Que nadie se quede en casa este 20 de julio. Todos a la calle a exigir ¡Libertad! ¡Independencia! !Justicia Social!
Que retumbe el grito de los excluidos, de los olvidados, de los despreciados por los gobiernos desde hace más de 200 años. Que la egoísta clase social que detenta exclusivamente el poder escuche por primera vez a los de abajo. Ya es hora que los pobres y excluidos que habitan los cerros y las barriadas populares de Bogotá, marchen hacia la Plaza de Bolívar con la ronca voz de su protesta y su santa rebeldía.
Que se escuche el nuevo grito de las multitudes contra los que nos robaron la independencia y la soberanía y siguen arrodillados ante el inhumano imperio neocolonial de Washington.
Marchemos todos y todas contra este gobierno que se ha instalado en el Palacio de Nariño solo para beneficiar a las élites empresariales y castigar al pueblo con el látigo de la economía neoliberal y la represión violenta.
Rechacemos en las calles a los vándalos que desde las alturas del poder destruyeron nuestro futuro de dignidad. Impugnemos a los corruptos y ladrones del Estado que le han chupado la sangre y hasta el alma al pueblo. Marchemos a rescatar la esperanza de paz con justicia social que nos ha negado el Presidente solo para defender la impunidad del Matarife.
Ya nos cansamos de soportar la arrogancia y el cinismo de los capitanes del Narco-Estado que es hoy Colombia. Que se vayan y abandonen sus cargos en los poderes públicos los contaminados con los dineros del Narcotráfico del Ñeñe Hernández, empezando por el Presidente Duque. No más políticos descarados de doble moral. No más narco-Estado. Aquí no tenemos un Fiscal general sino un cómplice y encubridor. No cumple su deber, no desata ninguna persecución judicial contra esos bandidos. Es mejor acabar esa Fiscalía. Lo que no sirve para nada, que no estorbe.
Marchemos este 20 de julio reclamando el fin de la injusticia del despojo histórico de tierras, que cese la demagogia y que se dé luz verde a la reforma agraria y a la titulación de tierras a los campesinos. Que se cumplan los compromisos con la minga indígena, los estudiantes y el movimiento social. Que la matrícula cero y la gratuidad de la educación para los pobres, no se convierta en un nuevo engaño y en una frustración.
Hagamos que triunfe el amor sobre el odio, lo cual será posible con un nuevo gobierno de coalición democrática que trabaje para el pueblo y su felicidad. Los excluidos también tenemos derecho a ser gobierno. Triunfemos para que las cosas cambien.
Queremos ver la floración de una nueva política de paz, solidaridad y humanidad. Que cese el odio de este gobierno contra Cuba y Venezuela. Que se respete la autodeterminación de los pueblos. No más intromisión de Estados Unidos en Colombia y Nuestra América.