Por una educación pública de calidad, laica y gratuita

POR UNA EDUCACION PUBLICA DE CALIDAD, LAICA Y GRATUITA

“Se nos acusa de insurrectos en nombre de un orden que no discutimos, pero que nada tiene que hacer con nosotros. Si ello es así, si en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho sagrado a la insurrección. Entonces, la única puerta que nos queda abierta a la esperanza es el destino heroico de la juventud.”
Manifiesto Liminar de Córdoba 1918

EL MIR ACOMPAÑANDO LA LUCHA DEMOCRATICA Y POPULAR SALUDA REVOLUCIONARIAMENTE:
A LOS TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN
A LOS ESTUDIANTES
A LOS PADRES Y APODERADOS
A TODOS LOS TRABAJADORES Y AL PUEBLO

INTRODUCCIÓN

Las movilizaciones cada vez más masivas de los estudiantes, apoyados ahora por los trabajadores de la educación, vale decir: profesores, académicos y funcionarios, como tambiénpor amplios sectores sociales, que han alcanzado en las últimas concentracionesla cifra de más o menos 1.000.000 depersonas en Santiago y casi medio millón en todo el país; sectores sociales que además han dado una poderosa respuesta de adhesión al PARO NACIONAL convocado por la CUT, activos y unidos a la demanda por una mejor educación; asientan con ello el más claro y rotundo desmentido, a los falsos esfuerzos y a la supuesta voluntad política de la clase dominante para querer resolver los graves y complejos problemas por los que atraviesa el sistema educacional chileno.

Han pasado ya 21 años desde el término de la dictadura, y todas las contrarreformas y políticas instaladas por esta, con los gobiernos de la Concertación continuaron intactas y peor aún, fueron perfeccionadas junto con la mantención del nefasto modelo económico que impusieron los monopolios. La famosa LOCE maquillada por el Sr. Brunner, fue la primera carta de presentación de la Concertación en lo que a materia educacional se refiere y diseñada a la medidadel mercado y signada –obviamente- por el afán de lucro de los empresarios, fue también la señal política de que a la Concertación no le animaba ninguna voluntad de democratización de la sociedad chilena y en el ámbito educacional,al gobierno de Aylwinsolo le interesaba mantener la misma política de la dictadura, de educar a los jóvenes de los sectores populares para obtener mano de obra barata pero mejor calificada.

LAS PRIMERAS EXPRESIONES DE DESCONTENTO

El año 96-97, se desarrollaron masivas y extensas movilizaciones de los estudiantes universitarios a nivel nacional.Tal masividad y conciencia crítica de los estudiantes frente al sistema educacional, creó un clima tan profundo de cuestionamiento que las instituciones del Estado fueron puestas en jaque por las protestas. La toma de los recintos universitarios, el paro nacional de estudiantes y el explícito y amplio apoyo tácito que recibieron de los sectores sociales, hizo que las autoridades docentes y políticas se dispusieran al diálogo y declararan de forma abierta, la disposición a cambiar la política educacional del país.

Pero, el “generoso diálogo” ofrecido tuvo características dilatorias, las tomas y el paro que en algunos casos ya alcanzaba los tres meses, fueron agotando a los estudiantes y desgastando al movimiento, cuyos dirigentes o representantes en ese periodo, eran casi mayoritariamente de los partidos de la Concertación, siguiendo en importancialos dirigentes de las juventudes comunistas y la Surda, teniendo la izquierda revolucionaria una expresión de minoría yorganizada básicamente en pequeños colectivos locales. LaConfech que en un primer momento dio coherencia a la protesta a nivel nacional, a medida que se fue prolongando el movimiento, fue perdiendo homogeneidad en tanto se fueron expresando en su interior diferencias en relación a los objetivos y a los plazos de las movilizaciones,diferencias que surgen como resultado de las capitulaciones y el entreguismo de los dirigentes concertacionistas que logran el quiebre del Congreso Nacional Estudiantil en Concepción y luego la división de la Confech, tarea lamentable y vergonzosa cuyo protagonista fue el militante del PPD Rodrigo Peña y Lillodirigente en ese entonces de la Universidad del Biobío y que llegó después al cargo de asesor de Michelle Bachelet en su Gobierno.Finalmente estas posturas fueron apoyadas por los dirigentes de lasJuventudesComunistas y los dirigentes de la Surda. Este hecho contribuyo en mucho a debilitar la fuerza y energía de la movilización nacional, dejando de paso, aislada a la fracción más radicalizada del estudiantado, y que fue la que a la postre asumió de manera más consecuentemente el petitorio original del conjunto de los estudiantes, yque apuntaron realmente a lograr una efectiva y verdadera reforma de la educación superior, objetivo que obviamente no se consiguió.

