Te voy a contar una pasada. Fragmentos de una guerra popular

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Autor
Miguel Hernández Arias
Contenido
TE VOY A CONTAR UNA PASADA.
 FRAGMENTOS DE UNA GUERRA POPULAR
 
 Presentación.
 
 A lo largo de la guerra que se vivió en El Salvador, de 1981 a 1992, del lado de la insurgencia, los hombres y mujeres cotidianos, fueron autores o testigos de muchos hechos que expresan con diferente claridad o en distinto grado, la esencia de esta lucha, las diferentes etapas por las que fueron pasando, las dificultades que enfrentaron, las formas de su lucha, sus sentimientos, sus aspiraciones, sus objetivos, sus aciertos, sus errores.
 
 Todos los días en diferentes lugares y momentos había tiempo y razón para escuchar los diversos relatos que comúnmente llamados “pasadas”, expresaban las vivencias de diferentes compañeros. A la hora de comer, de bañarse, de compartir un café, antes de dormir, escondidos en el monte, en la espera del enemigo, durante los altos de las caminatas, todos los días.
 
 Brotaban por aquí, por allá, por todos lados, con muchos contenidos.
 
 Espontáneamente, surgía de la boca de cualquier compañero, “te voy a contar una pasada”. Así, la vida y la lucha se fueron transmitiendo, recreándose en las palabras y en el pensamiento, conservándose, rescatándose del olvido, reviviendo.
 
 Escribir estos relatos fue inicialmente el esfuerzo de contar a otros compañeros lo que ellos no vivieron, lo que no vieron. Transmitirles el pasado, su historia reciente, la de sus padres o sus hermanos, a los más jóvenes, a los que recién llegaban a los campamentos guerrilleros desde los refugios de masas, a incorporarse a las distintas unidades guerrilleras. Para que aprendieran rápido y así tuvieran más posibilidades de sobrevivir.
 
 También fue parte del esfuerzo del trabajo de educación de un comisario político y un pequeño grano de arena en la labor de una escuela para adolescentes y jóvenes en Patamera, Chalatenango, a principios de 1987.
 
 Pasaron de mano en mano, se leyeron individual o colectivamente hasta que en poco tiempo, las circunstancias y condiciones del monte, los destruyeron.
 
 Años después, en un segundo momento, fue un esfuerzo de transmitir a otros, fuera de las fronteras salvadoreñas, estas vivencias.
 
 Ocho años después, fue la voluntad de responder a las interrogantes de unos adolescentes, de lo que fue esta guerra, hablarles de la estatura humana de los desposeídos, de un pueblo, el salvadoreño. El polvo del tiempo, ha disminuido la cantidad y la riqueza de los relatos, pero aquí están algunos pasando lista de presentes a los caídos, a los que siguen buscando un mundo con justicia social, a los desconocidos, a los olvidados.
 
 Todos son hechos reales, en algunos se juntan diferentes situaciones y personajes, tratando de ser fiel a la objetividad.
 
 Asomarse a estas “pasadas” también es mirar los dos polos, distantes, opuestos en que se puede llegar a presentar el ser humano en una guerra, sin reducirlo a esto, y teniendo en cuenta los diferentes matices que pueden existir.
 
 Por un lado la crueldad, la actitud inhumana y por el otro la generosidad de la solidaridad humana.
 
 Miguel Hernández Arias.
 Diciembre, 2000.