República Mexicana, 10 de abril de 1997

ANIVERSARIO MUERTE DE ZAPATA.


COMUNICADO INSURGENTE


A LOS TRABAJADORES DEL CAMPO.
A NUESTROS HERMANOS INDIGENAS.
AL PUEBLO DE MEXICO.

México no puede, jamás podrá enterrar a sus muertos en el olvido, porque nuestros muertos viven, nos llaman, nos reúnen todavía. Vive Don Emiliano, el mero jefe Zapata, nuestro General. Vive también en millones de mexicanos que a principios de siglo combatieron hasta la muerte contra la opresión, la injusticia y el olvido. Viven todos los mexicanos que después cayeron, que quedaron en la raya, que no se rajaron, luchando cada cual a su manera: en la protesta social, la militancia política, la movilización, la lucha reivindicativa o el enfrentamiento armado. Ellos viven y no morirán. Ustedes y nosotros, todos juntos no dejemos, no permitamos que mueran.

No dejemos perecer los ideales de Zapata, su lucha, su programa; los ideales y la lucha de todos, el programa y la lucha de ustedes, los trabajadores del campo, los marginados de siempre. Nosotros, los combatientes del EPR, no dejaremos de respaldar su movimiento que es también el nuestro, menos ahora que los dueños del dinero, los grandes oligarcas, globalizan y elevan a su máxima potencia el saqueo, la desigualdad extrema, la injusticia, la miseria y el autoritarismo en el mundo entero. Tampoco dejaremos de desarrollar la propaganda ni la autodefensa armada revolucionaria, menos ahora que las guardias blancas son entrenadas en forma intensiva por el Ejército federal y cuerpos policiacos, para hacer de ellas, grupos paramilitares y escuadrones de la muerte, que golpean, que se ensañan contra toda manifestación de dignidad y descontento, en un intento por cerrarle el paso al movimiento insurgente, popular y revolucionario, al movimiento democrático que formamos todos.

Pese a la creciente represión gubernamental, ustedes han mantenido viva la soberanía popular y no han dejado que se extinga, no han dejado que perezca porque la ejercen, la recuperan, anulando, superando paso a paso, resistiendo con dignidad y rebeldía el estado actual de dominación, de discriminación y de injusticia. Así, el pueblo organizado asume el ejercicio de la voluntad soberana no como un ideal, no como una demanda, tampoco como un modelo a implantar, sino como una fuerza, como un movimiento real concretado en la gradual emancipación de la voluntad popular sometida y dominada por el mal gobierno y los señores del dinero. Así entendemos nosotros el actual proceso de recuperación y restablecimiento de la soberanía popular; así creemos necesario entender la lucha democrática revolucionaria de todo el pueblo.

Por ello, la lucha de los pueblos indios por su autonomía y por el respeto a sus derechos y cultura; la tierra, el agua, el aire, el subsuelo que las comunidades preservan y defienden contra los salvajes consorcios transnacionales; el valor no remunerado del trabajo que las comunidades campesinas resuelven al darle destino colectivo al excedente productivo; la resistencia civil, la organización y la autodefensa popular; las calles y plazas disputadas y ganadas a las huestes gobiernistas; el sufragio efectivo, libre y soberano, bajo la garantía de los barrios, colonias y pueblos organizados; el municipio, el distrito y el espacio parlamentario conquistados; la lucha contra el corporativismo y por la independencia sindical; la plusvalía recuperada; los nuevos movimientos sociales contra el despojo y la usura bancaria; la defensa de la autonomía universitaria; el trabajo intelectual comprometido con las causas populares; el profesionalismo periodístico y los presos políticos reclamados y liberados entre otras manifestaciones de la actividad y de la voluntad de los diversos sectores sociales y agrupamientos políticos actuantes, restituyen la soberanía popular en cada una de las esferas de la vida nacional y oponen al estado policiaco-militar alternativas reales de poder popular, a la par que organizan y construyen la fuerza social e historia capaz de llevar adelante las profundas transformaciones democráticas que la nación requiere.

Ustedes saben, porque lo viven diariamente, que a todo esto el mal gobierno responde con mayor militarización, al mismo tiempo que incrementa la represión contra todo el pueblo. Los datos, la estadística, la verdad irrefutable de los hechos demuestran, día con día, las mentiras del gobierno.

En el contexto de la guerra de baja intensidad, de una guerra psicológica y de una guerra sucia, el gobierno neoliberal persiste en su empeño de proteger a toda costa los intereses de un puñado de oligarcas nacionales y extranjeros. Por eso, en Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Hidalgo y otras entidades del país, el ejército federal, los cuerpos policiacos y los grupos paramilitares agreden, persiguen, secuestran, torturan, desaparecen, encarcelan, asesinan y arremeten contra el pueblo. Su tarea: sembrar el terror. Su objetivo: el aniquilamiento del movimiento insurgente, popular y revolucionario y el quebrantamiento de la voluntad popular.

No obstante, mientras persista el empecinamiento gubernamental de imponer una salida policiaca militar al conflicto armado interno; mientras persista la simulación, el engaño y la determinación oficial de no reconocer los acuerdos de San Andrés, que hoy constituyen sentida demanda y justo reclamo nacional; mientras persista la criminalización de la protesta social y el tratamiento de guerra dado por el gobierno al movimiento popular; mientras persista el fraude y la manipulación del voto que impiden el ejercicio pleno de elecciones libres, democráticas y ciudadanas; mientras persista el hambre, la miseria, el despojo, la opresión y el crimen como forma de gobierno, persistirá también la rebeldía popular y la lucha democrática revolucionaria por el restablecimiento del ejercicio pleno de la soberanía popular y del respeto a los derechos humanos.

Compañeros, con el deseo y la esperanza de que este mensaje, este grito de rebeldía, este derecho negado, perseguido y acosado por el mal gobierno, llegue a ustedes, les decimos: México, su pueblo, nosotros, a tres años del nuevo siglo, del nuevo milenio, seguimos y seguiremos luchando por una República libre y soberana que garantice: ¡Tierra y Libertad!, ¡Democracia plena! ¡Justicia social! para todos los mexicanos. Hermanos: este día, en esta plaza, la de la Constitución, nuestros muertos, nuestros héroes y nuestros mártires de todos los tiempos, ¡viven!, ¡están aquí!, en este momento. Ellos son voluntad, convicción y fundamento. Honremos su presencia y su memoria. ¡LUCHEMOS TODOS, UNIDOS!


¡POR LA VIA DEMOCRATICA REVOLUCIONARIA,
TODO EL PUEBLO AL PODER!
¡POR LA REPUBLICA DEMOCRATICA POPULAR,
EL PUEBLO UNIDO TRIUNFARA!

Fraternalmente

PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR
COMANDANCIA GENERAL DEL EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO CG-EPR


República Mexicana, 10 de abril de 1997.