Lo ocurrido en aquel Congreso fue un lamentable retroceso para todo un gigantesco esfuerzo de carácter popular y democrático, y que logró alcanzar contra toda predicción, una importante masividad y extensión nacional.Este tremendo desafió que implicó sumar compromiso y responsabilidad política y social de parte del estudiantado, en un contexto juvenil prácticamente de apatía generalizada; una vez más fue traicionado por el oportunismo del reformismo de izquierda vinculado ala dirección del Partido Comunista y por el radicalismo pequeño burgués representado en ese entonces por la Surda. Así y todo, el estudiantado tuvo gracias a su movilización, la capacidad a lo menos, de parar la ley “Marco” y posteriormente la ley de modernización que el Freismo quería hacer aprobar en el congreso.El proyecto tuvo que ser retirado y las universidades tomaron su ritmo normal de funcionamiento.A finales de la década, nuevamente los estudiantes salen a las calles reclamando contra el enorme endeudamiento de las universidades estatales con la banca privada y en contra del preocupante déficit que estrangulaba a la educación pública. Estamos ya en 1999 y de nuevo en esta ocasión la clase dominante mancho sus manos con sangre, el pueblo agrego un nuevo mártir a su lucha secular por una sociedad más justa, Daniel Mencoencarnó y selló con su muerte el costo social de esta lucha, mientras el pueblo realizaba su luto, la Concertación en comparsa con la Alianza declaraban vivir una “transición a la democracia” que nunca comenzó y que sin embargo, les sirvió de pretexto para no cambiar nada.

LA REBELIÓN DE LOS PINGUINOS

En el 2006 serán los estudiantes secundarios los que desafiaran al sistema. También en esa ocasión los llamados “pingüinos” colocan en entredicho el sistema educativo nacional. A diferencia de las jornadas de protesta del 96-97, los secundarios apuntan a los temas de fondo y fueron capaces de reivindicar junto con la calidad de la educación su carácter estatal y el principio de la gratuidad. Las Juventudes Comunistas tuvieron que guardarse para siempre en sus bolsillos la demanda de “arancel diferenciado” con la que siempre coquetearon al oficialismo concertacionista, rindiéndole de esta forma examen de moderación y “realismo político”. Esta movilización que ganó una enorme simpatía en los distintos sectores sociales, tuvo a nuestro pesar, la permeabilidad ideológica que le abrió puertas y ventanas a las falsas posturas políticas del autonomismo social, al falso apoliticismo y al prejuicio contra los partidos políticos de izquierda, posiciones que en todo caso, ya habían sido ensayadas en las protestas del 96-97. Con estos contrabandos ideológicos, pudo la Concertación darse ventajas y probar políticas de prevención,que lograron separar al movimiento secundario de una conducción más preclara y con una postura políticarevolucionaria en los contenidos, cuestión que para el conjunto de la estructura dominante hubiese resultado nefasto en un contexto como el señalado: de amplio apoyo social a la movilización estudiantil.

La salida que en esta ocasión buscó la clase dominante, fue una Comisión Asesora que propusiera un proyecto de reforma a la educación.Dicha Comisión estuvo constituida en su mayoría por profesionales y tecnócratas ligados a los grupos de poder. Aunque los estudiantes intuyeron acertadamente los propósitos de la burguesía y se autoexcluyeron de la Comisión Asesora del gobierno, no tuvieron la capacidad de levantar un Proyecto alternativode carácter democrático y popular, que canalizara y le diera proyección futura a los contenidos de fondo que se levantaron como banderas de lucha. En esta ocasión también, subrepticiamente la Concertación y la Alianza tuvieron la oportunidad de cooptar a varios de los dirigentes estudiantiles y de este modo agotaron y neutralizaron lo que desde el mismo oficialismo llamaron “la revolución pingüina”.

