Mi guerra

Las tres décadas que comprendieron los años setenta, ochentas y noventas del siglo veinte, se constituyeron en la coyuntura y gesta de lucha más prolongada de la historia del pueblo salvadoreño. En esa coyuntura de acción, que van desde la sectorial, electoral, social, armada clandestina, hasta la guerra revolucionaria. En cada década y forma de lucha participaron decenas de miles de salvadoreños, destacándose en todas la participación de los jóvenes que dieron dinamismo, energía y carácter revolucionario a las acciones. Muchos de los que participaron sufrieron cárcel, tortura, exilio, fueron lesionados, quedaron lisiados, perdieron su vida o la de algún ser querido. Ese fue el costo que tuvieron que pagar por perseguir el sueño de construir una sociedad más justa y un mejor País.

No obstante, por muy maduras que pudieron haber estado las condiciones para desarrollar esa gesta heroica (según la visión clásica marxista leninista), la misma no hubiera sido posible si no se hubiese contado en cada momento con la valiente decisión de sectores sociales y de generaciones enteras que se involucraron y fueron protagonistas directos de todos los sucesos que se fueron dando. Pero más que las decisiones de segmentos sociales en su conjunto, la acción determinante fue la decisión individual que cada uno fue tomando, de involucrarse de manera directa, consciente y voluntariamente al proceso, lo mismo que a las formas de lucha que se experimentaban. O sea, pues, esa gesta y esa prolongada coyuntura fueron resultantes de la decisión y acción que cada individuo realizó, por tanto, puede entonces decirse que tal proceso resulto de la suma de todas las luchas y guerras individuales o personales que cada uno libró.