No más dictadura mafiosa en Colombia

NO MAS DICTADURA MAFIOSA EN COLOMBIA

“si no lo mata lo compra, si no lo compra lo elimina”
-Señor matanza- Manu Chau. (mano negra)

La pandemia ha sacado a la luz una realidad de hambre, desempleo, falta de vivienda y ausencia de oportunidades, realidad incómoda para los que detentan el poder en Colombia, que precipitan la crisis en gran medida por el actuar errático del mal gobierno representado por Duque, un verdadero carenciado mental que entre “días sin IVA” y “excepciones al aislamiento” para favorecer a grandes comerciantes y empresarios, ha dejado en el abandono a millones de trabajadores humildes en ciudades y campos que encima de exponerse al contagio, han aguantado hambre y necesidades desde el inicio de la pandemia hasta esta “nueva normalidad”, que es la vieja normalidad pero peor, porque la pandemia se extiende entre los pobres que no tienen asegurada ninguna atención médica y la única respuesta para las inquietudes, el inconformismo, la necesidad de salir a trabajar, es la bestialidad de la policía. La misma desde las apaleadas a las marchas feministas y estudiantiles de comienzo de año y los desalojos que ordenó Claudia López en ciudad Bolívar al inicio de la pandemia (con su cuota de muertos y heridos por la policía) hasta la reciente masacre de Bogotá en septiembre. La diferencia es que en los desalojos si le obedecieron a la alcaldesa y ahí si era buena esa institución compuesta por asesinos fanáticos dispuestos a matar a patadas o a bala a quien sea con tal de recibir la galleta de sus amos. Una policía corrupta que ve en riesgo el manejo que le han dado a las principales ciudades durante la pandemia, donde han campeado a su antojo: ciudad vacía, estado de sitio permanente y legalizado, miedo y toque de queda con policías violando mujeres, golpeando vendedores ambulantes, abusando de jóvenes, cobrando vacunas, manejando las cuotas del microtráfico, etc.

Una bandola temible con impunidad garantizada desde arriba y alabada por los grandes medios y periodistas prostituidos. Es una muestra del modo en que nos gobiernan, pues así funcionan todas las instituciones colombianas. Por eso es natural que premien a quien como ministra de “justicia” ordenó y felicitó a los autores de una masacre urbana sin precedentes en Colombia (la de la cárcel Modelo) con la procuraduría para garantizar los derechos de los colombianos: “derechos” y “justicia” al estilo de la casa Char. Es normal entonces que ante una masacre realizada por la policía en Bogotá y Soacha donde murieron 15 personas, todos esos funcionarios públicos miren para otro lado y periodistas prepago, alcaldesa, generales, vuelvan a la discusión sobre la legitimidad de matar “vándalos” que no quieren ayudar a reactivar la economía: “masacre con criterio social.”

Al tiempo y precisamente en las regiones de Colombia con más presencia de ejército o policía, en el campo colombiano “la masacre con criterio social” sigue adelante (más de 55 masacres en lo que va del año). Y no es que “hayan vuelto las masacres” como algunos políticos dicen para limpiar de culpas a los “sectores buenos” de las clases dominantes, es que se retoma la tendencia que se aplica en Colombia en los últimos gobiernos sin excepción desde la década del 80 pero que ha tenido sus expresiones más claras como parte del proyecto político económico del neoliberalismo armado en los gobiernos Pastrana-Uribe-Santos-Uribe/Duque. Así aumentan el terror, el odio, la anomia y la imposibilidad de explicación política de los problemas sociales, mientras se incrementa el poder de generales y políticos que han querido mantener el control social y el poder político a partir del miedo generalizado, pero sin que se afecten sus negocios y ganancias. Las ilusiones de apertura política contrastan con realidades palpables: ninguna reforma democrática, ni un atisbo de parar la guerra contra la gente sencilla, al contrario, más violencia y abuso del Estado, mas odio contra el pueblo colombiano.