LA TERCERA ¿SERÁ LA VENCIDA?

Ahora nos encontramos en la tercera contraofensiva democrático-popular, que en lo centrallevanta la misma demanda, la lucha por una educación pública, laica y gratuita. Lucha contra el lucro y contra una educación al servicio del mercado. Una lucha que esta vez, quiere que los recursos del estado sean canalizados en función del fortalecimiento, de la calidad y por tener la infraestructura que requiere la educación pública-estatal y que debe ser asumida directamente por el estado a través del MINEDUC.

El MIR a través del tiempo se ha hecho solidario y corresponsable con la lucha histórica POR LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA, que se iniciara en el siglo XIX por los sectores liberales y que tuvo su continuidad en los comienzos del siglo XX por el movimiento popular y progresista de América Latina, cuyo primer hito lo encontramos en “el Cordobazo” de 1918 en Argentina.

El MIR comparte la posición de la CONFECH, de reclamar que el Estado garantice la educación como un derecho social universal, que contemple el criterio de la calidad y la absoluta independencia de los monopolios que sustentan el poder económico. Además, nos hacemos parte de la demanda que plantea el fin del lucro y el término del endeudamiento. Sostenemos el principio de una educación gratuita, pública, pluralista y laica, pues nos enfrentamos desde la dictadura de los monopolios hacia adelante con un proceso regresivo continuo, que mediante contrarreformas ha desmantelado todas las conquistas que a través de años arranco el movimiento obrero y popular a los sectores dominantes. Tal retroceso en la educación, nos ha significado perder el patrimonio científico, tecnológico y cultural que con dedicación, audacia y tremendo compromiso intelectual nos legaron varias generaciones del magisterio y de los académicos, ligados con vocación de servicio público a la docencia y la investigación científico-técnica.

El MIR, está claro y consciente de toda la desfase que se produjo en el plano educativo y cultural de nuestro país, con la imposición a sangre y fuego, del modelo económico vigente y que otorgó a la clase dominante, las comodidades y facilidades para convertir en un negocio y en negociados gran parte del patrimonio y de los espacios públicos que estaban bajo la administración y gestión del Estado. Por lo mismo, y frente al nuevo desafió que se imponen los estudiantes y los trabajadores de la educación, de producir ahora una gran reforma en el sistema, nosotros planteamos lo siguiente:

1. Que dada la correlación desfavorable de fuerzas que hoy está dadaal nivel institucional, pensamos que difícilmente la representación burguesa parlamentaria, va a definir en términos legislativos reformas que establezcan un cambio sustantivo en el sistema educacional chileno. A lo más –creemos- buscarán un “cierto equilibrio” entre la demanda popular por una educación pública-estatal, laica y gratuita, talvezinyectando mayor presupuesto y soslayando por ahora el tema de la des-municipalización, y lo que es la demanda empresarial de una ampliación de la cobertura institucional para la educación privada, respaldada con un gran subsidio estatal, justificando su derecho a existir con la idea de que la competencia estimula la calidad y garantiza la “legítima” “libertad de elección” de los estudiantes.Un claro ejemplo de esta tendencia, es la cínica respuesta del gobierno, de ofrecer una Superintendencia y rebajar la tasa de los créditos con aval del Estado, sin indicar hacia donde se deriva el 4% que rebajan a la tasa del crédito, y toda este ataque de “generosidad” para continuar preservando el lucro en el sistema, haciendo oído sordo a la demanda popular.

2. Que no hay que dar lugar para nuevos engaños. Que la Concertación ya tuvo en sus manos por 20 años la oportunidad de realizar profundas reformas en distintos ámbitos de la vida nacional, pero no tuvo jamás la necesidad ni la voluntad política y social de favorecer los intereses de los trabajadores y el pueblo. Esta falta de identidad política y social con los sectores populares, por el contrario, le llevó como coalición a implementar sin ambigüedades, políticas antidemocráticas y antipopulares. Entre estas podemos señalar la ola de privatizaciones de activos importantes del Estado (mineras, sanitarias, ventas de acciones de eléctricas, externalizaciones de servicios de empresas estatales, etc.), numerosas leyes y reformas a favor del capital monopólico-financiero (Leyes laborales, de pesca, de previsión, salud, etc.), y en el área de la educación les regala al sector privado los créditos con aval del Estado con elevadas tasas de interés.

