La cercanía del momento electoral impone la necesidad de reafirmar e insistir sobre los aspectos esenciales que hemos venido desarrollando a lo largo de nuestra historia como Movimiento Político: teoría y prácticas políticas alejadas de la ortodoxia que pretende calcar obsesivamente experiencias particulares y aplicarlas mecánicamente a nuestra realidad; pero al mismo tiempo opuestas a tesis que, aparentemente "innovadoras", trasladan al presente el viejo revisionismo anticomunista.
Por ello nuestra acción se ha orientado a la búsqueda de un camino propio, que tomando lo universal de la experiencia revolucionaria, reivindique lo peculiar lo propio de nuestro camino. Cada revolución es en sí su propio modelo. Es la búsqueda que le corresponde hacer a los revolucionarios en cada país y cada periodo concreto.
En el largo camino que dista entre el 23 de enero del 58 y nuestros días, la izquierda venezolana conoce de incontables experiencias, la mayoría de ellas fracasadas por haber partido de concepciones erróneas o modelos ajenos. No hemos estado ausentes de buena parte de esas experiencias y de esos fracasos. Obstinadamente, sin embargo, nos esforzamos en mantener una línea que, alejándose del foquismo aislacionista, sectario y vanguardista, no caiga en brazos del parlamentarismo negador del ejercicio de la lucha de clases, la cual sigue siendo la columna vertebral de la acción revolucionaria consecuente...