Todos hemos visto durante la pandemia como han abandonado a pequeños empresarios y comerciantes, como dejan a los más pobres a su suerte para que mueran de hambre o enfermedad, y como el malgobierno ha cometido todo tipo de arbitrariedades: han hecho negocio para que los ricos sean más ricos: todas la medidas económicas del gobierno han favorecido a los constructores, a los almacenes de grandes superficies, a los banqueros, a los fondos de pensiones; plantean una reforma laboral para recortar aún más los derechos de los trabajadores rebajando sueldos, primas y eliminando empleos para recuperar la economía de los empresarios ricos; planean una nueva reforma tributaria que favorezca a los millonarios del país, le dan dinero a una empresa que ni siquiera es colombiana solo porque la hermana de Duque es vicepresidenta de Avianca. Entre tanto el aeropuerto Eldorado ha servido para exportar cientos de toneladas de cocaína a la vista de todo el mundo (solo cuando ya es conocido de todos, la prensa lo reseña tímidamente). Es decir, el gobierno al servicio de los negocios privados de quienes lo eligieron y los pequeños empresarios, la clase media y los pobres cada día se hunden más en la quiebra, las deudas y la desesperación.

Un malgobierno de partido mafioso elegido con fraude y plata de narcotraficantes como “el ñeñe”; una vicepresidenta lavadora de dólares de los mafiosos con hermano mafioso y envuelta en cuanto negocio torcido hay de construcción; un subpresidente que tuvo cerrado el congreso con la excusa de la pandemia y que ahora pretende evitar la movilización del pueblo con la misma excusa, el ministro de defensa falsifica actas y miente públicamente para justificar la invasión extranjera y los crímenes de sus subordinados; siguen los perfilamientos, el asesinato de líderes sociales, la policía se desata a matar y siguen las amenazas contra periodistas, críticos, opositores y los montajes judiciales son pan de cada día y todo pasa de agache. Y así nos piden aplaudir obras como la de Hidroituango (mal hecha y festín de corrupción) y el túnel de la línea (500% de sobrecosto y diez años de retraso) por tomar dos ejemplos de lavado de dólares, corrupción, masacres previas para limpiar la zona de inversión y al final una chambonada con la que se hacen propaganda y resultan más millonarios y más dispuestos a la entrega del país a la inversión extranjera.

Esta maraña de corrupción necesita garantizar la impunidad y la ganancia, por eso el fiscal general es amigo personal y lamezuelas de Duque-Uribe (de ahí que la investigación contra Uribe la abandone la corte y ahora sea de la fiscalía y se la encarguen a un uribista); de ahí las alianzas entre partidos tradicionales de mafiosos y corruptos en el congreso que ponen de presidente del senado a un representante del clan mafioso al que obedece Margarita Cabello y que maniobró desde la presidencia del senado para llevarla a la procuraduría; también terminan poniendo a un contralor del centro democrático y altas cortes afectas a esa organización del fascismo criollo; del mismo modo la fiscalía, la rama judicial y la procuraduría vienen siendo copadas en sus distintos niveles por miembros de ese partido narcoparamilitar sin que nadie lo denuncie o se escandalice.

¿OTRA VEZ ACUERDOS ENTRE ELITES?

El fascismo narcoparamilitar en su desesperación por mantenerse en el poder y garantizar la impunidad para sus jefazos y chafarotes se aferra al poder retorciendo todo el entramado institucional que la oligarquía bogotana quiso recuperar para concentrar el poder político con un estilo menos grosero, pero no menos mafioso (ni menos asesino) que el del uribismo. Al final tanto la ultraderecha oscura como la ultraderecha en urna de cristal han sido agentes, ideólogos y gestores del neoliberalismo armado.

El problema no es de proyecto económico sino de formas políticas: un sector del bloque de poder contrainsurgente que reconoció en el proceso de paz una inigualable oportunidad de estabilidad para los negocios y la inversión extranjera limpiando su nombre y su participación en todo el proceso de masacre y despojo que los llevo al poder, necesita lavar sus manos y quedarse con la ganancia y sin el pecado. El otro sector del bloque de poder contrainsurgente, fanático y torpe cree que hace falta más sangre y más muerte para dejar por fuera al otro sector del bloque de poder contrainsurgente y consolidar el soñado régimen de jefe único, partido único, doctrina única, corte única, opinión y poder único.