3. Que la movilización social y la cada vez más clara defensa del principio de gratuidad, el carácter estatal, la condición laica y su nivel de excelencia y calidad, establecen los factores básicos para unificar y dar un sello democrático y popular a la lucha que hoy día encabezan los estudiantes, y que mañana pueda significar hacer retroceder con fuerza la ambición burguesa de mantener el lucro y elitizar aún más la educación para convertirla nuevamente en privilegio exclusivo de las minorías ricas de nuestro país.

4. Que la dinámica de tipo transversal que se ha impuesto con estas movilizaciones y demandas, no constituyen las batallas decisivas de la lucha de clases que ahora se expresa con el problema de la educación. Que debemos entender el actual momento, como un momento de aprendizaje y de acumulación de fuerza. Que la lucha que ahora estamos desplegando, debemos asumirla como una verdadera escuela de desarrollo de la conciencia y que nos sirva para irnos reconstruyendo social y políticamente y rearmándonos en el terreno de las ideas y del proyecto de clase.

5. Que la atmósfera social y política que se ha ido imponiendo con el descontento, sea aprovechada con inteligencia, sabiduría y voluntad unitaria verdadera, para encontrar las formas adecuadas de organización y lucha, que nos posibilite en un corto plazo derrotar la atomización orgánica, la fragmentación social y la dispersión ideológica, que tanto y por tanto tiempo ha favorecido los planes y políticas del enemigo de clase.

6. Que son estas coyunturas las que nos dan la medida exacta de lo que somos y de lo que podemos. Que en estos momentos la honradez, la humildad y el espíritu de sacrificio, se constituyen en verdaderas virtudes y valores revolucionarios, para entender depurados de la soberbia y la arrogancia, que la izquierda revolucionaria estamos obligados a dar un salto cualitativo en cuanto a nuestro papel histórico y a la auto percepción que hasta hoy influye negativamente en nuestras determinaciones tácticas. En términos de estas consideraciones pensamos y afirmamos que la competencia entre los revolucionarios, no sólo es insana sino que suicida.

7. Que si bien es cierto, las movilizaciones han alcanzado un importante y significativo nivel de masividad, no podemos caracterizar el momento como el inicio de un nuevo periodo de alza de los sectores dominados.Son todavíamuy amplios los sectores sociales que se mantienen al margen de los conflictos de clases, franjas aún permeables a la manipulación y al discurso retrógrado y reaccionario, porcentajes minoritarios de estos sectores recién se insertan en la reivindicación economicista en el ámbito laboral y otros en la demanda puntual y focalizada en sus particulares intereses sociales, sin embargo, la mayoría se encuentra ideológicamente desligada y ausente de las contradicciones. No tenemos dudas de que las actuales movilizaciones se inscriben en una etapa de reactivación social creciente, que obedecen al descontento generalizado que produce un modelo económico altamente concentrador de las riquezas y que ha generado una profunda desigualdad social, cuestión que además es bien sabida.Lo anterior indica, que nos encontramos ante contradicciones de clases objetivas y que no tenemos duda, se irán agudizando y creando las condiciones para abrir un nuevo periodo distinto y superior de enfrentamientos, y esto puede asomar perfectamente de manera espontánea y debería preocuparnos.

8. En las actuales condiciones, no podemos estar ausentes, no podemos ser meros espectadores, no podemos situarnos como contempladores activos interpretando los hechos, pero estando lejos de estos. Nuestra tarea es estar inmersos y activos en la lucha del pueblo, al calor de esta lucha establecer las síntesis necesarias y responder con acierto y con criterio de clase a cada uno de los momentos de esta. Existe una responsabilidad común, que cruza transversalmente a todos los revolucionarios: encausar, acumular y organizar esta fuerza para convertirla en el futuro próximo en Poder Popular, para conformar al nuevo sujeto del cambio revolucionario. Esta tarea no la hará el reformismo ni el radicalismo pequeño burgués, ellos ya distraen ahora a los trabajadores y al pueblo, con otros objetivos y propósitos que son verdaderas tentaciones cortoplacistas, pero que pueden ser una verdadera trampa que haga retroceder toda esta etapa de rearme social e ideológico. Nos oponemos por estas razones a los llamados a plebiscitos y a levantar bajo condiciones institucionales totalmente adversas una Asamblea Constituyente. Estamos en contra de que se convoque a los sectores sociales a jugar su suerte en espacios donde a todas luces el rayado de cancha lo ha hecho nuestro enemigo de clase; estos definitivamente, no son los caminos que deben recorrer los trabajadores y el pueblo.

