Intervención de Antonio García, Primer Comandante del ELN, en el Acto de clausura del tercer ciclo de conversaciones con el Gobierno Nacional
La Habana, Cuba. 9 de junio de 2023.
Muchas gracias por acompañarnos en este evento introductorio a un camino importante para la paz de Colombia.
A mí me mandaron a una tarea, que yo digo ahora: coincido con Otty [Patiño], yo creo que es la primera vez que coincidimos ¿no? Me mandaron a agradecer a quienes nos han acompañado durante esos diez años de este proceso de paz que no ha sido fácil, ha sido difícil; pero hoy podemos estar acá para introducirnos ya con hechos más concretos en lo que significa construir una paz para Colombia.
Queremos agradecer muy especialmente a la comunidad internacional y particularmente al pueblo cubano, a su gobierno, a sus autoridades y al presidente Díaz-Canel. Nos sentimos muy agradecidos igualmente con el canciller Bruno Díaz, con la viceministra también, por no haber dejado naufragar el proceso de paz durante cuatro años que fue desconocido por el presidente Duque. Sin ese esfuerzo hubiese sido imposible que hoy estuviésemos acá, eso quiere decir que el esfuerzo principal de este proceso se lo debemos a Cuba.
También queremos agradecer a todos los países garantes y acompañantes, absolutamente a todos. A su generosidad, a la paciencia, sobre todo a aquellos que prestaron su territorio para que sesionaran las dos delegaciones. A Venezuela, que nos permitió iniciar con el beneplácito del presidente Chávez, ahí empezó todo; nos prestaron su territorio al igual que el pueblo ecuatoriano que no está acá pero también hizo su inversión y nos permitió darle continuidad al proceso. A Brasil también nuestro agradecimiento por acogernos allá para sesionar. A Cuba, vuelvo y repito que también ha sido espacio para varios eventos y reuniones. Y recientemente al gobierno mexicano, nuestro agradecimiento.
Si bien Noruega está muy distante, está muy cerca del corazón y de la paz de Colombia. También queremos y deseamos que Chile nos siga acompañando y que ojalá se pueda vincular más y de manera creativa.
También tenemos que agradecer la labor de la Conferencia Episcopal, de la Iglesia Católica, de la Iglesia del Papa Francisco con quien nos identificamos y compartimos los principios del humanismo cristiano.
No podemos dejar de mencionar a la ONU que nos sigue recordando que el mundo requiere una democracia global, universal y que llama a la reflexión hoy por las guerras que persisten en el mundo.
También queremos agradecer al gobierno colombiano, al presidente Petro, al ministro Leyva, a la Delegación del Gobierno colombiano por haber permitido darle continuidad a este proceso. De este proceso podíamos decir que estaba en incertidumbre hasta que el clamor de país con sus protestas, con sus exigencias, con la expectativa del cambio, se encontró con esa posibilidad de hacer real las expectativas del cambio y con que este gobierno puede ser una oportunidad para que Colombia cambie.
También quiero agradecer a la Delegación del ELN. Al comandante Pablo, al comandante Aureliano, al comandante Nicolás que está aquí, a todos y cada uno de los compañeros y compañeras que han sabido representar al Ejército de Liberación Nacional. En ellos está todo, absolutamente todo el Ejército de Liberación Nacional. No se coman los cuentos, de los que pretenden hacernos creer, que estamos divididos; somos una sola voz y representamos la rebeldía armada del pueblo colombiano.
¿Qué significa la rebeldía armada del pueblo colombiano? La rebeldía es no aceptar la intolerancia, no aceptar el poder abusivo; pero además la humildad y la sencillez para caminar con la voz de los pobres, con la voz de los desposeídos. El ser rebelde quiere decir que el Ejército de Liberación Nacional es una parte de la sociedad colombiana, no somos 3 o 4 personas, nosotros somos una parte de la sociedad que recibió una misión; esa misión es hacer escuchar la voz de la sociedad excluida, perseguida, olvidada y marginada. Esa misión la tendremos que entregar cuando la sociedad colombiana hable y se exprese y su mandato sea recogido por las expectativas de cambio que deben representar los nuevos gobiernos que quieren abrir un camino para una Colombia distinta.