Por eso en medio de la actual crisis y el descontento generalizado y acumulado, el santismo (en todas sus vertientes: desde Timochenko hasta Fajardo, académicos progres, Moir,) llama al sector uribista del bloque de poder para “reinstitucionalizar el país” y evitar el estallido social. Al tiempo cada sector del bloque de poder contrainsurgente mueve sus fichas para afectarse jurídica y políticamente entre ellos, pero mantienen la unidad en reprimir y golpear al pueblo desobediente: el modelo renovado de frente nacional en el que un partido está en el poder y el otro le hace ‘’oposición’’ pero ambos son facciones del mismo proyecto económico y político, lo cual les garantiza el manejo del poder político, el control social, e impedir que posiciones democráticas, alternativas y que tengan un proyecto político distinto accedan a la política y al poder.

Ya veremos cuando los cabecillas del bloque de poder contrainsurgente se reconcilien: Uribe no será tan malo y Santos no será tan bueno; la corrupción, la brutalidad y la masacre se reducirán a “sus justas proporciones” y ambos dirigirán sus respectivas facciones desde las sombras. Así los que creen que se hizo justicia con la farsa de la prisión del genocida quedaran contentos porque sale de la escena política y los tristes lavapatas que idolatran al asesino no lo verán enjuiciado y condenado si no en el retiro de anciano venerable, como el de tantos otros asesinos, mentirosos y delincuentes de nuestra historia patria (Turbay, Betancur, Pastrana, Gaviria etc ). Banderitas de colores para unos y aplausos para otros; es lo que las corrompidas clases dominantes quieren venderle ahora al pueblo colombiano en una reconciliación entre las elites, bajo la amenaza del otro camino. El otro camino es el del fascismo fanático, pero la historia nos enseña que en nuestro país el fascismo comete crímenes atroces para favorecer a oligarcas tradicionales y a gamonales criminales, pero luego se lava la cara y se hacen las victimas para que ambas facciones del bloque de poder contrainsurgente sigan compartiendo el poder en el esquema, partido de gobierno-oposición. El eterno frente nacional.

Sin embargo, el factor de un pueblo levantisco, insurgente y orgulloso que ambas facciones del bloque de poder han despreciado, y que está menos dispuesto a dejarse engañar y abusar va a generar profundas transformaciones políticas en medio de la convulsión política nacional y latinoamericana. El pueblo existe, sabe que sus opciones no están en lo que digan los ricos de este país y más que nunca se expresa, se manifiesta y eleva su voz. Todos los que creemos en la democracia del pueblo, los revolucionarios, todos los que creemos en la posibilidad de una Colombia distinta tenemos que comprometernos en las luchas de la gente y con ejemplo demostrar que no podemos seguir a la cola de quienes engañan, ocultan su pasado y quieren que olvidemos nuestra historia para evitar que se propongan y construyan alternativas políticas por fuera de las mansiones de esos que con “paz” o sin ella, nunca han necesitado excusas para el asesinato y el despojo, los mismos que masacran al pueblo y luego culpan a los muertos por “portarse mal”.

COLOMBIA EN AMERICA LATINA: TREMENDO EJEMPLO

Aunque sea difícil de creer, Colombia y su dictadura mafiosa son modelo y referente para el resto de gobiernos latinoamericanos que asumen la religión neoliberal. Eso explica el bombo que le dan a los discursos vacíos y cínicos de Duque en la escena internacional: aprueban el fracking, acaban con la consulta previa a las comunidades y van a la ONU a decir que protegen el medio ambiente y los páramos; reconocen en la ONU la labor de los líderes sociales mientras los asesinan a diario; cuando la misma ONU critica al gobierno colombiano por el asesinato de líderes, entonces ese gobierno plantea sacar del país a sus delegados y pintan la ONU como si fuera una ONG de izquierda. Duque es un títere elegido en acuerdos y con plata de narcotraficantes cuyo jefe es un narcotraficante, con un presidente del senado lavador de dólares, llamando en la ONU a una lucha internacional contra el narcotráfico. El mismo lenguaje y las maneras del multimillonario ignorante y soberbio que preside a los EU, el mismo afán ridículo de reinventar la historia y negar la realidad.

