Críticas al libro "Mi Amigo el Che"
Biblioteca
Fondos bibliográficos
Autor
Frontini, Norberto A.
ISBN
--
Localizador
Bib-01/1
Núm. Páginas
64 pp.
Datos de Edición
Buenos Aires: Editoria América Latina, 1968.
Contenido
Norberto A. Frontini ha publicado hace años un excelente libro, "Enfermería cárcel Villa Devoto", producto de sus observaciones de preso político. De ese libro recordamos algunos capítulos magistrales, uno de ellos el que se refiere a la muerte en la enfermería del pintor Burgoa Videla, único testimonio que queda de los últimos días de vida del gran bohemio. Otro libro importante suyo hecho en colaboración con María Rosa Oliver, es "Lo que sabemos hablamos", testimonio sobre China, también producto de las observaciones que hicieron ambos escritores en un viaje a la gran nación asiática.
Este de ahora es, simplemente, una acusación contra alguien que utilizó el ligero conocimiento de una gran personalidad de nuestra época haciendo al paso aseveraciones gratuitas referentes a sucesos argentinos. Es curioso el destino de Norberto A. Frontini. Una de las personalidades más aptas para los estudios sobre arte, poseedor de una gran sensibilidad artística, conocedor como muy pocos en Sudamérica quizás, de los más avanzados procesos artísticos de la Europa del 20 al 30, amigo de algunos de sus protagonistas, corresponsal de muchas grandes personalidades europeas y americanas, desde Romain Rolland hasta Unamuno, Bergamin o Mario de Andrade, desvió esas aptitudes hacia la política donde alcanzó prestigio opositor, por decirlo de alguna manera, a través de numerosos artículos y ensayos publicados en diversos periódicos.
Por el año 30, cuando apenas nadie los conocía en Buenos Aires, Frontini era un devoto de Paul Klee y de Alfred Jarry, descubiertos en la Argentina, para la generalidad de los que ahora tienen alrededor de cincuenta años, después de la última guerra. Para muchos, Alfred Jarry es un descubrimiento de ahora mismo o del año pasado.
LUIS SEOANE
Este de ahora es, simplemente, una acusación contra alguien que utilizó el ligero conocimiento de una gran personalidad de nuestra época haciendo al paso aseveraciones gratuitas referentes a sucesos argentinos. Es curioso el destino de Norberto A. Frontini. Una de las personalidades más aptas para los estudios sobre arte, poseedor de una gran sensibilidad artística, conocedor como muy pocos en Sudamérica quizás, de los más avanzados procesos artísticos de la Europa del 20 al 30, amigo de algunos de sus protagonistas, corresponsal de muchas grandes personalidades europeas y americanas, desde Romain Rolland hasta Unamuno, Bergamin o Mario de Andrade, desvió esas aptitudes hacia la política donde alcanzó prestigio opositor, por decirlo de alguna manera, a través de numerosos artículos y ensayos publicados en diversos periódicos.
Por el año 30, cuando apenas nadie los conocía en Buenos Aires, Frontini era un devoto de Paul Klee y de Alfred Jarry, descubiertos en la Argentina, para la generalidad de los que ahora tienen alrededor de cincuenta años, después de la última guerra. Para muchos, Alfred Jarry es un descubrimiento de ahora mismo o del año pasado.
LUIS SEOANE