El presidente Petro hace unos días nos recordaba, (incluso ahora cuando escuchábamos al presidente Díaz-Canel se hablaba de la literatura cubana), cómo iniciaba la novela La Vorágine escrita en la década de los veinte del siglo pasado, de José Eustaquio Rivera, publicada en 1924. Decía la introducción: “antes que me hubiese enamorado de mujer alguna, jugué mi corazón a azar y me lo ganó la violencia”. No nos lo ganó, nos lo robaron; el corazón siempre ha estado robado y este tiene que ser un encuentro para identificar dónde está el verdadero corazón de la sociedad colombiana. En sus gentes, en su vida, en su vida digna. Este proceso tiene que entregarle nuevamente la dignidad al pueblo colombiano. Esa es la primera tarea que tenemos.
También hablando de narrativas, en esa misma década de los años veinte, de grandes protestas obreras, petroleras, portuarias, bananeras, de los pueblos indígenas de Manuela Quintín Lame, de las comunidades negras. Los estudiantes y los jóvenes protestando que llevaron su voz hasta la lucha de las bananeras, esa voz que fue acallada allá y que magistralmente el Gabo logró recoger en los cien años de soledad y de olvido.
Esa novela también tiene un inicio de un antes y un hubiese … en uno de sus párrafos dice el Gabo: “antes que se hubieran inventado las palabras, las cosas no tenían nombre y debíamos mostrarlas con la mano”. ¿Qué está diciendo el Gabo ahí, sino que las palabras también han sido robadas, no solo el corazón? Y tenemos que ir al encuentro de esas palabras, que la sociedad se exprese, que se le escuche, que sus expectativas de cambio no sean reprimidas y que se le dé el verdadero valor que tiene la palabra.
Este proceso de paz va al encuentro de ese corazón y de esas palabras. Qué quiere decir: vida digna para los colombianos, el corazón es la vida de las gentes y saber escuchar la voz que quiere el cambio, que quiere las transformaciones. El diseño de ese proceso de solución política es rescatar el corazón y rescatar la voz a través de la participación de la sociedad para materializar los cambios.
Queremos que el corazón de este proceso de paz sea la participación de la sociedad. Que se le escuche, que iniciemos un ejercicio de sociedad dialogante y que, en ese ejercicio de diálogo, de debate, de propuestas constructivas podamos construir un Acuerdo Nacional que recoja la diversidad de Colombia y que ese Acuerdo Nacional sea la agenda del cambio. Que este gobierno retome esa agenda y también se sienta apoyado por esa voz y que entre todos podamos empujar los cambios que requiere Colombia.
Tenemos mucha confianza en los acuerdos que se han firmado. El presidente Petro decía: “voy a Cuba a firmar un papel”, yo también vine a firmar un papel. Somos totalmente conscientes de que aún no hemos firmado acuerdos sustanciales, tan solamente hemos firmado acuerdos de procedimientos que nos van a permitir avanzar en la construcción de acuerdos sustanciales para que Colombia cambie. Pero no podemos volver a repetir las viejas historias, llevamos muchos procesos supuestamente de paz que solo han terminado con la desmovilización y el desarme y las cosas siguen igual.
Alguien decía que el proceso de paz de Colombia es muy particular, muy extraño, porque las guerrillas se desmovilizan y siguen los presos políticos. Ahí están miles de presos políticos, ese es el mejor testimonio de que hay un problema en la sociedad colombiana, que no se escucha, que no recoge su clamor y que se judicializa la protesta social, se persigue, se margina, se excluye y se mata. Este proceso de paz tiene que ser distinto, queremos ver realmente los cambios, la voz del ELN será la voz de la sociedad; no serán acuerdos entre el gobierno y el ELN; no, serán acuerdos que la misma sociedad construirá con la participación de todos.
Queremos entonces iniciarnos en este proceso dándole la voz a la sociedad en un ejercicio de participación y haciendo un intento de retirar la violencia para que la voz se pueda escuchar más. Ese es el mensaje que transmite el acuerdo. Son dos puntos: uno que dice alistamiento para la participación de la sociedad y el segundo acuerdo sobre alistamientos para un cese al fuego bilateral que empezará gradualmente y que se puede seguir haciendo creciente en la medida que también la sociedad vaya encontrando identidades con esta búsqueda de paz.