Nos dirigimos a usted, señor Duque, como determinador del asesinato de Jesús Santrich, el invidente que miraba con los ojos del alma, principal constructor insurgente del Acuerdo de Paz de La Habana. Queríamos decirle que su odio a la paz, y su intento vano de encontrar una tabla de salvación en el naufragio de su mal gobierno a través de un crimen político, no le servirán de nada para alcanzar la orilla.
Usted, señor Duque, ordenó a la Fuerza Pública dar de baja a Santrich por haber denunciado su escandalosa alianza con el Ñeñe Hernández, el mafioso que logró que usted se sentara en el solio presidencial gracias a la recolección de dinero entre narcotraficantes para financiar su campaña. Su controversia con Santrich terminó en un duelo verbal con oraciones en latín que llamaron la atención del país. ¿Recuerda? En el caso de la Ñeñe Política, su cómplice el Fiscal Barbosa, prefiere cerrar los ojos frente al delito y no desatar ninguna acción judicial. Su presidencia no tiene legitimidad. Aproveche ahora que el pueblo está hirviendo de indignación en las calles, y váyase. Esta insurrección, esta resistencia de Colombia, no habría explotado si usted hubiese respetado el Acuerdo de Paz. El incendio que consume a Colombia no lo apagará el fuego de los fusiles de Zapateiro y Vargas, ni lo aplacará el asesinato de Santrich.
Y claro, no solamente usted amenazó de muerte al negociador de paz. También lo hicieron el señor Rafael Guarín y Molano, el ministrillo de Defensa. No inventen ahora cuentos delirantes de fantasía para engañar a la gente, como ese, de que a Santrich lo asesinaron las disidencias. ¿Desde cuándo las disidencias tienen helicópteros para extraer a sus comandos de zonas de operaciones? Muy sospechoso que, unos días antes, el magistrado de la Corte, Gerson Chaverra, ignorando el ya desenmascarado montaje de la DEA, la Fiscalía y la embajada gringa contra Santrich, emita concepto favorable a su extradición. No subestimen la inteligencia de los colombianos.
Ya no desinformen a través de supuestos informes de inteligencia. Ya no tapen más. Ustedes crearon la fuerza especial integrada por 5 comandos del ejército y 3 ex combatientes conocedores del área, con los que elaboraron el plan y la trampa para asesinar a Santrich.
Finalmente, señor Duque, ¿Qué buscaban ustedes al cercenar el dedo meñique de la mano izquierda del guerrillero? ¿Tener una prueba de su asesinato? Francamente…
A través de esta misiva informamos al pueblo de Colombia que, los restos de Santrich están sembrados en la montaña y la certeza nos dice que un día no lejano descansarán y serán venerados en el mausoleo de la patria.