Fénix

Cenizas de una operación estadounidense que no renació

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Autor
Miguel Hernández Arias
Contenido
FÉNIX. CENIZAS DE UNA OPERACIÓN ESTADOUNIDENSE QUE NO RENACIÓ
 
 MIGUEL HERNÁNDEZ ARIAS
 
 PRESENTACIÓN
 
 Otra vez los imperialistas Yanquis armando, entrenando, dirigiendo, combatiendo, asesinando, ensangrentando para tratar de destruir el espíritu de libertad de un pueblo.
 
 Como en otros países del mundo y de nuestra América, en el turno del más pequeño del continente, en nuestro pulgarcito, en El Salvador, también vinieron los estadounidenses a meter sus manos, y hasta sus patas, para mantener en el poder a la explotadora y sanguinaria oligarquía salvadoreña.
 
 Una vez más como en otros lados y momentos, desde lo más profundo de los pueblos, de este pueblo, el Guanaco, se levantaron generosos hombres y mujeres comunes y anónimos, vestidos de dignidad, a resistir, a luchar, a dar su sudor, su sangre, su cuerpo y hasta su vida.
 
 Entre enero de 1981 y fines de 1991, cientos de operativos contrainsurgentes de diferente o igual tipo y magnitud, fueron impulsados por los asesores norteamericanos, los dos primeros años queriendo esconderlos tras la careta de los asesores argentinos, después abiertamente por ellos.
 
 Desde la conducción de su vanguardia, el FMLN, las respuestas populares se fueron dando. Una tras otra en miles de combates militares, políticos, ideológicos, propagandísticos y morales las acciones de contrainsurgencia fueron enfrentadas.
 
 Uno de estos operativos la “Operación Fénix” fue, según los asesores estadounidenses, el más importante de todos. Tomando el nombre de una operación que realizaron en Vietnam, iniciaron en enero de 1986, este esfuerzo contrainsurgente en el frente de Guazapa. Buscaban arrebatar a la insurgencia salvadoreña el control del frente de guerra más cercano a la capital. Para ello se plantearon aniquilar en combates frontales, unidades de fuerzas móviles estratégicas, obligando a huir y replegarse a los territorios fronterizos con Honduras, a los sobrevivientes, a los cuales tratarían de aniquilar en esfuerzos posteriores.
 
 Al mismo tiempo se proponían adelantar el cinturón de defensa de sus posiciones en la capital y prevenir que desde esta posición insurgente se impulsaran futuros ataques y ofensivas político-militares hacia San Salvador.
 
 Anónimos y dignos salvadoreños desde las unidades de combate de sus cinco organizaciones levantaron su voz y sus fusiles para enfrentar y finalmente derrotar este esfuerzo.
 
 Este testimonio es un pequeño homenaje a los que entonces y después murieron. Es un esfuerzo para que el polvo del olvido no borre sus vidas de la memoria colectiva de los pueblos.
 
 Mirar hacia esta Operación Fénix permite a los que en cualquier parte del mundo luchan contra la opresión y explotación norteamericana, conocer un poco más de su actual política de contrainsurgencia, la guerra de baja intensidad.
 
 También es un reconocimiento a los que siguen siendo dignos y desde la historia más lejana o más reciente siguen gritando con Efraín Huerta y Roque Dalton ¡Perros mil veces perros! …seguimos estando a la izquierda del corazón. Debidamente condenados como herejes…
 
 Miguel Hernández Arias