Los precursores de la liberación nacional y social en América Latina

De Martí, Ugarte y Sandino a Recabarren, Mariátegui y Mella

Biblioteca
Fondos bibliográficos
Autor
Vitale, Luis
ISBN
--
Localizador
Bib-01/3
Núm. Páginas
216 pp.
Datos de Edición
Buenos Aires: Ediciones Al Frente, 1987.
Contenido
La aspiración a la unidad de América Latina -único subcontinente que tiene una tradición de lucha común- se fue gestando desde las formaciones sociales aborígenes, inca y azteca, consolidándose, contradictoriamente, durante la Colonia, hasta que se expresó tangiblemente en la revolución separatista anticolonial. Problemas similares de opresión y dependencia, estructura social, tradición e idioma comunes condujeron a los criollos y mestizos a concebir la independencia política con un criterio continental. Por eso, Francisco Miranda agrupó a los revolucionarios en la "Gran Reunión Americana" y diseñó el primer plan de unidad de la "Colombeia", es decir del continente conocido por Cristóforo Colombo. Anhelos similares expresaron durante las guerras de la Independencia Mariano Moreno, José Miguel Carrera, José de San Martín, Bernardo Monteagudo, José Artigas, José Cecilio del Valle, Francisco Morazán y otros anticolonialistas, desde Méjico hasta la Patagonia. 

Simón Bolívar fue sin duda el hombre que llevó a la más alta expresión de su tiempo la praxis de la unidad latinoamericana. Su proyecto de Confederación de Repúblicas Latinoamericanas no tiene precedentes en la historia universal, ya que los anteriores intentos de unificar regiones se hicieron sobre la base de la conquista y sometimiento de pueblos, como son los casos de los imperios de la antigüedad asiática y africana, el grecorromano, el musulmán, el otomano y los europeos de la época moderna. En cambio, Bolívar trató de llevar a la práctica la unidad de pueblos del mismo origen, lengua, costumbres y tradición histórica comunes, sobre la base de acuerdos voluntarios, respetando la existencia de los Estados surgidos de la independencia. Su proyecto de unidad no era artificial ni impuesto, sino basado en la historia común de los pueblos indo-afro-latinos, unidos por un "pacto implícito" -como solía decir- de quienes luchaban contra el colonialismo español y portugués. Era una unidad, "un pacto americano", por encima de los gobernantes de turno y de las coyunturas políticas. Era un proyecto histórico, estratégico.

No obstante el fracaso del Congreso de Panamá (1825) -saboteado por aquellos que antepusieron sus mezquinos intereses parroquiales y por las potencias europeas y los Estados Unidos que estimularon la división o "balcanización" de nuestra América -las aspiraciones de unidad se mantuvieron en el corazón de los pueblos latinoamericanos.

Resurgieron con Esteban Echeverría, Francisco Bilbao, Juan Bautista Alberdi, Felipe Varela y la Unión Americana de 1864, promovida por Benjamín Vicuña Mackenna. Este ideario latinoamericanista no tenía obviamente todavía un carácter antiimperialista por cuanto el capitalismo no había accedido a esa "fase superior" de desarrollo. El pensamiento y la acción nacional-antiimperialista recién emergerá con vigor a .fines del siglo XIX y principios del XX, casi al mismo tiempo que la conciencia de clase anticapitalista con la consolidación del moderno proletariado y la divulgación de las ideas de los precursores del marxismo latinoamericano .

En rigor, el debate teórico-práctico contemporáneo entre los partidarios de la liberación nacional solamente y los que postulan que ésta sólo se logrará en la medida que se combine indisolublemente con las tareas anticapitalistas, ya estaba configurado con nitidez en la década de 1920, temática que constituye la columna vertebral de este ensayo.