9. Que en las actuales condiciones de atomización y dispersión en que nos encontramos los revolucionarios, es bueno preguntarse: ¿Cómo encausaremos la reactivación social que hoy día se está desarrollando? ¿Cómo canalizaremos las demandas sociales que se están levantando? ¿Cómo daremos curso y con qué grado de éxito al proceso de acumulación que se debe asumir? ¿Cómo los revolucionarios nos presentaremos ante las masas para acompañar su marcha y contribuir al desarrollo de una alternativa democrático-popular e independiente?

10. Frente a las actuales circunstancias, los cientos de colectivos, o partidos, o frentes, ¿nos debemos disputar la fuerza social hoy día movilizada? ¿Debemos acaso, competir como en el mercado capitalista, con ofertas o buenos precios, para encantar e integrar en nuestras capillas políticas al pueblo movilizado? O derechamente abordamos con madurez y altura de miras el problema de la unidad y nos transformamos los revolucionarios en una franja ejemplar, capaz de conducir y orientar los rumbos de la clase obrera y el pueblo en nuestro país.

Aún cuando se nos diga de modo peyorativo que somos “artesanos de la revolución”, no nos sentimos insultados porque hemos ganado capacidad autocrítica, y asumimos humildemente que no somos, ni seremos la vanguardia revolucionaria de nuestra clase. Que a pesar del empeño, del espíritu de entrega y voluntad revolucionaria consecuente de nuestros militantes, no nos invade la arrogancia ni la soberbia, para plantearnos equivocadamente resolver mediante un gesto político audaz, el sitial conductor que por derecho y legitimidad deben ocupar los mejores y más probados hijos del pueblo, y esta tarea mayúscula, los miristas la asumimos como un desafió de honor que debemos conquistar luchando junto a los trabajadores y al pueblo. La Dirección Revolucionaria, que a nuestro juicio define los soportes estratégicos de la lucha de las masas populares; como organización, deberá nacer de una voluntad colectiva, crecer en el seno de la clase como el resultado de ese esfuerzo colectivo, deberá estar en la primera línea de combate, precisamente estimulada por ese ánimo colectivo y solamente con el concurso de la clase obrera, transformada en clase para sí, y como componente central de esta vanguardia, por ser la clase de avanzada, hará posible el triunfo revolucionario. Por lo mismo, insistimos que respecto de esta gran tarea colectiva, nosotros aportamos una pequeña semilla que se suma a la gran siembra de todos y de los muchos compañeros y compañeras que deben estar en esta lucha.

El MIR como un destacamento revolucionario, al igual que otras organizaciones políticas revolucionarias, no ha estado, ni está lejos ni al margen de las luchas de los trabajadores y el pueblo. Hemos caminado y seguiremos caminando junto a los distintos sectores sociales levantando y apoyando sentidamente sus demandas. Por lo mismo, no desconocemos la gran extensión y masividad que ha cobrado el descontento y la protesta, hecho que saludamos orgullosos como partido, reconociendo en ello un esfuerzo y voluntad de cambio que hasta hace poco no se había logrado desplegar. Así y todo, sin ningún afán de subvaloración o menosprecio, estamos convencidos de que la conciencia que existe de las carencias, de los déficit, de las negaciones, de los abusos y robos o saqueos sociales de los ricos y toda la opresión que tienen como correlato para mantenerlas, no se acompaña necesariamente, y pensamos que eso ocurre ahora, de una táctica y estratagema que ayude a resolver con éxito la demanda social. En el terreno ideológico, lamentablemente, las mayorías no visualizan, ni comprenden, ni hacen suyo –todavía- el Poder Popular, como una expresión de fuerza alternativo al poder dominante. Es más, independientemente, de la criminalización de la protesta por parte de los órganos del Estado, la influencia ideológica de la burguesía, pacifismo versus violentismo, se mantiene instalada en la conciencia de amplios sectores, y esta sujeción social, ha producido desde hace años un defensismo paralizador que prejuicio a los sectores dominados en cuanto a las formas de lucha, los condiciona y los suma con facilidad a la condena contra la franja rebelde que desarrolla una lucha rupturista contra el sistema. Esto sin duda tiene que ver, con la percepción que tienen los sectores atrasados en conciencia, acerca del carácter del Estado burgués, y es esta percepción la que motiva a que se propongan mecanismos que hacen que la protesta se encauce por vías absolutamente inconducentes y subordinadas, que termina resultando una equivocada elección o una fracasada negociación con el enemigo de clase.