Todo eso marca una profunda crisis política regional, que se expresa además en crisis de ideas, de partidos, de proyectos políticos latinoamericanistas, de organizaciones y liderazgos. Esa crisis encuentra una señal de los tiempos en el talante moral, la estatura política y la altura intelectual de los líderes regionales más publicitados y que no han dudado un instante en masacrar y hambrear a sus pueblos: Janine Añez, juan Guaidó, Lenin moreno, Vizcarra en Perú, Piñera en chile, Jair Bolsonaro, o Iván Duque, este último “el bobo de los mandados” de un Uribe cada día más delirante y desconectado de toda realidad. Personajes que en un mundo normal nadie dudaría en llamar payasos estúpidos. Pequeños perritos al servicio de grandes perrazos como Trump con quien comparten cualidades mientras compiten en torpeza, obsecuencia y lamboneria por ganar los favores del mandamás desarrollando el proyecto económico político y militar de los Estados Unidos para toda Latinoamérica.

Ahí están Bolivia con un golpe de Estado “suave”, Ecuador o Brasil con golpes electorales, Paraguay con un gobierno represivo, Colombia con sus interminables crímenes de Estado, pero las criticas solo se oyen para Venezuela. Puede opinarse lo que se quiera del gobierno de Venezuela, pero es innegable que el cerco mediático, el bloqueo económico, el robo de sus recursos financieros, la agresión armada, la injerencia permanente de otros países, tienen objetivo y causa: EL PETRÓLEO para superar la crisis económica norteamericana de la que no salen a pesar de entablar guerras en oriente medio y Europa del este, pero con el “peligro de paz” en Siria y los golpes fallidos en Ucrania o Bielorrusia, fijan sus ojos en Latinoamérica, pues la multipolaridad política y económica, la autodeterminación de los pueblos son un problema para el imperio norteamericano, hoy su “libertad” tiene sed de sangre y su “democracia” hambre de dinero, de allí la necesidad de extender guerras y conflictos para reinar en medio del caos como es política de los fanáticos nazis norteamericanos.

En el propósito de matar a millones de personas para apropiarse de los recursos de un país, los millonarios que mandan en Colombia ostentan un doble papel que solo genera vergüenza: por un lado prestan nuestra tierra para que se ataque a Venezuela, permitiendo que NOS INVADA una potencia militar extranjera y por otro lado quieren importar a los países vecinos el modelo narcoparamilitar de acumulación por exterminio que los ha hecho ricos aquí en los últimos 30 o 35 años, el modelito de la “masacre con sentido social” quiere hacerse internacional para seguirlos enriqueciendo. Además, con la ciega irresponsabilidad de prestarse para una guerra que adquirirá características regionales y en la que seremos los de a pie que pongamos los muertos y aguantemos la secuela de miseria y destrucción.

Esta Latinoamérica nuestra se debate entre el proyecto de narco dictaduras fascistoides con Colombia a la cabeza, y la búsqueda de la democracia real en la necesidad de controlar nuestro propio destino. Desde aquí también podemos pensar el mundo, desde aquí podemos construir una Latinoamérica que crea en sí misma y una Colombia que no devore a sus hijos.

El pueblo colombiano está ante una oportunidad histórica de hacer cambios profundos en la estructura injusta, racista, elitista, mafiosa y criminal del Estado colombiano, estamos ante la posibilidad histórica de recuperar la nación para el pueblo mismo y no por un acuerdo entre elites si no por la acción de la gente sencilla, de los que entendemos que el futuro está en nuestras manos y que este es un momento de profundas transformaciones políticas que garanticen educación, salud, vivienda, trabajo, ciencia, industria y agricultura que generen oportunidades para todos los colombianos y no solo para los privilegiados por nacimiento, es un momento de dignidad, conciencia e identidad nacional y latinoamericana, es un momento de unidad de todos los sectores sociales, partidos, organizaciones, grupos y personas dispuestas a construir un país que incluya a los nadies, a los despreciados de siempre, es momento de la acción revolucionaria del pueblo para romper las puertas del poder político al que nunca nos han dejado entrar lo poderosos egoístas y asesinos que han manejado este país desde siempre.

LA PAZ DE LOS RICOS NO ES LA PAZ DEL PUEBLO
PAZ ES DEMOCRACIA PARA EL PUEBLO
NI SANTOS NI URIBE SON OPCION PARA EL PUEBLO

MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO
M.R.P.