Chiapas

El 1 de enero de 1994 irrumpieron bruscamente en el escenario mexicano, los indígenas de Chiapas, encabezados por el subcomandante Marcos, todos miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Fue una rebelión "étnica" de consecuencias aun imprevisibles, porque a pesar de los seis años transcurridos, nada está cerrado.

Los zapatistas surgieron el mismo día que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Canadá, Estados Unidos y México. Esta sana aspiración de México chocó frontalmente con un sector de la población hasta entonces marginada, a la que no se le ha tomado en cuenta a lo largo de la historia. Y la cuestión, para muchos, es tan simple como complicada: hacer que México concilie sus legítimos valores tradicionales, de un mundo como el indígena, su alma mater, con las aspiraciones indiscutibles de un futuro mejor, tolerante y democrático, basadas en el progreso del siglo XX, y ahora, del XXI.

La de Chiapas no es y tal vez no será, la última de las rebeliones armadas campesinas o indígenas, si no se resuelven las contradictorias condiciones de desarrollo en un país como México, en el que las desigualdades sociales son lacerantes. Las reivindicaciones básicas del EZLN se concretaron en una lucha por el trabajo, la tierra, el techo, la alimentación, la salud, la educación, la independencia, la libertad, la democracia, la justicia y la paz.

Chiapas. México desconocido es una obra que esboza distintos ángulos de algo más complejo que una crisis aparentemente coyuntural a finales del siglo XX, en la que aparecen como actores principales algunas de las 56 etnias de México. La rebelión zapatista no es un problema de Chiapas, sino de un México que, a partir de la rebelión indígena armada, se plantea, con el aporte de otros sectores y otros elementos -crisis del sistema político tradicional, pluralismo político, empobrecimiento de la "clase media"- su futuro inmediato, la construcción de una democracia sin adjetivos.