Decimos que aún “el horno no está para bollos”, que todavía queda mucho trecho que recorrer, que las mayorías si bien comienzan a despertarse, se encuentran aún en un estadio atrasado de conciencia. Sin embargo, se deben asumir tareas y desafíos que apunten precisamente a revertir estos obstáculos. En este sentido, como MIR, insistimos en la necesidad de la Convergencia Revolucionaria para encarar unitariamente el proceso de acumulación ideológica, cuestión que en este momento se constituye en un importantísimo eje de desarrollo de la política revolucionaria. A lo que apuntamos es a homogenizar una línea de acción que, nos permita descubrir las latencias y el verdadero estado de ánimo de los sectores sociales, para definir con exactitud las claves adecuadas y pertinentes de proyección de nuestro discurso agitativo y propagandístico. Unir la decisión y el trabajo para trasmitir y ejercer con los mismos acentos y energía las prioridades programáticas y a la vez desenmascarar y denunciar el oportunismo y los voladores de luces. Pensamos que sin demora, se requiere con urgencia que todas y todos los revolucionarios nos constituyamos en una verdadera columna para la reconstrucción orgánica y el rearme ideológico del Movimiento Obrero y Popular en nuestro país. Podemos constatar la atomización orgánica pero no aceptarla, podemos constatar la fragmentación social pero no aceptarla, podemos constatar la dispersión ideológica pero no aceptarla; estos son fenómenos que expresan la crisis y el empantanamiento de la izquierda y de los revolucionarios y no podemos mantenerlos en el tiempo; en definitiva esta realidad dada, los revolucionarios debemos revertirla y transformarla a favor de las clases explotadas y desposeídas.

La dictadura de los monopolios persiguió, detuvo, encarceló, desapareció y asesino a miles de trabajadores, pobladores, estudiantes y profesionales. Ilegalizó y desarmó las organizaciones obreras y populares. Desmanteló la conciencia de clase que costó años armarla como un preciado baluarte cultural, valórico y moral. Junto a todos estos crímenes de lesa humanidad, sumó otro, también vergonzoso y deleznable, exilió de los colegios y de las universidades a la Inteligencia e invitó a ocupar su lugar al mercado.

La Concertación poco o nada hizo por la justicia y contra la impunidad, realizo reparaciones mezquinas y a medias, de forma consciente y acomedida perfeccionó las instituciones de la dictadura, y como si hubiera hecho lo mejor, ayudo a liquidar la prensa progresista, ofreció generosamente a la derecha dictatorial compartir la tuición del diario “La Nación” y del canal del Estado (TVN) y nada hizo por el retorno de la exiliada Inteligencia.

La Alianza volvió como todo asesino, al lugar del crimen, pero esta vez para instalar grandes negocios, Chile ya lo habían convertido en un escenario donde campeaba a sus anchas, la decadencia y la mediocridad. Pero, en medio de toda esta descomposición, como parte de la reserva moral de nuestro pueblo, se yergue nuevamente la dignidad y la decencia del espíritu popular. ¿Y qué pasa con la Inteligencia?

Cuando los trabajadores, cuando el pueblo, cuando los estudiantes aprendan a mover el mundo; entonces, solo entonces la Inteligencia retornará en gloria y majestad a su morada.

POR UNA SEGUNDA Y VERDADERA GRAN REFORMA DE LA EDUCACIÓN:
UNIDAD DE LOS REVOLUCIONARIOS
UNIDAD DE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO
POR LA ALIANZA OBRERO-ESTUDIANTIL

MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA
MIR de CHILE

Secretariado Nacional

Santiago, Agosto 2011