¿Hasta cuándo el odio al enemigo interno?

¿HASTA CUÁNDO EL ODIO AL ENEMIGO INTERNO?

El desprecio que se han ganado las Fuerzas Armadas (FFAA) de Uribe lo cosechan por ser el brazo del terror de Estado contra los manifestantes, para lograr legitimidad deben dejar de agredir al pueblo y el régimen debe cesar de aplicar su Doctrina de Guerra contra el Enemigo Interno.

Señoras y señores de la cúpula militar y policial su conducta criminal de odio y represión contra el pueblo movilizado por justas reclamaciones, hoy ustedes la siguen evidenciando plenamente ante el país y el mundo.

El adoctrinamiento de fobia al pueblo que les han inculcado en las escuelas de Estados Unidos (EEUU), Israel y otras similares, ustedes lo han dejado ver con nitidez siempre que las luchas populares expresan su descontento y colocan demandas de justicia, soberanía y respeto a los Derechos Humanos (DDHH); es allí donde su mentalidad belicista desencadena muertes, heridas, mutilaciones, desapariciones, violaciones, torturas, encarcelamientos ilegales y otros muchos vejámenes proscritos por normas universales de los DDHH y del Derecho Internacional Humanitario (DIH).

Es claro que ustedes actúan contra las mayorías de manera obediente, para defender un poder decadente que representa lo más reaccionario y similar a una dictadura de ultraderecha, que se cubre con ropaje leguleyo para negar su concepción fascista del poder y de la vida.

Álvaro Uribe su más esclarecido ideólogo recita su discurso todos los días de manera contundente con lo que logra que ustedes lo asimilen bien, por esto mismo las mayorías nacionales comprenden quiénes son los seguidores del caudillo y por qué actúan así, hasta llegar a convertirse en los verdaderos adversarios del pueblo colombiano.

Las imágenes de sus actos de guerra demenciales y desmedidos en contra de pobladores de barrios humildes, indígenas, mujeres, estudiantes, campesinos, educadores, artistas, transportistas, defensores de DDHH y otras importantes expresiones sociales, le siguen dando la vuelta al mundo recibiendo un rechazo generalizado a la cruel respuesta que dan las élites a los justos reclamos de las mayorías.

Señoras y señores de la cúpula militar y policial ustedes observan la arremetida violenta de sus subalternos desde sus flamantes oficinas y en algunos casos desde sus modernas máquinas de Guerra, hasta donde no llegan las piedras ni se oyen los gritos de indignación popular, así es muy sencillo conducir la represión.

Con el trato de Guerra que dan a la protesta social ustedes cumplen un principio aprendido de los EEUU de enfrentar el pueblo movilizado con las FFAA, cuya base la reclutan en los sectores populares para convertirlos en ‘soldaditos de plomo’ colocados al servicio y la defensa de intereses foráneos y de los súper ricos colombianos, quienes como ‘carne de cañón’ disparan, matan hieren, torturan, mutilan con armas dizque no letales, violan mujeres y detienen arbitrariamente; de tal manera que si algún día son juzgados por sus actos criminales, a la cárcel irán los ‘soldaditos’ no ustedes los actores intelectuales de los crímenes, ni muchos menos responderán las élites determinadoras de estos hechos de Guerra.

Ustedes deben tener presente que la fuerza de la lucha popular y revolucionaria, no descansará hasta lograr el juzgamiento de los verdaderos responsables de la Guerra contra el pueblo.

La gran mayoría haciendo uso de sus derechos constitucionales sigue en las calles, carreteras y diversas localidades de la geografía nacional adelantando su justa lucha, mientras llaman a soldados y policías para que no se manchen las manos con la sangre de su propia clase popular, para que no obedezcan a sus superiores que los mandan a reprimir y asesinar, solo para defender los intereses de una minoría oligárquica atornillada en el poder.

Señoras y señores de las FFAA deben caer en cuenta que Colombia despertó, ha perdido el miedo y seguirá la lucha por justicia social y soberanía, por un país donde se logre disfrutar de una paz que signifique alcanzar los derechos económicos, políticos y sociales fundamentales, donde los militares y policías no vean al pueblo como sus enemigos.

La sangre de los luchadores populares derramada por unas FFAA represoras al servicio de intereses foráneos y oligárquicos no será en vano, porque acrecienta el esfuerzo y sacrificio de millares de luchadores populares e insurgentes; sacrificio que el pueblo asume para seguir en pie, digno e indoblegable.

Señores y señoras de la base de las FFAA los humildes que están hoy desplegados en lucha por sus justos derechos no son sus enemigos, son sus hermanas y hermanos, no los repriman, no los asesinen, no cumplan las órdenes de quienes son también sus enemigos y que son solo amigos del poder y del dinero.

Cordialmente,

Nicolás Rodríguez Bautista

Primer Comandante del ELN