Ensayos revolucionarios del Perú

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Fondos bibliográficos
Autor
Molina, Alfonso [compilador]
ISBN
--
Localizador
Bib-01/3
Núm. Páginas
220 pp.
Datos de Edición
Lima: Ediciones Peisa, 1969?
Contenido
Los cinco ensayos que aparecen en, esta primera entrega de "Ensayos Revolucionarios del Perú" corresponden a nombres ilustres del pensamiento peruano: González Prada, Encinas, Luis Valcárcel, Mariátegui y Porras Barrenechea: Nombres en cierto modo dispares, por la procedencia disímil y la diversa ideología que anima sus obras pero que resultan unidos por el empeño acucioso de escudriñar nuestra realidad y mostrar sus esencias actuales o aquellas que debieran ser.

Podría tal vez discutirse si estos ensayos forman un todo orgánico, habida cuenta de los criterios varios que presiden las obras de cada autor, y pensarse que tal vez habría sido preferible seleccionar textos escritos bajo el mismo signo ideológico. Pero consideramos que si ello puede ser útil desde otros puntos de vista —por ejemplo, el deseo de presentar sistemáticamente una corriente de pensamiento en el Perú—, en este caso la decisión es correcta, pues reúne una amplia gama de autores y de doctrinas.

Esto no sólo implica objetividad en, la Antología, al admitir ensayos serios de todos los matices, sino que nos revela que en el país el amor a su realidad más profunda y la capacidad de avizorarla con mirada teórica se encuentra en muy diferentes sectores de opinión, contra los que creen que la verdad es patrimonio de un solo tipo de ideología o de una sola bandería política.

Los ensayos que siguen, si se leen con mirada atenta, tocan temas que se interrelacionan. Hay en el Perú una estructura social y cultural y una estructura económica, que vienen desde el pasado, que reciben el impacto de Occidente, a través de España, y que se modifican parcialmente en los albores de la Emancipación y durante la República, parece ser el mensaje de Mariátegui. En este cuadro, la economía nacional se acomodó totalmente a los intereses de clase y se unció al gran capitalismo exterior, constituyéndose en una economía dependiente. Con agudeza anota Mariátegui que "contra el sentido de la emancipación republicana, se ha encargado al espíritu del feudo —antitesis y negación del espíritu del burgo— la creación de una economía capitalista".

Y no obstante estas fallas o distorsiones en el orden económico, el proceso de nuestra historia registra resplandores de los altos propósitos que animaron el quehacer histórico de los peruanos: la búsqueda de la justicia y de un orden más humano, presente en la gesta heroica de Túpac Amaru, tal como la describe Luis E. Valcárcel; y la persistente lucha por elevar la dignidad de los hombres que habitamos este entrañable país, que llevó a Sánchez Garrían —como lo muestra la pluma admirable de Porras Barrenechea— a dar la batalla caudalosa por la organización republicana: no fue ésta una mera pugna por regímenes administrativos opuestos, sino un sondeo profundo en el espíritu humano y la convicción de que seriamos más dignos dentro de una forma de gobierno que distribuye la responsabilidad y la alienta.

Ese mismo anhelo de dignidad está presente en las páginas del maestro José Antonio Encinas. Esta cultura que deseamos para los peruanos —parece decirnos en su ensayo— y el sentido de libertad y responsabilidad deben y pueden ser generados, desde otro ángulo, por ti maestro, el cual, por lo mismo, debe poseer la más alta preparación posible, pues "el más alto cargo que un ciudadano puede desempeñar en una democracia ex el de maestro de escuela".

González Prada —en las páginas que el antólogo reproduce—, recuerda que los grandes cambios de la historia son siempre profundos; que estos cambios son siempre revolucionarios, y que muchas veces van acompañados de violencia, tanto más grande cuanto los usufructuarios de los bienes de la cultura han permanecido más sordos a los anhelos de modificación social.

Conceptuamos que los ensayos que siguen deben leerse, además, con un grano de sal histórica, entendiendo las respectivas posiciones de los autores y el marco de las influencias intelectuales que los rodearon. Hay transparentes en las páginas que vienen a continuación, el sentido fuertemente positivista de González Prada, en tendencia anárquica de los últimos años, el anticlericalismo y aún antireligiosidad de Encinas, tendencias en las cuales Mariátegui, no obstante su posición marxista, es más objetivo. Pero entendemos que debe buscarse en los ensayos que siguen, lo positivo y lo que hay de certero, antes que la envoltura muchas veces condicionada por la época.

Y es ese, pensamos, el propósito de esta Antología: ofrecer los análisis de notables pensadores, para que apreciemos que ha existido en nuestro país la capacidad de analizar nuestros problemas y de hallar los hilos esenciales de su trama.

Lima, 4 de noviembre de 1969.
WALTER PEÑA LOZA