Y LA ACCIÓN DEL COMANDANTE MARIO ROBERTO SANTUCHO ILUMINA EL CAMINO HACIA LAVICTORIA!
¡VIVA EL COMANDANTE MARIO ROBERTO SANTUCHO, CONTINUADOR DEL GENERAL SAN MARTÍN Y EL COMANDANTE ERNESTO GUEVARA!

Enrique Gorriarán Merlo
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Fuente: El Combatiente, Nº 226 (28 de julio de 1976), Órgano del Partido Revolucionario de los Trabajadores.